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Entre la globalizacin y la autarqua: Una lectura crtica de Stiglitz

“El libro tiene muchas otras perlas pero ni el espacio de esta charla ni la paciencia de la audiencia permiten que las aborde exhaustivamente. No quiero terminar sin advertir que, no obstante el sabor crtico de mis comentarios, (justificado porque la superficialidad y falacias del autor son tan peligrosas que es importante desenmascararlo), el libro tiene un buen nmero de lecciones y sugerencias valiosas de poltica econmica, pero para extraerlas hay que poder discriminar entre lo verdadero y lo falso, entre la investigacin rigurosa y la propaganda, en otras palabras, hay que separar la paja del trigo, para desechar la primera.”


Francisco Gil Daz
VIERNES, 16 DE FEBRERO DE 2007
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Stiglitz respira por la herida en cada una de sus pginas, en las que por cierto poco o nada aborda el tema del ttulo de su libro. Su trabajo no es sobre la globalizacin. Trata slo al principio y eso de pasada sus supuestos malestares sin referirse a una sola de las investigaciones que se han realizado sobre el particular. Y si bien son escasas las referencias a la globalizacin, casi no hay pgina en que no aparezca mencionado el FMI. El hilo conductor del libro es una crtica sin piedad al FMI. Segn Stiglitz, el fundamentalismo de mercado del Fondo ha contribuido a ahondar o crear las crisis de los pases a los que se supone debe ayudar.

A estas alturas ya tendrn ustedes una idea clara del matiz de mis comentarios. Sin embargo tambin estoy obligado a hacer un reconocimiento. Stiglitz, aun fuera de su territorio intelectual, es un pensador profundo y provocativo, vale la pena leerlo y conocer sus argumentos. Adems, se trata de una persona genuinamente preocupada por encontrar soluciones a la desigualdad y a la pobreza. Muchas de sus crticas a los programas de estabilizacin propugnados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el leit motif de su libro y la Nmesis del autor, contienen lecciones y anlisis de gran valor escritos con sencillez. Se trata de una obra que, bien espulgada, contiene lecciones ricas y valiosas para los practicantes de la economa y para el pblico en general. Conviene por eso aprovechar su vala, pero por tratarse de un trabajo apasionado que frecuentemente se desva del rigor lgico o de la evidencia emprica, es menester desbrozar y descartar lo que sobra.

Stiglitz condena la globalizacin sin una sola cifra o cita de algn estudio emprico que analice sus consecuencias sobre el bienestar de las mayoras. Ser que esto es as porque los hechos no se compadecen de sus dichos? Las estadsticas sencillamente no lo sustentan. Para constatarlo basta con leer recopilaciones de estudios empricos sobre la globalizacin como la que hace Guillermo de la Dehesa.

Para tratar tan expeditamente como Stiglitz lo relacionado con los estragos de la globalizacin, me limitar a citar y comentar algunas de las escasas oraciones que le dedica al tema: Incluso los polticos conservadores, como el presidente francs Jacques Chirac, han manifestado su preocupacin porque la globalizacin no est mejorando la vida de quienes ms necesitan de sus pretendidas ventajas. Es claro para casi todo el mundo que algo ha funcionado terriblemente mal-La creciente divisin entre los poseedores y los desposedos ha dejado a una masa creciente en el tercer mundo sumida en la ms abyecta pobreza y viviendo con menos de un dlar por da.

Comentarios por el estilo continan en estos breves prrafos sobre las supuestas consecuencias nefastas de la globalizacin. Dichos prrafos son por cierto los nicos que responden al ttulo del libro. El resto est dedicado cariosamente a los funcionarios del FMI.

