Algunos de los flamantes diputados federales no rebuznan porque no se saben la tonada: Le reclamaron al Secretario de Hacienda que la deuda pública no se haya reducido en el sexenio, pero también le reclamaron a Gil Díaz que insista en buscar un superávit fiscal. No entienden - es demasiado para sus neuronas - que sin superávit no hay forma de reducir la deuda; sin superávit la deuda pública sólo se puede recomponer, como se ha hecho en este sexenio, para que nos cueste menos. Qué malos para hacer cuentas cuando se trata de las finanzas públicas, pero qué abusados salieron para cobrar sus dietas por adelantado.