Desde que empezó el año persiste peligrosamente una burrada económica que hay que combatir. Se le sigue oyendo a algunos políticos decir: “Hay que cambiar la constitución para eliminar la autonomía de Banco de México (Banxico) y así se preocupe también por el crecimiento económico”. Otra burrada similar: “No hay que eliminar la autonomía de Banxico, pero hay que legislar para que otro de sus objetivos sea el crecimiento económico”. Burradas económicas de este tipo se le han oído proponer al panista Gustavo Madero, y este año se escuchan constantemente entre políticos de la “vieja guardia”, periodistas y académicos vetustos. Desmemoria brutal. En las épocas en que el Banco de México no era autónomo, el abuso del poder político estaba a la orden del día. Banxico recibía órdenes directas del Ejecutivo, y ante cualquier boquete financiero del gobierno, entraba al auxilio la imprenta de billetes (La Casa de Moneda) respaldada por Banxico. El resultado: Políticas monetarias irresponsables que monetizaban los constantes desequilibrios fiscales del gobierno y que se tradujeron en gigantesco endeudamiento y en espantosas inflaciones (de hasta tres dígitos), especialmente en los años ochentas. Poder político y responsabilidad monetaria, definitivo, no se llevan juntos. Para México representó un gran avance el quitar al banco central de la esfera política. Ojalá lo recuerden los desmemoriados panistas.