Sin embargo, el fenmeno de la globalizacin ha sido ampliamente documentado y estudiado. Los resultados que recopila De la Dehesa se pueden resumir en lo siguiente:
1) Al mismo tiempo que se ha acelerado la globalizacin durante las ltimas dos dcadas, se ha dado una significativa reduccin mundial de la pobreza absoluta. 2) No obstante el enorme crecimiento de la poblacin en los ltimos 20 aos, la reduccin de la pobreza en trminos relativos ha sido espectacular. 3) Es interesante notar la diversidad geogrfica de estos efectos: donde no se aprecian disminuciones en la pobreza absoluta y relativa es en frica, y parcialmente, en Latinoamrica. En el primer continente prcticamente no ha habido reformas estructurales en su conjunto y en la segunda regin las reformas han sido pocas, varias de ellas mal instrumentadas y en todo caso, incompletas, inconsistentes y con gran lentitud en su andar. 4) Por lo que hace a la desigualdad, la conclusin es que, gracias a la globalizacin, ha registrado una ligera disminucin y que, en los pases en los que ha aumentado, como en China e India, la mayor desigualdad se debe a que ha subido relativamente ms el ingreso de las personas de mayor capacidad econmica y no porque se haya empobrecido el resto de la poblacin. 5) Tambin aborda De la Dehesa la acusacin relativa a la explotacin de la fuerza trabajadora de los pases emergentes. Sin duda que la inversin ha fluido hacia lugares en donde, adems de otras condiciones, es competitivo el costo de la mano de obra. La pregunta pertinente no es sin embargo si se est aprovechando el bajo costo de la mano de obra, sino qu ha sucedido con el bienestar econmico y los salarios de esos trabajadores. La evidencia emprica recopilada por De la Dehesa muestra que las empresas extranjeras pagan salarios ms elevados que los de las empresas nacionales y sus condiciones de trabajo son siempre mejores que las generales de los pases donde se ubican, adems de darles a sus empleados ms formacin y mejores condiciones de retiro. 6) Sin embargo, no todo es color de rosa en el entorno del comercio internacional y de la globalizacin. Los gobiernos de los pases desarrollados perjudican a los trabajadores ms pobres del resto del mundo a travs de barreras al comercio en productos agrcolas y de los subsidios a sus agricultores y de la reduccin que ha tenido la ayuda oficial a los pases ms necesitados. Pero De la Dehesa hace ver que estas polticas de los pases desarrollados no tienen que ver con la globalizacin, sino con la falta de la misma.

Esta ltima crtica a la poltica comercial de los pases desarrollados la comparte Stiglitz, y es vlida, pero no da para una condena de la apertura comercial en general ni justifica ni explica la pobreza extrema a la que las malas polticas pblicas de los pases no desarrollados han condenado a grandes porcentajes de su poblacin.

Antes de entrar en la materia del libro y a propsito de la Nmesis de Stiglitz, conviene plantear una pregunta que a m me parece elemental. Si el Fondo es tan daino, por qu los pases se someten a sus prescripciones?, o ms an, por qu no simplemente lo abandonan? El mismo autor reconoce que estar fuera del Fondo no equivale a una maldicin: Stiglitz argumenta que Malasia ignor con xito las recomendaciones del Fondo y que adems gracias a eso evit padecer las penurias que debieron soportar los pases que acatan las condiciones del FMI. Polonia segn Stiglitz tambin actu con independencia y eso contribuy segn l a un desempeo econmico superior al de Rusia, la que de acuerdo al autor fue asediada por los malos consejos del Fondo a los que se sujet. Para Stiglitz China es otro caso de independencia y xito.

Entonces, si hay casos exitosos de emancipacin y la participacin en el Fondo y en su caso la aceptacin de sus programas resulta de la voluntad soberana de los Estados de pertenecer al mismo, por qu los grandes estragos que se aduce se desprenden de los programas de estabilizacin, son responsabilidad de los dirigentes del Fondo y no de los pases que los aceptan?

El trato de Stiglitz a los diversos pases vctimas, segn l de los errores de poltica econmica del FMI, es el de un sabio condescendiente que amonesta a unos menores de edad. Stiglitz cree fustigar al FMI, pero en realidad a quienes critica, o debiera hacerlo si reflexionara en donde descansa la verdadera responsabilidad, es a quienes aceptan las prescripciones del Fondo.

APERTURA FINANCIERA: LA TERCA REALIDAD DESMIENTE A STIGLITZ

Pero vale la pena entrar al corazn de los comentarios que hace Stiglitz a la apertura financiera, ya que segn l se derivan diversos colapsos econmicos de la imposicin que hace el FMI de la libertad de movimiento de capitales. Estos colapsos no son, nos instruye el maestro Stiglitz, ms que consecuencia de un fundamentalismo ciego que lleva al Fondo a exigir que se abra la cuenta de capital de la balanza de pagos. Aqu Stiglitz ignora olmpicamente importantes y contundentes excepciones a su afirmacin. No toma en cuenta, entre otros, el programa alrededor de la crisis mexicana de 1982 que el Fondo apoy en medio de un control cambiario con un mercado de cambios dual. No slo eso, el Fondo acept que Mxico cerrara la cuenta de mercancas, que inici 1983 con requisitos de permiso previo para la totalidad de las importaciones. No menciona Stiglitz que dicho hermetismo pudo haber contribuido al colapso y postracin de la economa mexicana durante tantos aos. Al contrario, de lo que no puede culpar al Fondo en este caso es de haber causado el largo estancamiento de la economa mexicana por haberse sujetado a un fundamentalismo que en este caso brill, pero por su ausencia. Pec entonces el Fondo de falta de fundamentalismo?

