¿Qué se hace cuando se tiene información de que habrá una tremenda sequía? Pues se acopia toda el agua que se pueda y si la sequía va para largo, uno toma sus providencias y construye una cisterna con capacidad para almacenar millones de litros (y pone una buena bomba para subir el agua de la cisterna hasta los tinacos y no sufrir por la falta de agua). Pues eso es lo que hicieron la SHCP y el Banco de México apuntándose los primeros a apartar una línea de crédito del FMI (30 mil millones de DEG o Derechos Especiales de Giro, que son como 47 mil millones de dólares) a la que México tiene derecho. Ojo: No aumenta la deuda, sólo se aparta el crédito para que cuando llegue lo peor de la sequía no vaya a ser que el FMI nos diga que ya no tiene dinero para prestar. Hacer ese apartado costó menos de 500 millones de dólares que es lo que se paga de comisión. Y Carstens sabe muy bien de qué tamaño es la sequía mundial de recursos que se avecina, lo dijo en la Convención Bancaria (pero nadie le prestó atención), simplemente en programas de rescate y estímulos y demás los países industrializados se están chupando este año más de seis millones de millones de dólares ("trillions" para los que cuentan en nomenclatura gringa, que no inglesa), ahora súmenle el paquetón acoradado por el G-20 el jueves pasado de un millón de millones y entenderán que otra vez, como en el caso de las coberturas petroleras, Carstens está demostrando que vale su peso en millones de dólares. Previsor y abusadillo.