Asuntos Capitales
En México los ahorros para el retiro son exclusivamente de los trabajadores
“A diferencia del pasado, hoy los recursos en el sistema de ahorro para el retiro son propiedad de cada uno de los trabajadores y no forman parte de los recursos públicos de los que el gobierno o grupos de interés puedan disponer; es decir, cada trabajador sabe cuánto dinero lleva ahorrado para su retiro, que ese dinero es exclusivamente suyo y que nadie que no sea el propio trabajador (o los beneficiarios que él designe en caso de fallecimiento) puede disponer de él, porque está en una cuenta individual a su nombre y no en una gran bolsa común donde puede desaparecer.”
Adolfo Gutiérrez y Lupita Vázquez
LUNES, 6 DE ABRIL DE 2009
En 1997 se reformó la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), modificándose el Sistema de Pensiones de los trabajadores del sector privado afiliados a esta institución. Se pasó de un sistema “tradicional” de reparto (donde los trabajadores activos pagan las pensiones de los jubilados) a un sistema de capitalización individual administrado de manera privada por instituciones financieras y de crédito en México, que garantizarían al trabajador una vez terminada su etapa activa, un capital suficiente para su vida en retiro. En este sistema los trabajadores tienen la libertad de elegir una vez, cada doce meses, a la administradora de fondos para el retiro (AFORE) que se encargará del manejo financiero de sus recursos durante la etapa de acumulación a través de las Sociedades de Inversión Especializada en Fondos para el Retiro (Siefores), que son los fondos de inversión en los cuales las Afores invierten los recursos de los trabajadores para generar rendimientos. Por medio de estados de cuenta periódicos, el trabajador sabe perfectamente dónde está su dinero y cuánto lleva acumulado en su cuenta individual. El sistema reconoce los derechos adquiridos por los trabajadores que cotizaron al anterior régimen (sistema de reparto), los cuales, al momento del retiro, deben elegir entre los beneficios que les representa el sistema de reparto y los alcanzables bajo la modalidad de capitalización individual. Los trabajadores que iniciaron su vida laboral en el sector privado después de 1997 entran obligatoriamente en el sistema de pensiones de capitalización individual. Bajo este nuevo sistema, el monto de pensión que un trabajador recibirá al final de su vida laboral está en función de los recursos que logre acumular durante su etapa activa. La trayectoria de acumulación de estos fondos depende a su vez, de su carrera salarial, años de cotización, ahorro voluntario con fines de pensión y de la tasa de rendimiento neta obtenida por sus aportaciones. La reforma al sistema de pensiones del IMSS contribuyó a la reducción de los pasivos contingentes del gobierno. Sin embargo, dicha reforma estaba incompleta pues no contempló cambios a los sistemas de pensiones de los trabajadores del sector público. Dado que dichos sistemas seguían siendo de reparto, había restricciones a la movilidad de la fuerza laboral y a la portabilidad de beneficios entre planes de pensiones. Así -y ante la difícil situación financiera por la que atravesaba el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)-, en marzo de 2007 se reformó la Ley de este instituto, sustituyéndose el sistema de pensiones de los trabajadores del Estado, de un sistema de reparto a uno de capitalización individual, donde cada trabajador ahorraría para su propio retiro. El nuevo sistema de pensiones para los trabajadores del sector público está basado en cuentas individuales para permitir: (1) que los recursos sean heredables y portables entre los diversos sistemas de pensiones, (2) flexibilidad en la edad de retiro y (3) certidumbre jurídica a los trabajadores de que gozarán de una pensión. Este sistema es compatible con el del IMSS, lo que significó un gran paso hacia la creación de un sistema nacional de seguridad social. Las cuentas individuales de los trabajadores del sector público serán administradas durante los primeros 36 meses de vigencia de la ley del ISSSTE por un nuevo organismo público, desconcentrado de este instituto, sin fines de lucro, llamado PENSIONISSSTE. Una vez concluido el plazo, los trabajadores podrán solicitar el traspaso de su cuenta individual a cualquier AFORE, o permanecer en el PENSIONISSSTE sin trámite alguno. Los trabajadores de nuevo ingreso entran directamente al nuevo sistema en el que contarán con una cuenta individual que será de su propiedad, en la cual se acumularán los recursos para su pensión; mientras que los trabajadores activos tendrán la opción de mantenerse en el sistema actual (con reformas graduales; por ejemplo, modificaciones graduales a la edad mínima para el retiro), sin violar los derechos adquiridos, o migrar al nuevo sistema de cuentas individuales, en el cual se les reconocerá su antigüedad laboral a través de un bono monetario, cuyo monto será depositado en su cuenta individual. Los pensionados y jubilados al momento de la entrada en vigor de la nueva Ley del ISSSTE, no sufrieron ningún menoscabo