Mientras transcurra uno de los tantos programas con el Fondo, se dio en Mxico en 1985 una apertura comercial amplia y unilateral, no solicitada por el Fondo ni acordada con el mismo, fue sbita, no gradual, motiv el despegue de la modernizacin de la planta productiva mexicana y del crecimiento meterico de sus exportaciones, ms rpido incluso que el de los famosos Tigres Asiticos. De este cambio abrupto de la poltica comercial, y de un conjunto de medidas que tampoco solicit y menos impuso el FMI, tales como desregulacin de mercados, disolucin de diversos monopolios y privatizaciones, se desprendi un fuerte crecimiento de la productividad en la economa mexicana.

Otro pequeo detalle que Stiglitz omite es la razn por la cual se dieron varios fracasos relacionados con medidas de ajuste a crisis de balanza de pagos. Stiglitz los desmenuza uno por uno, pero curiosamente no le advierte al lector de un interesante comn denominador: La existencia de un tipo de cambio fijo. Las dificultades en que cayeron los pases que menciona son atribuidas a que hayan permitido el libre movimiento de capitales, sin advertir que fue el tipo de cambio fijo la causa de sus males y que ese solo hecho ha bastado para generar algunas de las crisis, incluso en casos sin libre movimiento de capitales.

Tratar ms adelante porqu en ausencia de una Caja de Conversin, de a de veras como la de Hong Kong y no de a mentiritas como la de Argentina, un tipo de cambio fijo es una peligrosa bomba que incuba poco a poco crisis maysculas. Antes presento la lista de pases que durante los ltimos aos padecieron alguna crisis importante precedida por el intento de sostener un tipo de cambio fijo. Casi todos por cierto lo abandonaron, y los que lo han hecho no han vuelto a tener crisis, aunque podrn volver a tenerlas, pero por otras causas, tales como acumulaciones insostenibles de deuda pblica.

 

Economas en las Cuales se Combinaron
un Tipo de Cambio Predeterminado y Crisis

1976

 

Mxico

Espaa

 

 

 

1981

 

Argentina

 

 

 

 

1982

 

Chile

Mxico

Uruguay

Bolivia

 

1983

 

Colombia

Tailandia

Filipinas

 

 

1985

 

Argentina

 

 

 

 

1986

 

Brasil

Indonesia

 

 

 

1989

 

Brasil

 

 

 

 

1990

 

Argentina

 

 

 

 

1991

 

Finlandia

 

 

 

 

1992

 

Suecia

 

 

 

 

1994

 

Mxico

Venezuela

 

 

 

1997

 

Indonesia

Malasia

Filipinas

Tailandia

Corea

1998

 

Rusia

Paraguay

 

 

 

1999

 

Brasil

Colombia

 

 

 

2001

 

Turqua

 

 

 

 

2002

 

Argentina

Uruguay

 

 

 

Fuente: Reinhart, Carmen y Kenneth Rogoff, The Modern History of Exchange Rate Agreements: A Reinterpretation, Working Paper Series, Nm. 8963, NBER, 2002. datos del Anexo de la versin revisada marzo 2003); Kaminsky, Graciela, y Carmen Reinhart, The Twin Crises: The Causes of Banking and Balance-of-Payments Problems, American Economic Review, Vol. 89, Nm. 4, E.U., 1999; Bloomberg.

Con una evidencia tan arrolladora se vuelve obligado preguntar qu papel juega un tipo de cambio fijo en la gestacin de una crisis en lugar de culpar a la apertura de la cuenta de capitales.

Un tipo de cambio fijo o, lo que es casi equivalente, una flotacin con bandas, genera diversas patologas en el comportamiento de los mercados. Si el tipo de cambio permanece en el piso de su banda de flotacin, se presentan dos incentivos. Primero, atrae grandes volmenes de recursos, porque mientras los actores econmicos conserven la expectativa de que el tipo de cambio seguir adherido al piso, tienen la confianza de que cosecharn cuantiosos rendimientos, por lo menos en comparacin con lo que obtienen en otros mercados. Segundo, la percepcin de mayor rendimiento es transitoria o de corto plazo, porque los inversionistas saben que la disponibilidad de divisas dentro de un rgimen cambiario con la promesa implcita de convertibilidad ilimitada, tiene un lmite: las reservas internacionales.

