La solución al asunto
petrolero es muy sencilla. Las condiciones esenciales para que ese monopolio
pueda ampliar sus operaciones y aprovechar más cabalmente lo que yace en el
profundo submar son viables, siempre y cuando cumplan
requisitos básicos. Ninguna solución puede ser:
·
Antidemagógica
·
Antimitológica
·
Políticamente incorrecta
Todo empresario
poseedor de la tecnología para aguas profundas exige una condición. Si los
costos son tan inmensos como los riesgos, quien perfore quiere participar en
las ganancias si encuentra petróleo; si no lo encuentra, se aguanta las
pérdidas. Pero eso firma contratos de riesgo. Imposible.
Además, todas las
empresas con tecnología para aguas profundas son extranjeras. Contratar a un
extranjero que puede ganar mucho suena a privatización. Imposible.
¿Cómo romper la
contradicción entre las premisas nacionales y las realidades de la tecnología y
del mercado?
Muy sencillo. Pemex ya hace contratos con nacionales y extranjeros en que
ellos no corren riesgos sino que sólo reciben honorarios. Hay que hacer lo
mismo con los contratos de perforación en aguas profundas, más o menos con una
conversación así:
Pemex a la empresa extranjera: “Necesito que perfores
en mis aguas profundas pero no puedo contratar contigo como haces con otros
países. ¿Qué te parece si te quito el riesgo de perder pero de todas maneras
ganas?”
Empresa
extranjera: “Estoy de acuerdo. Pero si quieres pagar a cuota fija mis servicios y
que yo aguante el riesgo de perder si no encuentro petróleo donde perfore,
tendré que cobrarte muchísimo más caro. Digamos, lo triple o más.”
Pemex: “De acuerdo. Te pagaré de más, pero
con la ventaja de que no privatizaré nada ni perderé soberanía sobre mis
recursos naturales.”
Empresa
extranjera: “Y a riesgo de meterme donde no me llaman, ¿te vale la pena
dilapidar así el dinero?”
Pemex: “Mira, mis diputados y senadores y
partidos políticos no me permitirán actuar de otra manera. No les importa si
las cosas cuestan, con tal de que no haya sospecha de privatización o traición
a la patria. Y tú bien sabes, el petróleo es tan buen negocio que aguanta todo.
México también aguanta todo.”
El dicho es tan antiguo como la
humanidad: todo tiene un precio. Se harán licitaciones internacionales muy
legales, los contratistas cobrarán carísimo y México pagará de más, pero lo
verdaderamente importante es que la mitología, la demagogia, la corrección política
y la soberanía quedarán intactas. ¡México se habrá salvado! ¡Viva México!