3/31/2008
El petróleo y la competencia
Godofredo Rivera

No, López ya no es un peligro para México, es una verdadera escoria, una verdadera escoria que desea impedir la modernización económica de México. Sí, ahí está la escoria López incitando a la violencia, mintiendo y amagando a todo aquel (aunque sea correligionario) que pretenda discutir cualquier tema en materia de reforma energética. Y lo peor, veo un PAN asustado, amedrentado, con argumentos poco claros para modernizar a la industria petrolera, que sólo se ha conformado en mostrar un comercial de televisión que se parece a esa rancia publicidad que el PRI solía usar para defender sus programas populistas. Si el PAN está esperando un cambio en el PRD está perdiendo vilmente el tiempo. Este partido hoy se lo disputan los populistas y los estalinistas. No tiene remedio.

                          

En cuanto al PRI, veo como se están imponiendo los dinosaurios de Bartlett, hoy representados por el senador Manlio Fabio Beltrones. Ya nos salió Manlio con una puntada: “en el PRI no aceptaremos ni contratos de riesgo ni cambios a la constitución. Luego, Santiago Creel, “no permitiremos que se toque la renta petrolera,” ¡uff! Vaya, que si son estúpidos nuestros políticos.

 

De la mayoría de los periodistas ni hablar, también he oído puras estupideces; que si las privatizaciones no han funcionado, que si el neoliberalismo, que si tata Cárdenas, etc.

 

No, entendámoslo de una vez, cualquier intento de verdaderamente modernizar a la industria petrolera mexicana, forzosamente pasa por un cambio constitucional, en particular de los artículos 27 y 28 que le dan al Estado mexicano poderes monopólicos nefastos sobre los recursos naturales, lo que por supuesto incluye al petróleo.

 

Si PEMEX se quiere convertir en una empresa pública moderna debe ver lo que se hizo en Brasil.

 

La empresa petrolera brasileña, PETROBRAS, inició operaciones en 1954 como un monopolio estatal dedicado a la exploración, producción, refinación, investigación y transportación de petróleo y sus derivados. Vaya, PETROBRAS era un monopolio ineficiente como lo es hoy PEMEX.

 

Pero el cambio llegó en el año de 1976, en donde la petrolera brasileña ya no era capaz de abastecer de petróleo al mercado interno, pues sólo alcanzaba a cubrir el 50% de la demanda, por lo que tuvo que importar petróleo (lo que parece será el destino inexorable de México, de persistir la terquedad de abrir PEMEX al capital privado). Esto llevó a que ese mismo año PETROBRAS firmará por primera vez un contrato de riesgo (esos de los que el PRI amenaza, no pasarán) con la petrolera privada British Petroleum para explorar y explotar petróleo en las llamadas aguas profundas del mar.

 

Dado que en PETROBRAS persistían las ineficiencias, en 1997 el entonces presidente brasileño Enrique Cardoso promulgó una ley que permitía a otras empresas competir con PETROBRAS. Sí, ojo, esas expresiones que odian los políticos mexicanos, como son cambios legales y mayor competencia. A partir de ese momento, las actividades de exploración, desarrollo y producción de yacimientos se llevan a cabo mediante contratos de concesión, asignados mediante licitaciones en donde distintas empresas privadas a PETROBRAS compiten por los distintos campos petroleros. Asimismo, el gobierno también introdujo una nueva metodología para que los precios de los productos derivados fueran determinados por el mercado (eliminó los controles de precios, esos que tanto le gustan al Presidente Calderón), y decidió eliminar todos los subsidios al transporte de petróleo y etanol.

 

Posteriormente, el gobierno brasileño decidió bajar su participación en PETROBRAS del 84% a poco más de 50%, mediante la emisión de acciones en la bolsa de valores. Sí, decidió que parte de sus acciones fueran poseídas por particulares, lo que a los políticos mexicanos les pone los pelos de punta.

 

Si bien en el rubro de la exploración la petrolera brasileña tiene la mayor parte del mercado, el gobierno brasileño ha aceptado la competencia privada, por lo que hoy PETROBRAS tiene que competir con empresas como Agip, Devon, Shell, Maersk, Statoil, Chevron Texaco, Encana, El Paso y BG Group. En el rubro de la distribución de petróleo, la petrolera estatal no tiene dominio y sus competidores principales son empresas pequeñas que están en franco crecimiento. En distribución de productos derivados, lo mismo, PETROBRAS tiene el 40% del mercado y sus competidores principales son Shell, Esso y Texaco.

