Según Miguel Ángel Granados Chapa al nuevo arzobispo de Tlanepantla hay que calificarlo de panista porque a su ceremonia de instalación como Arzobispo (o como quiera que se llame eso en la terminología eclesiástica) asistieron, ¡válgame Dios!, cuatro o cinco prominentes panistas (que, o bien viven en esa diócesis, o bien trabajan como funcionarios públicos en asuntos que tienen que ver con las iglesias y las asociaciones religiosas), lo mismo pudieron haber asistido siete vendedores ambulantes o cuatro veterinarios y eso no hace al Arzobispo ni venededor callejero ni médico de animalitos. Pero en fin, el maistro Granados Chapa por su avanzada edad y porque la acaban de regalar otro doctorado horroris causa puede darse el lujo de hacer esas atribuciones desorbitadas. Sólo para ser parejo espero que su columna de mañana se llame: Ratero Perredista, y nos platique de las andanzas del ladrón y contrabadista de gasolina a gran escala amigo de López Obrador y de Jesús Ortega y orgulloso exalcalde perredista de Río Bravo, Tamaulipas. Cuando menos esa atribución sería más exacta y Granados Chapa (no chafa, no sean malosos) se mostraría por una vez en su larga carrera de opinador como un analista imparcial.