10/1/2013
Mi derecho al dinero ajeno es voraz
Fernando Amerlinck

Hace mucho que no me visitaba mi muso maléfico, el infame Nefastófeles. No imita a Mefistófeles pues no seduce a este mundo con deleitosas Margaritas sino con peores artes. Mi inspirador de malos actos aparentemente se había entretenido en una meritoria novela (*) pero me asaltó de nuevo hace unos días, mientras con estupor leía la Deforma Fiscal. Me apabulló Nefastófeles con este monólogo:

Pequeño pensador inútil ¿no ves que estamos cambiando paradigmas? No te importe que quien votó PRI obtenga el producto PRD; a nadie interesa tu opinión. ¡Me carcajeo de tus impulsos liberales! Mi apotegma es inmortal:

Contra los individuos y contra las naciones, mi derecho al dinero ajeno es voraz

A nadie debe sorprender mi apetito por lo ajeno si inspiré en Estados Unidos hace 100 años el impuesto sobre la renta y la Reserva Federal. Ésta ha endeudado sin pudor a ese país y emitido dólares respaldados en el vacío gracias a mi aprendiz Bernanke, sucesor de mis favoritos pupilos Roosevelt (que confiscó el oro de la gente) y Nixon, que por fin cortó toda liga con ese metal en 1971. Desde 1913 el impuesto sobre la renta fijó en el mundo mi mejor idea: los ingresos y ganancias no son del que los trabaja y produce sino que pertenecen al gobierno, salvo la parte que éste conceda graciosamente a quien los haya producido.

En 2014 te concederé conservar el 68% en vez del 70. ¡Que paguen más los que más tienen! ¿Suena bien, no? Políticamente correctísimo. ¡Es lo justo! Y como tus ingresos son míos hasta donde yo decida, sólo te dejaré deducir el 10%. ¿Quién te manda ser clasemediero?

Sé bien que el que gana más, será porque trabaja mejor; sé que en todo tiempo y país la recaudación crece y los países progresan si la gente se queda con más de sus ingresos; pero una tasa baja, única, sencillita y sin agujeros sería antidemagógica. ¡Eso no va con mi personalidad! Además, quiero asegurarme votos dando dinero a los pobres (aunque primero les quite dinero y patrimonio).

Por hoy no pondré iva al caviar y el viagra. Quéjate mientras del iva a hipotecas y colegiaturas (que ya no podrás deducir, juar juar). Distráete con esa carnada que te di para que mordieras con santa indignación. Sacaré eso del iva porque lo que de veras me importa es meter mi borrego completito al asador, mientras presumes de que me ganaste y yo lloro mi gran sacrificio fiscal.

¿Qué me recargo en los mismos de siempre? Basta pregonar que habrá más contribuyentes, y claro, chorros de progreso. Y si triplico el déficit diré que es manejable y útil para el desarrollo (por adjetivos no paramos). El déficit es progresista y de avanzada ¿ves? porque mira el futuro: en él se vencerán las deudas públicas (a pagar con nuevos impuestos). ¿Qué más da? Los impuestos benefician a las Grandes Mayorías y sin impuestos no hay desarrollo. Claro. Obvio.

Y tampoco te quejes de que no diga cómo controlaré el gasto. ¡Necesito gastar más! ¿O no sabes para qué es el poder? ¿No es esta una democracia y la gente vota por quien reparte dinero? Si crees que ahora sí bajarán el hambre y la pobreza haciendo lo mismo que siempre hicieron los gobiernos nacional-revolucionarios, te felicito. Y no, nunca me ha alcanzado el dinero pero necesito votos, recaudar y gastar. El chiste es la re-cau-da-ción. ¿Te lo debo repetir?

Mi PRDforma Amlocial pasará. Ya la compró la izquierda y tengo en la bolsa al PRI. A los del PAN que no se conformen con el caramelito del iva a alquileres y colegiaturas los atropellará mi aplanadora. Quedará en la mismísima Constitución que los ricos pensionen a votantes pobres (por eso elogio a las mayorías…) Por hacer esas cosas quebró Europa pero ¿qué importa, ante una mayoría absoluta en el 2015?

De nada sirve lo que opines y escribas, ingenuo que quieres intacto tu dinero. Nadie puede contra las ideas de “inspiración social” y la corrección política. A callar, escribidor inútil, o di lo que quieras, que no lograrás na-da. ¿Te lo repito? Na-di-ta-de-na-da. Y hasta mi próxima visita, pobre imberbe. Entretente escribiendo. Sueña en tus delirios de libertad, productividad y competitividad. ¡Brindo a tu salud! ¡Te tengo entre mis manos mientras aplaudo tus empeños!

Nefastófeles sólo me dejó su humo de azufre. Yo veía con optimismo mi país. Me gustaba ese por quien no voté… Vaya decepciones. ¿Será forzosa condena que todo vaya para peor? Eso pensaba cuando el réprobo regresó a darme una posdata: “¿Quieres que México cambie? Sólo un giro de 360º da un vuelco a todo y es suficientemente rotundo.”

Me dejó un frío glacial, que espero superar antes de su próxima visita…

*Nota indispensable: por primera vez hablé de ese tipo en mi artículo “Nefastófeles, muso maléfico” publicado en Diario de Diarios el 12 de febrero de 1998. En 2003 el autor mexicano Xavier Velasco ganó el IV Premio Alfaguara de Novela con “Diablo Guardián”, donde aparece un personaje de ese nombre. No conozco al autor, quien indudablemente tuvo una ocurrencia igual a la mía.



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