Asuntos Capitales
La mala asignación de recursos en la educación en México
“No basta con aumentar las oportunidades para que más jóvenes ingresen a la educación superior o construir más y nuevas universidades. La expansión de la matrícula puede ser sólo el preludio de desilusión en el mercado laboral.”
Godofredo Rivera
LUNES, 29 DE DICIEMBRE DE 2014
El gobierno mexicano destina 83% de su presupuesto para educación a pagar salarios de profesores y 93% a la remuneración del personal del sector (Panorama de la Educación, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE)[1]. Los de México son los porcentajes más altos entre los 34 países miembros de la organización, donde la media del presupuesto dedicado a sueldos es de 62%, mientras que en México es del 78% (ibid). En el 2010, 6.2% del PIB de México se destinó al gasto en instituciones educativas; la media de la OCDE es 6.3%. Los resultados de la prueba internacional PISA (llevada a cabo por la OCDE) colocan a México como uno de los países peor evaluados en educación de los 65 que participan en la evaluación de la OCDE. Gastamos casi lo mismo en términos del porcentaje del PIB que el promedio de gasto de los países de la OCDE. Destinamos casi todo el presupuesto a salarios, muy por arriba de la media de la OCDE. Y somos el país peor evaluado en educación. ¿Será que no gastamos lo suficiente?, o ¿será que gastamos muy mal? Los resultados del censo educativo llevado a cabo por el INEGI[2] son un escándalo nacional y explican por sí mismos por qué gastamos tanto y obtenemos los resultados que tenemos. He aquí algunos resultados del Censo Educativo:
En ingeniería se afirma que para que un edificio o casa sea sólido y firme (que no se colapse), es necesario poseer buenos cimientos y eso es precisamente de lo que se carece en materia educativa. Se apuesta a construir más y más universidades mientras el nivel de educación básica (primaria y secundaria), se encuentra en muy mal estado y no porque se gaste menos, sino porque se gasta mal; los datos son contundentes, la asignación de recursos no es la óptima. A continuación presentamos el siguiente cuadro que muestra el gasto educativo y el número de alumnos en todos los niveles educativos de México. Cifras de Alumnos, Docentes y Escuelas por nivel educativo
De acuerdo al Ramo 11 reportado por SEP el gasto público por nivel educativo es el siguiente:
Como se dice en economía, los recursos son escasos y las necesidades son muchas. La asignación de recursos es ineficiente, pues se gasta más en los niveles de educación superior en donde el número de alumnos apenas supera los tres millones y menos en la educación básica que concentra a la mayoría de los educandos, cerca de 26 millones de alumnos. Y no se trata de asignar más presupuesto a la educación básica, pues como ya demostramos, la asignación de recursos es pésima, se gasta mucho y se gasta mal. El sistema educativo mexicano es ineficiente porque se gasta mucho en el mismo y las escuelas de todos los niveles no forman las habilidades cognitivas que requieren los educandos para resolver problemas en la vida real y para alcanzar puestos de trabajo bien remunerados. Los países pueden crecer más cuando tienen un sistema educativo que desarrolla habilidades. En una investigación reciente, Erick Hanushek y Ludger Woesmann - profesores de las universidades de Stanford y Munich, respectivamente- encontraron que el pobre desempeño económico de los países latinoamericanos durante los últimos 50 años se debe en buena medida a un problema de habilidades educativas. Y es que, como bien dicen, sin estas habilidades (cognitivas), no hay productividad posible, y sin ésta no hay crecimiento económico[3]. En México nos hemos enfocado en aumentar los espacios educativos al alcance de los jóvenes; pero hemos puesto menos atención a cuidar la calidad de la enseñanza. Los resultados están a la vista: el sistema educativo está fallando en todos sus niveles, en desarrollar habilidades. Distintas evaluaciones a nivel internacional y nacional han documentado serias deficiencias en la formación de la inmensa mayoría de los estudiantes. Los niños y jóvenes mexicanos no están aprendiendo a entender lo que leen, ni a utilizar las matemáticas y el razonamiento científico para realizar problemas. El problema radica esencialmente en que durante todas estas décadas, los gobiernos se han dedicado a aumentar el gasto público en educación preocupándose esencialmente en la cobertura y descuidando totalmente la calidad. Tal vez sea hora de abandonar dicho modelo de subsidio a la oferta en la educación pública y pasar a uno más eficiente, a la figura del voucher educativo que permitiría a los padres de familia escoger libremente la escuela de su preferencia, sea pública o privada (subsidiar la demanda y no la oferta). Esto pondría a competir y mejorar a todas las escuelas públicas y privadas si quieren allegarse recursos. Las escuelas ineficientes, definitivo, tendrían que cerrar. El profesor Santos Mercado de la UAM-Azcapotzalco lo ha demostrado en su libro El Fin de la Educación Pública y distintos escritos sobre el voucher educativo. El lector puede encontrar y bajar dichos textos en los siguientes enlaces:
En conclusión, el dilema entre cantidad y calidad es real. No basta con aumentar las oportunidades para que más jóvenes ingresen a la educación superior o construir más y nuevas universidades. La expansión de la matrícula puede ser sólo el preludio de desilusión en el mercado laboral, si no se garantiza que tanto en las universidades como en los niveles educativos previos se desarrollen las habilidades suficientes. Mayor gasto público en educación sólo conllevará a mayor ineficiencia e ineficacia (lo que da como resultado un pésimo y mal preparado capital humano) si antes no cambiamos los incentivos perversos que provoca el privilegiar la cantidad o cobertura descuidando seriamente la calidad. *El autor es profesor titular de la Facultad de Economía de la UNAM y consultor en asuntos de Política Económica. |