Ya se sabe que Fox era incorregible en cuanto a dislates verbales, pero lo que cada día sorprende más es que Felipe Calderón, quien es un político experimentado y debe conocer la importancia de las palabras, está incurriendo, un día sí y el otro también, en dislates verbales de antología. Un día defiende los controles de precios -con argumentos que parecen copiados de una perorata de Luis Echeverría o de un sermón de curita de la teología de la liberación- y al día siguiente hace una declaración escalofriante en materia de seguiridad. La copio tal cual del periódico "Milenio": "La visión tradicional que teníamos era que los policías debían vigilar a los ciudadanos, eso sigue siendo cierto pero también es cierto que los ciudadanos debemos vigilar a los policías". Disparate doble: 1. Los policías deben PROTEGER no vigilar a los ciudadanos, estamos en un país libre, no en un Estado policíaco en el que todo ciudadano es sospechoso, y 2. ¿Nuestro deber es vigilar a los policías? Pues qué bonito, ¿qué otra chamba quiere encargarnos el Presidente que hagamos y que el gobierno debería hacer, porque para eso les pagamos? ¿Será que no hay nadie en Los Pinos que cuide las declaraciones del Presidente? o, lo más probable: ¿Será que los encargados son de una incompetencia monumental...?