La lógica del mayor déficit presupuestario como medio para conseguir un mayor crecimiento económico es, paso por paso, la siguiente: 1) el gobierno aumenta su gasto; 2) el aumento en el gasto del gobierno se traduce en una mayor demanda por bienes y servicios; 3) la mayor demanda por bienes y servicios de parte del gobierno genera un aumento en la demanda total (demanda agregada) por los mismos; 4) ante ese aumento en la demanda total por bienes y servicios los empresarios responderán aumentando la oferta de los mismos, para lo cual previamente tuvieron que haber aumentado su producción, 5) dado que el crecimiento de la economía se mide por el crecimiento de la producción de bienes y servicios, el resultado final de todo este proceso es…, ¡el crecimiento de la economía! ¿Cuál es la receta para conseguirlo? Un mayor déficit presupuestario, pero con una condición: que sea financiado con emisión primaria de dinero, porque si no, si se financia con impuestos, o con deuda, sí aumenta el gasto del gobierno, pero en la misma medida disminuye el gasto, o de los contribuyentes, o de sus acreedores, por lo que no hay un aumento en la demanda total, que es lo que, supuestamente, incentiva a los empresarios a aumentar la producción, lográndose así un mayor crecimiento de la economía. Así de fácil. ¿Será?
Al margen del hecho de que en México el gobierno no puede, autonomía del banco central de por medio, recurrir a la emisión primara de dinero para financiar su déficit, no debemos pasar por alto que un aumento en la demanda total por bienes y servicios no necesariamente se traduce en un aumento en su producción y en su oferta. Todo dependerá de cuál sea la reacción de los empresarios, y de cuánto tiempo tome esa reacción en dar resultados. Ante el aumento en la demanda total las reacciones de los empresarios pueden ser, esencialmente, dos. Primera: aumentar los precios, y dado que es un aumento en la demanda total el aumento en precios será total, lo cual ocasionará inflación. Segunda: aumentar la oferta, para lo cual habrá que aumentar la producción, para lo cual, si no hay capacidad productora ociosa de la cual echar mano, habrá que invertir es decir, gastar en todo aquello que se necesite (instalaciones, maquinaria, equipo, etc.) para poder producir más, inversiones que no dan fruto de la noche a la mañana, de tal manera que, por lo menos durante algún tiempo, la demanda total será mayor que la oferta total, con el resultado inevitable: alza general de precios, es decir, inflación.
La ventaja que tenemos en México es que, dada la autonomía del banco central, el gobierno no puede recurrir a la emisión primaria de dinero para financiar un déficit presupuestario, con lo cual se cierra la puerta a la peor de las inflaciones: la que proviene del banco central. Desafortunadamente ello no es suficiente, ya que queda la posibilidad de financiar dicho déficit con deuda, algo que puede ser grave.
Continuará.