1/19/2011
Alza de precios, ¿no hay motivo?
Arturo Damm

Qué cantidad de tonterías se han dicho con relación al aumento en los precios de algunas mercancías, necedades de entre las cuales sobresale ésta: “No hay motivo para el alza de precios”, afirmación que pone de manifiesto la ignorancia de su emisor, ya que siempre hay motivo, ¡sobre todo uno!, para el aumento de los precios.

Pregúntese el lector si no tiene un motivo, ¡sobre todo uno!, para aumentar el precio de la mercancía que ofrece en el mercado, por ejemplo, su trabajo. Usted, ¿no tiene un motivo, ¡sobre todo uno!, para querer ganar un salario o sueldo mayor del que gana? Y si usted pudiera aumentar su salario o sueldo, lo cual supone que quien compra su trabajo esté dispuesto a pagar ese mayor precio por el mismo, ¿no lo haría? Y si está en posibilidades de hacerlo, y lo hace, ¿por qué lo hace? Por un motivo, ¡sobre todo uno! La intención de ganar más, con todo lo que ello supone, desde una mejor satisfacción de las necesidades básicas, pasando por la satisfacción de gustos, deseos y caprichos, hasta llegar a la posibilidad de ahorrar, o de ahorrar más, todo lo cual es posible si el precio de lo que usted ofrece (por ejemplo: su trabajo), aumenta.

¿Existe o no un motivo, desde el punto de vista de los oferentes de bienes y servicios,  para que los precios aumenten? Claro que sí, de tal manera que afirmaciones como la aquí analizada - No hay motivo para el alza de precios -, son una tontería, que pasa por alto uno de los principales axiomas de la acción humana, que siempre se enfrenta al problema de la escasez: el ser humano siempre prefiere más a menos.

Si la afirmación No hay motivo para el alza de precios es una tontería, esta otra, No hay motivo para un alza exagerada de precios, lo es de igual manera, y lo es ya que si el ser humano siempre prefiere más que menos, siempre preferirá más más que menos más. Si yo puedo aumentar el precio de lo que ofrezco diez por ciento, y eso quiere decir que los consumidores están dispuestos a pagar ese mayor precio, ¿me conformaré con incrementarlo sólo un cinco por ciento? Usted lector, ¿qué haría?

Lo anterior viene a cuento porque en la página de la Secretaría de Economía (que muchas veces actúa como si fuera de antieconomía), se lee que la dependencia, y eso quiere decir, antes que otra cosa, el encargado de la misma, “rechaza que existan condiciones para aplicar aumentos desproporcionados”. Si por ello debe entenderse que los consumidores no están dispuestos a pagar mayores precios, la afirmación tiene sentido. Pero si, por el contrario, por ello hay que entender que, del lado de la oferta, no hay condiciones para el alza de precios, la afirmación resulta una tontería, ya que ¿qué oferente, de cualquier mercancía, no quiere venderla a un precio mayor del que lo vende?

El ser humano siempre prefiere más a menos.



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