 

Como puede ver amigo lector, las causas por las que PETROBRAS se ha expandido exitosamente en los últimos años es su asociación con empresas privadas, la competencia a la que está sometida y el allegarse recursos de los mercados de capital. En una palabra, PETROBRAS ha aplicado un principio fundamental para el éxito empresarial: más mercado y menos gobierno.

 

Ah, pero nuestros políticos socialistas sólo quieren hacer un cambio de forma y no de fondo en PEMEX. No entienden que el problema de PEMEX no consiste en darle más recursos; el problema de PEMEX es que no tiene incentivos a ser competitivo y la razón es simple: es un monopolio obeso que no compite con nadie y no rinde cuentas. Asimismo, cuenta con un sindicato corrupto, y la falta de definición de derechos de propiedad sobre el “oro negro,” sólo ha hecho que los gobiernos de todos los colores y todos los niveles quieran echarle mano a los ingresos petroleros. Sí, esa es la maldición de PEMEX.

 

Es importante entender que es la competencia lo que da incentivos a que las empresas sean eficientes. Es la competencia lo que redunda en productos mejores y a bajos precios para el consumidor. Es la competencia lo que al final de cuentas da mayor libertad a los consumidores. Por increíble que parezca, esto no ha sido entendido, ya no digamos por los políticos, sino por los periodistas en su mayoría. Escuchaba la otra vez a un periodista (de esos privilegiados de uno de los duopolios televisivos) decir que la solución no era privatizar PEMEX (lo que ojo, nadie ha planteado), pues en México las mismas habían sido un rotundo fracaso; citaba los casos de la aviación, los bancos, los ferrocarriles y las telecomunicaciones.

 

A ver, este despistado periodista no sabe historia económica (se cree un experto). En México la causa por la que algunas de las privatizaciones no han funcionado es por que está metida la apestosa mano del gobierno. Durante el porfiriato, los ferrocarriles, el petróleo, los bancos y la mayoría de las empresas eran privadas (nacionales y extranjeras) y funcionaban razonablemente bien. Pero luego vinieron los gobiernos revolucionarios y realizaron expropiaciones masivas, lo que dio al traste a la competencia y por tanto a la economía. Luego, algunos de estos mismos gobiernos revolucionarios intentaron “corregir” los excesos estatistas y a emprender privatizaciones de empresas estatales quebradas. Ahí empezaron los problemas. Primero, se privatizaron monopolios del gobierno (Telmex) y se convirtieron en monopolios privados (ó dominantes); en otros casos el gobierno mexicano expropió y luego privatizó y puso en manos equivocadas a las empresas reprivatizadas. Estoy hablando de los bancos, que antes de la expropiación de 1982 funcionaban razonablemente bien; luego, al reprivatizarse, en vez de regresárselos a sus dueños originarios (banqueros con experiencia) se les vendieron a precios inflados a los “casabolseros” cuyo negocio era el bursátil y no el bancario. A raíz de las pifias en materia de política cambiaria (otra vez, el culpable el gobierno), se desata la crisis de 1994, lo que ocasiona el quebranto del sistema bancario, por lo que entra el gobierno al rescate (ya no de los banqueros, sino de los ahorradores); hoy la banca se ha expandido, pero los costos regulatorios son enormes, lo que dificulta la competencia en el sector (tenemos alrededor de 40 bancos; en EU existen más de 10 mil) y no se traduce en precios bajos y calidad para los consumidores de los servicios bancarios. En la aviación lo mismo, en vez de abrir el mercado (como se ha hecho recientemente) el gobierno se dedicó a garantizar a sólo dos empresas el mercado; así, además de proteger de la competencia a las empresas de aviación, cuando caían en desgracia el gobierno entraba al rescate una y otra vez para seguir con el circulo vicioso; ojo, insistimos otra vez, la culpa no son los mercados competitivos, sino la mano del gobierno que lo que menos fomenta es la competencia. Y así podríamos seguir, enumerando las tonterías cometidas por los gobiernos en las distintas privatizaciones.

 

Hay que entenderlo, es la competencia lo que le conviene a los consumidores y el petróleo no es la excepción. Ojalá lo entiendan los políticos. De la escoria de López, ni hablar, nunca entenderá, pues está dogmatizado. La única manera de frenarlo será con el uso de la razón (no con López, sino con algunos de sus correligionarios que están abiertos a la discusión) y con la aplicación estricta de la ley. Ya veremos si los políticos deciden cambiar de una vez por todas la estructura perversa en que opera PEMEX. Si no lo hacen, lo harán las circunstancias internacionales, pero ello sería costoso, muy costoso para el pueblo mexicano.



«Regresar a la página de inicio