La precariedad de las expectativas que genera un modelo as motiva a los inversionistas a invertir sus capitales a plazos cortos, frecuentemente de slo 48 horas. Luego, cuando los capitales quieren salir debido a un cambio de percepcin sobre el comportamiento de la economa o a perturbaciones polticas, es entonces cuando el tipo de cambio se adhiere al techo de su estrecha banda, donde slo podr sostenerse mientras el banco central disponga de divisas para defenderlo. A partir de tal momento se configura una clsica falacia de composicin: Cada inversionista quiere fugarse y cree poderlo hacer, pero la suma de todas las cantidades que desean sacar del pas pronto supera el valor de las reservas internacionales lo que provoca el derrumbe de la moneda. Cuando esto sucede ningn alza en las tasas de inters puede ofrecer una retribucin comparable al rendimiento de corto plazo que ofrece una devaluacin esperada, por pequea que sta sea.

Las bandas al tipo de cambio o un tipo de cambio fijo contienen por lo tanto estmulos contrapuestos a los movimientos de capital: O a grandes influjos que se invierten en activos de corta duracin, o a que las divisas se fuguen a la mayor velocidad posible. Esta forma de atraccin o de repulsin fatal a los flujos de capital en una economa abierta se ha dado dentro de un mundo con recursos financieros inmensos y crecientes que cruzan las fronteras a la velocidad de la luz. Es este conjunto de circunstancias el que se combin para destruir los regmenes cambiarios con tipo de cambio fijo o con bandas. Los ejemplos abundan: El sistema monetario europeo en 1992, el peso mexicano en 1982 y otra vez en 1994, las monedas de varios pases latinoamericanos, de pases escandinavos, de Europa Oriental y del Sudeste Asitico, entre otras.

El fenmeno descrito fue replicado pas por pas. El colapso cambiario fue seguido de aumentos sbitos y considerables en las tasas de inters, a los que se sum la necesidad de obtener elevadas cantidades en moneda local para hacer frente a las amortizaciones de pasivos en moneda extranjera. As, de repente, los deudores amanecieron sin liquidez y algunos en estado de insolvencia. De la noche a la maana los bancos, los locales y los extranjeros, se vieron impedidos de seguir prestando. Empresas y familias tuvieron que contraer drsticamente su gasto. Sobrevinieron quiebras empresariales y personales y recesiones econmicas generalizadas.

Las tasas de inters, por cierto, no aumentan porque el Fondo lo exija. Si en un entorno como el descrito los gobiernos se obstinaran en mantener las tasas de inters artificialmente bajas, la cada en el ahorro financiero prolongara y agudizara el estancamiento y, paradjicamente, tarde o temprano, encarecera el crdito ms all de lo que hubiera sucedido de haber aceptado el pas con realismo los mandatos de los actores econmicos. stos reaccionan exigiendo mayores rendimientos cuando crecen las expectativas de inflacin. Salvo contadas intervenciones oportunas de su Banco Central, Mxico, con tasas de inters libremente determinadas por el mercado a partir de la crisis de 1995, es un buen ejemplo de aumentos automticos de las tasas en respuesta nicamente a las expectativas de los actores econmicos.

Adems del xito del programa mexicano, Stiglitz omite entre otros a Brasil, Turqua y Corea, pases que sin duda se recuperaron de sus crisis con mucha mayor soltura gracias a los apoyos del Fondo. Por qu limitarse a mencionar los que de acuerdo a l fueron fracasos?

UNA CLAVE DESDEADA: EL COSTO DE OPORTUNIDAD

En condiciones como las descritas los pases pueden o no acudir a las instituciones financieras internacionales, pero la cada en el producto, en el empleo, en los salarios reales, la volatilidad de las variables financieras, todos estos fenmenos son resultado de desequilibrios que se acumulan antes de que se solicite el auxilio del Fondo. Para entender el significado del costo de ajustar la economa a la nueva circunstancia, el que tanto desvela a Stiglitz, la pregunta pertinente consiste en saber qu ocurrira si el pas no solicita apoyo internacional.

