¿Qué sucede cuando una empresa petrolera,
cuyo activo imprescindible son los yacimientos de hidrocarburos que puede
explotar, tiene una tasa de reposición de reservas probadas inferior a 100 por
ciento? Sucede que tiene que aumentar sus inversiones en exploración, así como
en desarrollo de sus reservas probables para transformarlas en probadas y en
sus reservas probadas pero no desarrolladas, para desarrollarlas. Esto le pasa
hoy día a casi todas las empresas petroleras porque la demanda supera al
surgimiento de nuevas reservas probadas.
La tasa de reposición resulta de dividir las
reservas entre la producción de un año e indica, entonces, el número de años
que podría sostenerse la producción actual de no haber nuevos descubrimientos.
Tras siete años consecutivos de cuantiosas
inversiones, Pemex ha logrado, al cierre de 2007,
alcanzar una tasa de reposición de reservas 3P (que es la suma de reservas
probadas más reservas probables más reservas posibles) de 65.7%, que se compara
favorablemente con una tasa de 56.9% en 2004, pero que, obviamente, está lejos
todavía de la tasa deseable de 100% (esto es: que las reservas adicionadas en
un año sean equivalentes a la producción anual). Y eso se refiere a la más
benévola –por llamarle así– de las mediciones de las
reservas; no hay una garantía de que las reservas posibles y las reservas
probables se podrán explotar comercialmente, lo que a su vez depende de las
condiciones del mercado (precios que justifiquen el costo de la explotación),
de que se disponga de los recursos para invertir en el desarrollo de esos
yacimientos y de la tecnología apropiada para explotarlos comercialmente.
En términos de reservas probadas (reservas
1P) la tasa de reposición al cierre de 2007 para Pemex
es de sólo 11.4% -expresado como el cociente de la reserva descubierta en ese
periodo- y en términos de reservas 2P
(probadas más probables) es de 42.1 por ciento.
Algún senador irresponsable, sin dar
absolutamente ninguna fuente como referencia, ha sentenciado que estos datos,
difundidos por Pemex la semana pasada, son falsos y
buscan causar alarma. Más alarmante es que de ese tipo de personajes,
auténticos traficantes de ruido, dependa la reforma de Pemex.