en sus prestaciones y derechos, sino que fueron beneficiados por la certidumbre jurídica y solidez financiera que aportó la reforma al ISSSTE, además de que el Estado garantiza plenamente el pago de sus pensiones bajo los términos y condiciones vigentes. Así, con este nuevo sistema de pensiones los trabajadores pueden migrar entre el sector público y privado (sistemas ahora compatibles) llevando consigo los recursos de su pensión, fomentando la movilidad laboral en beneficio de la productividad y el desarrollo profesional del trabajador. Además, el trabajador puede elegir su edad de retiro cuando lo desee, de acuerdo con su plan de vida, y no tiene que esperar a cumplir requisitos de edad y tiempo de cotización. Mucho se ha especulado acerca de los efectos de la crisis en los fondos para el retiro de los trabajadores mexicanos. Aunque durante algunos meses la crisis financiera internacional ha generado un efecto desfavorable en el valor de mercado de dichos fondos (“mark-to-market”), también es verdad que se trata sólo de minusvalías momentáneas debido a la coyuntura, no de pérdidas. Los efectos de la turbulencia financiera global sobre los fondos de pensiones han variado de país en país. Entre mayo y noviembre de 2008, por ejemplo, el valor de los fondos de pensiones en Chile, que también son administrados por compañías privadas, descendió más de 40%, en Argentina se registraron minusvalías de hasta 45 por ciento, mientras que en México, el valor total de los recursos de los trabajadores, operados por las Afores, disminuyó sólo 10%. Sin embargo, tal como se esperaba, el valor de estos ahorros se ha recuperado, debido a que las inversiones de las Afores mantienen un perfil conservador, lo que ha permitido esquivar en cierta medida la volatilidad de los mercados financieros nacionales e internacionales. En efecto, en los últimos doce meses (de marzo de 2008 a marzo de 2009) el valor de los recursos para el retiro administrados por las Afores no sólo no descendió sino que aumentó casi cien mil millones de pesos (mdp); 4.5 por ciento en términos reales, a pesar de aquellos meses en que se registraron importantes minusvalías debido a la volatilidad de los mercados financieros. Este panorama difiere, por ejemplo, del de Chile donde el valor de los ahorros para el retiro reportó descensos reales anuales de -15.6% y -18.1% en enero y febrero pasados, respectivamente. Así, al 25 de marzo pasado, el ahorro para el retiro de los trabajadores, administrado por las 19 Afores registradas (incluyendo PensionISSSTE), ascendió a 969.5 mmp; monto equivalente al 8% del PIB, la cifra más alta en la historia. Desde el inicio del nuevo sistema de pensiones, el valor real del ahorro de los trabajadores ha crecido 1,700%; es decir, un 30% en promedio cada año. Recursos para el retiro administrados por las Afores Con las reformas a la Ley del SAR de junio de 2007, se realizaron en marzo del año pasado adecuaciones a la regulación de las inversiones con el objeto de ampliar de dos a cinco el número de Siefores básicas (Fondos de Inversión), para que las estrategias de inversión se realicen bajo un esquema de “ciclo de vida”, en el cual se invierten los recursos de los trabajadores de acuerdo con su edad. Este mecanismo permite que los trabajadores jóvenes, cuyo horizonte de ahorro es mayor, tengan invertido su ahorro en carteras con un régimen de inversión más abierto y de mayor riesgo, pero con mayor rendimiento esperado a largo plazo. Conforme el trabajador se acerca a la edad de retiro, sus recursos son transferidos a un fondo de perfil más conservador. Así, al diferenciar las inversiones en función de la edad del trabajador se logra obtener un mayor rendimiento a largo plazo y, por tanto, una mejor pensión para cada trabajador. Entonces, las Afores, a través de sus Siefores, invierten los recursos de los trabajadores en distintas alternativas de ahorro, siendo los portafolios más diversificados los de los trabajadores con menor edad, teniendo cada Siefore un límite de inversión para cada instrumento: Para inversión en renta variable, como acciones, los límites van de 15% para la Siefore 2 a 30% para la Siefore 5. La Siefore 1 (56 años y más) no puede invertir en este tipo de instrumentos, debido al riesgo que implican los horizontes de inversión de largo plazo. Rendimiento neto promedio de las Siefores* Obsérvese cómo los ahorros de los trabajadores que están en su última etapa de vida laboral (más de 56 años de edad) y que pertenecen a la Siefore 1 (la más conservadora), gozan de un rendimiento bruto de 7.01% y neto de 5.35%. En contraste, los ahorros de los trabajadores de la Siefore 5 (26 años o menos), los cuales pueden invertirse en determinada medida en opciones de renta variable, reportan un rendimiento bruto positivo de 2.69% y neto de 0.91%. En promedio, el rendimiento neto del sistema es de 2.53 por ciento, lo que quiere decir que, con todo y los últimos meses de volatilidad, la inversión del ahorro para el retiro que realizan las cinco Siefores ha sido más rentable que cualquier otro instrumento de inversión de perfil