López Hablador se empeñó, contra viento y marea, contra racionalidad económica y técnica, en costruir los famosos "segundos pisos" del periférico en la capital del país. Tanta era la necedad de López y su obcecación que cuando se cayó, por oposición de los vecinos, el proyecto de hacer una salida del segundo piso hacia calzada de los Leones en la colonia Las Águilas, se optó por cambiar, sobre las rodillas, el proyecto y se forzaron las cosas para que la salida del segundo piso diera una vuelta de menos de 90 grados y desembocara en la avenida Rómulo O´Farril: Las piezas preconstruidas fueron alteradas -lo que deja sin garantía alguna su solidez estructural- y así surgió la "curva de la muerte". El martes pasado dió su primer fruto espectacular, con un muerto y varios heridos graves: Un camión de basura, que nada tenía que hacer ahí, cayó del cielo -ocho metros- y aplastó dos automóviles con todo y ocupantes. El desdichado chofer murió casi de inmediato. Las violaciones a la ley, a los reglamentos y a la más elemental civilidad son incontables en este caso. ¿Y dónde estaba Ebrarrd? Nadie sabe, nadie supo, porque los accidentados eran simples mortales y no súper ricachones amigos del alma, de esos que dieron mucho dinero para la campaña de López Obrador, como Moisés Saba, que en paz descanse.