Si el pas no enfrenta vencimientos de pagos al exterior, sean del sector pblico o del privado, tampoco necesita de apoyo alguno, pero de tener que cubrir pagos cuantiosos en divisas sin un puente de liquidez externa, el tipo de cambio se puede depreciar vertiginosamente, mucho ms de lo que se requerira para enfrentar la crisis de contar con liquidez en moneda extranjera. La explicacin de esta mayor depreciacin es que el pas tendr que generar divisas a partir de un supervit en su balanza de mercancas de un tamao tal que aporte la moneda extranjera necesaria para pagar los vencimientos de deuda externa. Un ajuste as puede alcanzar varios puntos porcentuales del producto equivalentes en magnitud a aumentos en el ahorro interno que normalmente toma dcadas alcanzar.

No slo debe aumentar el ahorro, adems se le plantean a la economa reasignaciones drsticas de la produccin para sustituir importaciones y para exportar en un plazo sumamente corto. Semejante esfuerzo de ahorro y de reestructura productiva se traduce en cadas fuertes y sbitas del consumo y de la inversin. El ajuste se vuelve inevitable, pero las disminuciones del producto y del empleo pueden mitigarse si se obtiene una lnea de crdito que financie el faltante temporal de liquidez y que transmita credibilidad a quienes pueden financiar los vencimientos de deuda. Un puente financiero de esta naturaleza se obtiene cuando el pas toma medidas tendientes a convertir la crisis en un fenmeno transitorio y as mantener o recuperar la percepcin de que se trata de una economa solvente y lquida desde el punto de vista financiero.

Tambin se puede intentar sortear la crisis cerrando la economa a los pagos internacionales y decretando un control de cambios. El hecho de que la mayora de los gobiernos intenten a toda costa evitar una solucin de esta naturaleza y prefieran las odiosas condiciones de la ayuda externa nos dice algo acerca del costo de la autarqua financiera. Malasia, como afirma Stiglitz, sali adelante sin programa con el Fondo. Quiere eso decir que todo el que lo intente puede lograr un resultado igual? No lo creo, pero de ser as, vuelvo a mi comentario del principio: El Fondo no puede obligar a nadie a aceptar sus programas y por errados que sean, los que los toman los prefieren a la alternativa que suele ser ms larga y dolorosa.

Si el costo de no contar con un crdito puente, aun cuando se le condiciona, es varias veces mayor que el de aceptar las condiciones de un apoyo temporal, entonces el programa con el Fondo no impone penuria alguna, los problemas se los inflingi el pas a s mismo; el programa evita que tales problemas se conviertan en una espiral con enormes perjuicios econmicos y descalabros polticos.

Para entender el papel de una institucin como el Fondo que presta auxilio cuando se presenta un problema de suma gravedad, no debemos nunca olvidar que la medicin de costos es engaosa y que el verdadero costo de una decisin es su costo alternativo o costo de oportunidad. Lo que hay que considerar ante cualquier decisin, no es cul es la erogacin o su costo directo, sino cunto se pierde de no tomarla. Si el segundo costo, el de la alternativa desechada, es mayor, la primera alternativa no fue costosa. Siempre aceptaremos gustosos un bypass cudruple en las coronarias frente a la alternativa, un infarto masivo al miocardio.

OTRA PIEDRA EN EL CAMINO DE STIGLITZ: RUSIA

Conviene ahora entrar al anlisis de algunos episodios que Stiglitz utiliza selectivamente para segn l ejemplificar el fracaso del fundamentalismo de mercado del Fondo. Uno entre tantos, objeto de una presentacin sesgada o ignorante, es el que se refiere a la experiencia rusa. Segn Stiglitz Rusia sigue al pie de la letra recomendaciones del Fondo consistentes en liberalizar todos los precios y privatizar todas sus actividades econmicas. De acuerdo a su narracin, la velocidad y el descuido de las autoridades rusas al privatizarpor no establecer las instituciones que deben acompaar al funcionamiento de una economa de mercado- dieron lugar a una gran concentracin de la propiedad y a un funcionamiento catico, a veces gangsteril, de la economa. Las reformas inspiradas en teologa econmica y no en consideraciones prcticas, entre stas trabajar con gradualismo y a partir de un conocimiento de la realidad rusa, se tradujeron en un colapso de la produccin y en fuertes incrementos del nivel general de precios.

Hay bastante de cierto en las afirmaciones de Stiglitz, pero para endosarle el problema al Fondo deja fuera una buena parte de la explicacin del mal desempeo de la economa rusa. No toma en cuenta por ejemplo que al desaparecer el anlogo sovitico a nuestro Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte, el COMECON, instrumento que Rusia utilizaba para ordear a sus satlites, el pas dej de percibir rentas importantes y adems se descoyunt sbitamente el funcionamiento de una economa dependiente de vnculos comerciales que se haban consolidado a lo largo de varias dcadas.

