Hace 34 años varios grupos de marxistas de diversas tendencias: leninistas, trotskistas y maoístas, en su mayoría maestros, formaron la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que desde los años 80 se ha ido apoderando de varias secciones del Sindicato de maestros.
Gobernadores priístas le fueron dando privilegios para mantenerlos calmados o golpear a sus enemigos políticos dentro y fuera de su partido. Con los recursos que reciben de la Secretaría de Educación de Oaxaca y las cuotas “voluntarias” de más de 70 mil maestros, tomaron fuerza y control sobre la educación, en tal forma que actualmente la asignación y conservación de la mayoría de las plazas de maestros en Oaxaca depende de la CNTE.
Ese grupo, con base en los principios marxista-leninista, entre ellos la lucha de clases, que es parte de sus estatutos, justifican la violencia. Y no están dispuestos a aceptar una reforma educativa que les reste poder sobre maestros en Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero.
Manejan a discreción y sin dar cuentas, millones de pesos y deciden los destinatarios de las nóminas de maestros en varios estados. Algunos de esos líderes aparecen en nómina varias veces y reciben más de 130 mil pesos mensuales sin dar clases, como trascendió en Morelos. Tienen a su disposición un ejército de comisionados y maestros que cobran y se dedican de tiempo completo a la “grilla” y adoctrinamiento de los profesores en las obsoletas teorías marxistas.
Los maestros saben que si no asisten a mítines, bloqueos o participen en huelgas pueden perder su plaza. Les dicen que la reforma educativa les va a quitar su empleo y a privatizar la educación. Lo que en realidad les preocupa a los líderes de izquierda radical de la CNTE es que la reforma les resta poder para manipular a su antojo plazas y nóminas, pues las plazas se asignarán con base en una evaluación, a los mejores y no a quienes digan los líderes. Esa metodología les implica perder el control completo sobre maestros y recursos millonarios para financiar sus aspiraciones políticas e ideológicas, sin importarles la baja calidad de la educación y dejar a millones de niños sin clases.