4/3/2008
Pemex: Diagnóstico y propuesta
Arturo Damm

He leído con cuidado el documento presentado por la secretaria de Energía, y el director de PEMEX, titulado “Diagnóstico: situación de PEMEX”, mismo que se puede sintetizar, para su análisis en tres puntos: situación actual, propuestas y restricción. Voy por partes.

 

Situación actual. Leemos, en primer lugar, que “PEMEX pasó de ser la sexta empresa petrolera más importante del mundo en 2004 a ser la onceava en 2007”, ¡a pesar de contar con los niveles de inversión más altos de su historia!, y que “contamos con reservas probadas solamente para 9.2 años a los ritmos actuales de extracción”, razón por la cual hay que acelerar esos ritmos de extracción, para lo cual, según la secretaría de Energía, y el director de PEMEX, hay que considerar las siguientes propuestas.

 

Propuestas. Primera: “Adecuar el marco regulatorio al que se sujeta a PEMEX para dotarlo de mecanismos ágiles y modernos para su operación (para lo cual, esto obviamente lo digo yo, hay que desaparecer a la Secretaría de Energía)”. Segunda: “Asegurar que la flexibilidad operativa vaya acompañada de una mayor transparencia, así como de un incremento en la eficiencia y productividad”. Tercera: “Consolidar a PEMEX como una empresa de todos los mexicanos, propiciando que provea información con absoluta transparencia, y que los mexicanos puedan dar seguimiento pleno al comportamiento de la empresa, promoviendo así una verdadera rendición de cuentas”. Cuarta: Impulsar un nuevo método de control y fiscalización que erradique la corrupción, pero que al mismo tiempo no obstaculice el trabajo y se enfoque a la obtención de resultados”. Quinta: “Fortalecer a la autoridad reguladora, precisando sus atribuciones y dando mayor claridad a sus objetivos, a fin de dar plena integralidad a la revisión del marco jurídico que rige a la industria petrolera nacional”, todo ello sujeto a una restricción inamovible, ¡faltaba más!

 

Restricción. “Para lograr lo anterior – leemos en el documento -, es necesario hacer una revisión integral al marco que regula la industria petrolera estatal partiendo de las siguientes premisas (que no son otra cosa, esto obviamente lo digo yo, más que restricciones). A) El petróleo es, y seguirá siendo, de los mexicanos (cualquier cosa que ello signifique). B) Se fortalece la rectoría del Estado sobre sus recursos energéticos (¿pues no que son de los mexicanos?) C) No se privatiza PEMEX, ni sus activos o infraestructura (no privatización que es contraria a la afirmación de que el petróleo es de los mexicanos)”, restricciones que darán como resultado, si es que se dan, cambios accidentales en la industria petrolera nacional, que mantendrá su esencia – monopolio gubernamental en un sector estratégico de la actividad económica -, con todos los excesos y defectos que ello supone, siempre en contra de la competitividad de las empresas mexicanas, y en contra del bienestar de los consumidores.

 

Por si fuera poco, en el campo de las restricciones, se señala que todo ello debe darse “sin afectar la contribución de PEMEX a las finanzas públicas”, es decir, manteniendo a la empresa petrolera como el principal contribuyente del país, si bien es cierto que, entre otras cosas, se propone adecuar “la regulación fiscal a que está sujeta” la empresa, pero, va de nuevo, “sin afectar la contribución de PEMEX a las finanzas públicas”.

 

¿Cuántas veces se mencionan términos como competencia, capital privado, coinversión? Ninguna (aunque es cierto que se habla de “inversiones complementarias en aquellas áreas de la industria petrolera NO reservadas al Estado”), muestra de lo dicho: los cambios, si se dan, serán meramente accidentales, no sustanciales, por lo que, en esencia, la industria petrolera nacional seguirá siendo la que ha sido, con el problema de que, la que ha sido, ya no funciona.



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