Tampoco menciona que adems del Fondo, del Banco Mundial y de otros organismos internacionales, el gobierno ruso padeci el atosigamiento de un enjambre de asesores econmicos occidentales. Quin deca qu y quin verdaderamente influa en las decisiones del gobierno ruso, si es que le hacan caso a alguien? Eso habr que preguntrselo a los jerarcas rusos de la poca, pero apuesto a que no van a confirmar la hiptesis de que slo estaban esperando que los economistas del Fondo les hablaran al odo. Otro pequeo detalle que se le escap a Stiglitz es que con o sin consejos, es falso que Rusia haya adoptado una economa de mercado. Un anlisis devastador de las reglas imperantes en la nueva Rusia de William W. Lewis revela varias de las agudas distorsiones que se introdujeron a una economa que aun con precios libres, empresas en manos privadas y apertura al comercio exterior, no adquiri realmente una economa de mercado. Presento algunas de las observaciones de mayor relieve de Lewis: a) El gobierno le ordenaba a los bancos prestarle sumas gigantescas de dinero a empresas con problemas. No se recompensaba a empresas productivas o siquiera con utilidades y se aliment una hiperinflacin creando crdito. Creer de veras Stiglitz que semejante conducta calza con recomendaciones del Fondo? (p. 168 en Lewis). b) Los gobiernos locales aprovechan su control del suministro de gas y electricidad para forzar a un gran nmero de fundiciones de acero pequeas, ineficientes y altamente contaminantes a seguir produciendo. Los productores de acero, al no poderlo vender en el mercado, se lo entregan en pago (altamente sobrevaluado) a los proveedores de gas y electricidad que a su vez se lo pasan a las compaas nacionales de gas y electricidad. El gobierno acab acumulando a un costo exorbitante grandes cantidades de acero, lo que contribuy a su incapacidad para enfrentar los vencimientos de su deuda en 1998, y precipit la crisis financiera. (pags. 172,173). c) El gobierno ruso ha mantenido artificialmente bajo el precio interno del petrleo a travs de controles sobre las exportaciones, (el gobierno controla las exportaciones porque es dueo y monopolista de la tubera que se usa para exportar el petrleo, adems controla todas las importaciones de equipo y de servicios petroleros), de ah la incapacidad de la industria petrolera rusa para modernizarse y para elevar una productividad notablemente inferior a la de las compaas petroleras internacionales. (p. 177).

Lewis aporta ms observaciones sobre los impedimentos al buen funcionamiento de una economa de mercado en Rusia que, como el resto de su profundo anlisis de economas comparadas a partir de estudios de productividad por industria, es lectura obligada y fascinante para quienes estn interesados en las sutilezas y la complejidad del crecimiento econmico.

CHINA Y EL LIBRO QUE STIGLITZ ELOGIO SIN LEERLO

Los hechos tampoco perturban a Stiglitz cuando comenta los cambios en la economa China. El autor nos dice a propsito de la transformacin de la agricultura en ese pas: fue un logro enorme, que involucr a cientos de millones de trabajadores y fue alcanzado en pocos aos; y de un modo tal que gener un amplio respaldo: era ensayado en una provincia, con xito, y despus en otras, tambin con xito. La evidencia era tan abrumadora que el gobierno no tena que hacer nada para forzar el cambio, que era voluntariamente aceptado (p. 231)

Cualquiera pensara que el gobierno Chino dise un plan para luego ejecutarlo. Por qu Stiglitz no informa al lector que el fenmeno chino sucedi exactamente al revs de cmo lo describe, que la poblacin se sali del huacal, que fue algo que surgi espontneamente y que al principio los burcratas lo trataron de extinguir? Por qu no se refiere al milagro que fue que el Primer Ministro chino resultase no ser un comunista dogmtico, que al darse cuenta de las maravillas que estaba produciendo un experimento liberador organizado por campesinos rebeldes lo dej ser? Por qu no aclara que fue el gobierno el que acept el cambio que indujo la poblacin?

