Creer que los gobiernos pueden  rescatar a todo mundo sin consecuencias económicas es ser un completo orate en materia económica. Eso es lo que creen los populistas, las izquierdas de casi todo el mundo (empezando por la de López en México, esa que quiere el poder a la mala, para ya no volverlo a soltar y erigirse en una dictadura), los keynesianos y algunos economistas neoclásicos distraídos. Cualquier rescate gubernamental lo acaba pagando el pueblo con más desempleo, menor ahorro, mayores tasas de interés y menores montos de inversión privada, mayor endeudamiento y, lo peor, mayores impuestos para todos, incluso sobre los que todavía no nacen.

Hagamos una breve reseña del desastre europeo.

Los irlandeses fueron rescatados financieramente a finales de 2010 después de que el gobierno irlandés llevara a la crisis fiscal y financiera a su país por rescatar a sus propios bancos en quiebra. Grecia ha sido rescatada repetidamente con escasos resultados positivos mientras se desliza hacia una profunda depresión. España es ahora el actual paciente que recibe rescate tras rescate, mientras su gobierno impone mayores cargas tributarias a todo mundo, incluso a los que no han nacido, vuelvo a señalarlo.

¿Quién sigue, Italia, Francia?

Los líderes europeos crearon enormes fondos de rescate y una falsa unión fiscal. El Banco Central Europeo se transformó de respetable banco central en una verdadera monstruosidad monetaria.

Y lo mismo para EU, si el gobierno no ajusta su enorme déficit fiscal, lo hará el mercado, pero con peores consecuencias al reconocer la insolvencia del gobierno estadounidense y subir abruptamente las tasas de interés que se cobran al sector privado (por más que Bernanke mantenga artificialmente las tasas de interés oficiales en casi cero).

No, aquí y en China, todo rescate del sector privado trae enormes consecuencias para los gobernados.

El intervencionismo gubernamental irresponsable (gastar cada vez más y rescatar a los insolventes) se paga con menores tasas de crecimiento económico en el presente y futuro. A Europa le tomará al menos una década recuperarse (y eso si hacen bien la tarea en materia fiscal y realizan reformas estructurales serias que limiten el enorme poder de los burócratas y los sindicatos) y retomar la senda de crecimiento.

El gobierno es esa falsa ilusión en la que todo mundo quiere vivir a expensa de los demás. Rescatar a Juan quitándole a Pedro es la peor perversidad y ciertamente la peor “burrada económica”.