La sabiduría convencional asegura que GWB - George Walker Bush- es un tonto sin remedio. Puede ser, pero este político tan tonto tuvo al menos el tino de: 1. Reconocer la derrota del Partido Republicano sin remilgos, 2. Hacer una autocrítica pública inmediata para identificar sus errores (los de Bush, los de su equipo y los del Partido Republicano), 3. Correr a Rumsfeld quien encarna muchos de los más graves errores cometidos en Irak (entre otros: el de no escuchar críticas) y 4. Proponerle al Partido Demócrata pactar una agenda de cooperación en el Congreso. Para algunos políticos mexicanos esta reacción de Bush confirmaría que es "tonto": Ellos, en su lugar, hubieran alegado fraude electoral cibernético o a la antiguita y habrían exigido recuento voto por voto y casilla por casillas; bueno, ellos cuando menos habrían salido en televisión en cadena nacional para acusar a los adversarios políticos -en este caso, los demócratas en ambas cámaras del Congreso- de oportunistas incapaces de entender cuál es "el bien de la nación".