Cito, para contrastar la versin de Stiglitz, el relato detallado que hace John McMillan sobre esta experiencia (en mi traduccin): Un comienzo minsculo deton esta extensa reforma: Una reunin clandestina de familias en un pequeo pueblo rural. En 1978 los campesinos del pueblito Xiogang de la provincia china Anhui estaban en un estado de desesperacin. La comuna en que trabajaban colectivamente no funcionaba. Conocida como el granero de China, Anhui contiene tierra de la mayor fertilidad en China, pero las 20 familias de Xiogang no producan suficiente arroz para alimentarse. Se haban reducido a depender en parte de mendigar en otras regiones. Cuando el clima no les favoreca pasaban hambrunas. Temerosos de que los arrestaran, los pobladores se reunieron secretamente y se pusieron de acuerdo para dividirse entre ellos la tierra comunal. Tomaron tres determinaciones. Primero, como estaban yendo en contra de la poltica del gobierno, la asignacin individual de tierra la mantendran en secreto, no la divulgaran a nadie fuera de la comuna. Segundo, al gobierno le seguiran entregando la misma cantidad de arroz que ste haba estipulado. Tercero, si a cualquiera lo encarcelaban, los dems criaran a sus hijos hasta que alcanzaran la edad de 18 aos. Sellaron el pacto con sus huellas digitales. Se sucedi un rpido vuelco. Los agricultores de Xiaogang se volvieron sbitamente ms productivos. El hoy es distinto del ayer, dijo uno. Trabajamos cada cual para uno mismo. Trabajando sus propias parcelas podan ver una liga directa entre su esfuerzo y la recompensa. Cualquier cantidad que produjeran en exceso de lo que le tenan que entregar al Estado se la podan quedar o vender. En un ao se duplic la superficie plantada con arroz y empezaron a producir un excedente. A pesar de su juramento, se empez a divulgar lo que estaba sucediendo. Nadie entenda la ineficiencia de la agricultura comunal mejor que los mismos campesinos. A lo largo de toda China, los campesinos estaban listos para el cambio. Con rompimientos rebeldes del rgimen comunal en otros poblados, el cambio prolifer rpidamente. En las palabras de un campesino, el cambio se extendi como epidemia de pollo. Cuando un poblado lo adquiere, toda la regin acaba infectada.

Este cambio desde abajo fue resistido por los de arriba. Previendo que perderan poder, los burcratas locales castigaron a Xiaogang cortndole el suministro de semillas, fertilizante y pesticidas. Pero los pobladores estaban de suerte: Su levantamiento coincidi con una nueva actitud de Pekn. Habiendo fallecido Mao, la nueva clase poltica pens que se le presentaba una oportunidad para explotar los cambios en la agricultura como parte de su empuje para expulsar a los maostas. Funcionarios provinciales visitaron el poblado y bendijeron el cambio. Despus un funcionario de alto nivel de Pekn viaj visitando varios poblados para estudiar los efectos de la agricultura individual. Su informe sobre la mejora en la produccin y en el nivel de vida de las familias campesinas tuvo una gran influencia cuando circul entre los lderes nacionales. En la Conferencia del partido comunista de 1982 el lder principal, Deng Xiaoping, endos las reformas. En 1983 el gobierno central declar que la agricultura individual era compatible con una economa socialista y por lo tanto permitida. Para 1984, apenas seis aos despus de iniciado el movimiento por Xiaogang, haban desaparecido las comunas. (Pgs. 94 y 95).

Como que no se parecen las dos versiones, verdad? Segn Stiglitz el cambio revolucionario en la economa china se dio desde arriba, la realidad fue otra: -se produjo desde abajo y, lo que es tambin de enorme inters, la mayor prosperidad rural aliment la proliferacin de pequeas unidades de produccin para proveer de bienes y servicios a los campesinos que ahora gozaban de mayor prosperidad. As naci el nuevo modelo econmico de libre mercado y privatizaciones crecientes de la economa china. El gradualismo que con justicia alaba Stiglitz no fue producto de un gran designio, fue resultado del cambio que las masas arrancaron al sistema en su afn de escapar de una pobreza desesperante.

Reproduje tantas citas del libro de McMillan por dos razones. Primero, porque proporcionan un ejemplo elocuente del potencial que se desata cuando se permite florecer la iniciativa individual. Segundo, porque, como ste, podra ofrecer muchsimos otros contrapuntos a las afirmaciones de Stiglitz, varios por captulo, pero para desmentirlo basta un botn, o dos. Por cierto el libro de McMillan tiene en su portada una sola cita y quien la proporciona es nada menos que el mismsimo Stiglitz en la que nos informa: There could be no better guide to the modern view of markets than John MacMillans new book. Lo habr ledo?

