La burrada más grande por estos días es oír a algunos gobernadores chillar para que la federación les transfiera más gasto público. Los números desmienten a estos irresponsables. Algunos datos duros que son públicos.

Entre 2008 y 2010, la deuda de los estados creció en un 33%. Tan sólo el año pasado, el monto de endeudamiento creció 24%. Y lo peor, la proporción de deuda/participaciones federales en algunos estados representa el 100%, ¡peor apalancamiento financiero no puede haber!

La deuda total de los 31 estados y el Distrito Federal suma los 315 mil millones de pesos. Los estados con más deuda (juntos promedian poco más de 168 mil millones de pesos de deuda, 53% de la deuda estatal total) son Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Veracruz.

Los estados que elevaron de manera más importante sus pasivos en los últimos 12 meses fueron Coahuila, Morelos, Quintana Roo, Veracruz, Sonora, Tamaulipas y Puebla. Veracruz y Quintana Roo en sólo un año (del 2009 al 2010) aumentaron su deuda en 130% y 160% respectivamente (¿quién no recuerda al ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, repartiendo dinero a diestra y siniestra para comprar votos?).

Lejos de pedir más y más, los estados deberían gastar mejor y rendir cuentas y no sólo endeudarse irresponsablemente para mañana provocar una crisis financiera y tenga que entrar la federación a rescatar a los irresponsables. Más aún, los estados deberían jugar un papel más activo en la recaudación, pues en promedio 90 centavos de cada peso que gastan proviene de las transferencias federales. Es muy fácil estirar la mano y no hacerse responsable de la tributación.

Recientemente la Secretaría de Hacienda anunció la contratación de un seguro de desastres por 4,800 millones de pesos. Bien por Hacienda, pero la tarea la deberían de hacer los gobiernos estatales que gastan y gastan, pero eso sí, cuando hay desastres  naturales los recursos brillan por su ausencia y sólo queda el pretexto de culpar a la federación de que no se les transfieren recursos.

Los gobernadores deben dejarse de burradas y ponerse a trabajar más para recaudar, ser más responsables en la contratación de deuda (de hecho debería existir la obligación constitucional de que al final de cada sexenio de gobierno estatal la deuda sea de cero y no como hoy que se la heredan de un gobierno a otro) y ser más transparentes en la rendición de cuentas. De otro modo, usted y yo, amigo lector (los contribuyentes cautivos), los estaremos rescatando de sus burradas financieras como ya ha ocurrido antes.