conservador, como podrían ser los Depósitos en Ventanilla a seis meses (2.46%) o los Pagarés (2.08%). Es natural que durante episodios de alta volatilidad financiera, como supone el contexto actual, el valor de una parte del ahorro para el retiro se vea temporalmente afectado, es decir, refleje una minusvalía, como sucedió en algunos meses de 2008 y en febrero pasado, y como puede volver a suceder. Ello se debe tanto al mal desempeño de los mercados accionarios, como a los aumentos en las tasas de interés de los instrumentos de renta fija. (Las alzas en las tasas de interés de largo plazo provocan que, por ejemplo, si las Afores compraron en el pasado un bono que pagaba 6% y ahora un bono similar recién emitido paga 7%, el valor del bono que tienen las Afores disminuya.) A diferencia de una pérdida, una minusvalía se da cuando los instrumentos en los que se tienen invertidos los recursos de los trabajadores valen menos. Una minusvalía no se convierte en pérdida si los instrumentos de inversión no se venden en ese momento; ése es el caso de los ahorros para el retiro: son inversiones de muy largo plazo, cuyo horizonte es la fecha del retiro laboral o, incluso, más adelante si el beneficiario opta por mantener sus recursos invertidos más allá de su retiro. Así, alrededor de 80% de las 39 millones de cuentas individuales registradas en el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) pertenecen a trabajadores que se retirarán en un plazo mayor a 20 años (es decir, no se venderán los instrumentos en los que se tienen invertidos los ahorros antes de ese tiempo, de tal forma que las minusvalías no se materializarán como pérdidas), por lo que no son alarmantes las minusvalías reflejadas en algunos meses por causa de la coyuntura. El restante 20% de las cuentas tienen una mínima parte invertida en activos de renta variable, por lo que sus recursos se encuentran prácticamente seguros. Además, los trabajadores que se están retirando o están próximos a hacerlo tienen la opción de pensionarse por el sistema anterior: pensión “tradicional” del IMSS conforme al sistema de reparto en lugar del sistema de capitalización en cuentas individuales. Los trabajadores que hoy tienen 60 años o más han cotizado durante más años conforme al sistema anterior que de acuerdo con el sistema nuevo (Afores), de forma que su pensión calculada por el sistema de reparto es mayor que los recursos capitalizados individualmente en la cuenta de su Afore; de ahí, que la opción por la que optan hoy en día los trabajadores de 60 años o más sea la llamada pensión “tradicional”. Por último se debe tomar en cuenta que más del 91% de los recursos para el retiro de los trabajadores están invertidos en activos de renta fija y sólo una pequeña parte, 8.5%, en activos de renta variable, que es la parte que está siendo más afectada por la crisis financiera internacional, pero es una proporción mínima, por lo que el impacto por los movimientos en las bolsas de valores nacional y extranjeras sobre este sector es bajo respecto de la inversión total. Composición de las inversiones de las Siefores* Como los recursos de los trabajadores estarán invertidos 20, 30 y hasta 40 años en el sistema antes de que se retiren, es probable que pasen por periodos de minusvalías absolutamente coyunturales pero el desempeño de los mercados en el largo plazo más que compensará los eventos circunstanciales y los trabajadores habrán ganado importantes rendimientos para su retiro. Las minusvalías que se reflejen en el corto plazo podrían afectar, en todo caso, únicamente a dos de cada diez trabajadores, que son los que están más próximos al retiro, pero justamente estos trabajadores son quienes prefieren la pensión tradicional del IMSS. Ni siquiera nueve de cada cien pesos del sistema están invertidos en instrumentos de renta variable, por lo que es una mínima parte la que realmente está expuesta a un alto riesgo, y pertenece, además, a los trabajadores más jóvenes, quienes cuentan con un amplio horizonte de ahorro. Por todo lo anterior se puede afirmar que el dinero para el futuro de los trabajadores se encuentra seguro, invertido en las mejores opciones disponibles. A diferencia del pasado, hoy los recursos en el sistema de ahorro para el retiro son propiedad de cada uno de los trabajadores y no forman parte de los recursos públicos de los que el gobierno o grupos de interés puedan disponer; es decir, cada trabajador sabe cuánto dinero lleva ahorrado para su retiro, que ese dinero es exclusivamente suyo y que nadie que no sea el propio trabajador (o los beneficiarios que él designe en caso de fallecimiento) puede disponer de él, porque está en una cuenta individual a su nombre y no en una gran bolsa común donde puede desaparecer. Lo sucedido en otros países, donde virtualmente los gobiernos han expropiado esos recursos, debe alertar a los trabajadores para que nadie, so pretexto de la crisis mundial, pretenda dar marcha atrás a las reformas que han permitido a los trabajadores mexicanos ser dueños absolutos de sus fondos para el retiro.
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