LAS PIRUETAS IMAGINARIAS DEL CADVER DE LORD KEYNES

En otra de sus tergiversaciones el profesor Stiglitz nos informa que: Hoy el FMI tpicamente aporta dinero slo si los pases emprenden polticas como recortar los dficits (sic) y aumentar los impuestos y los tipos de inters, lo que contrae la economa. Keynes se revolvera en su tumba si supiera lo que ha sucedido con su criatura. No hace falta que Keynes d volteretas bajo tierra, no se necesita saber mucho de cmo se gest la creacin del Fondo para conocer que las ideas que prevalecieron en lo fundamental provienen de Harry Dexter White - el representante de los Estados Unidos en Breton Woods durante la creacin del Fondo - y no de Keynes. Este ltimo aport ideas valiosas pero eso no lo convierte, ni remotamente, en padre de la criatura.

El plan Keynes consista en una cmara de compensacin de pagos mundial con la posibilidad de crear medios de pago, la unidad se llamara bancor con una capacidad de giro para cada pas relacionada con el tamao de su comercio exterior. Sobregiros importantes estaran cubiertos mediante crditos del Tesoro de los EEUU. La alternativa White, la que triunf en parte gracias a la hegemona post guerra de Estados Unidos y en parte por ser la frmula ms responsable, consisti en la creacin de un fondo constituido a travs de aportaciones de cada pas miembro sobre el que se podra girar ocasionalmente para cubrir faltantes de la balanza de pagos. Tanto el plan Keynes como el White prevean un mundo sin controles a los componentes de la balanza de pagos. De manera que tampoco tendra motivos Keynes para revolcarse en su tumba cuando el Fondo procede de acuerdo al mandato de apertura al que el mismo Keynes contribuy.
Curiosamente, aunque Stiglitz le da un tinte ideolgico a su rabia anti Fondo, hacindonos creer que su oposicin le da un ropaje de centro izquierda, el verdadero enfoque adverso al Fondo, mucho ms contrario porque ms all de cuestionar sus polticas cuestiona su existencia misma, es el de economistas ortodoxos que preferiran que el Fondo desapareciera y que en su lugar reapareciera el patrn oro .

PARA TERMINAR, UNA PERLA MS DEL LIBRO DE STIGLITZ

La aparente ignorancia histrica del profesor tambin est acompaada de una profunda inocencia, o ser que tiene poco aprecio por la inteligencia de los lectores? Cito: supongamos que una empresa en un pas subdesarrollado acepta un crdito a corto plazo de un banco norteamericano por cien millones de dlares a un inters del 18 por ciento. Una poltica prudente por parte del pas requerira aumentar las reservas en cien millones. Las reservas generalmente se tienen en Letras del Tesoro de EEUU, que pagan un 4 por ciento. La verdad es que el pas simultneamente pide prestado a EEUU a un 18 por ciento, y le presta a EEUU a un 4 por ciento. Veamos profesor: Ni los pases ni las empresas necesitan disponer de liquidez, por prudentes que sean, en cantidades equivalentes al cien por ciento de sus obligaciones. Adems, las divisas para pagar las deudas de las empresas tendrn que salir del mercado de moneda extranjera, y pueden provenir de las que entregan los exportadores y de quienes prestan servicios al exterior, o de la contratacin de nuevos crditos por parte por ejemplo de la misma empresa a la que alude el profesor, o de otras empresas. Adems, el monto de reservas prudente depender del rgimen cambiario. Deber ser muy alto, mucho mayor por cierto a las obligaciones en moneda extranjera del pas, si se tiene una caja de conversin y, en el otro extremo, con tipo de cambio libre, los requerimientos de reservas sern mucho menores.

El libro tiene muchas otras perlas pero ni el espacio de esta charla ni la paciencia de la audiencia permiten que las aborde exhaustivamente. No quiero terminar sin advertir que, no obstante el sabor crtico de mis comentarios, (justificado porque la superficialidad y falacias del autor son tan peligrosas que es importante desenmascararlo), el libro tiene un buen nmero de lecciones y sugerencias valiosas de poltica econmica, pero para extraerlas hay que poder discriminar entre lo verdadero y lo falso, entre la investigacin rigurosa y la propaganda, en otras palabras, hay que separar la paja del trigo, para desechar la primera.


Varias de las posturas en este sentido se pueden consultar en: Maquillan, Lawrence J., y Meter C. Montgomery (comps.), The Internacional Monetary Fund: Financial Medic to the World?, Hoover Institution Press, Stanford, California, E.U., 1999.

Lewis, William W., The Power of Productivity: Wealth, Poverty, and the Threat to Global Stability, The University of Chicago Press, E.U, 2004.

McMillan, John, Reinventing the Bazaar: The Natural History of Markets, W.W. Norton and Company New York-London, E.U., 2002.


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