Diversos
indicios en el sistema de escuelas de gobierno dejan ver que el modelo está
agotado: los continuos paros en el Colegio de Bachilleres;
En efecto,
desde principio de la década de los ochentas el poder político decidió
abandonar el viejo sistema centralizado donde el Estado era el actor principal.
Se trata de
echar abajo las estructuras socialistas construidas al calor de
Pero no
bastaba privatizar las empresas del Estado para construir una economía de
mercado. Después de todo, el Estado sólo tenía algo más de mil empresas, aunque
algunas eran de las más importantes del país. Era necesario quitar los
múltiples obstáculos para que los mexicanos se atrevieran a abrir nuevas empresas
y negocios de todo tipo. En efecto, la desregulación permitió quitar leyes,
normas y reglamentos absurdos, aunque todavía falta mucho por hacer.
El proyecto
neoliberal también incluye abrir las fronteras a los inversionistas
extranjeros, reducir los impuestos, adelgazar la burocracia gubernamental,
eliminar los subsidios y los programas de supuesto beneficio social.
En todos
estos renglones se han tenido avances importantes aunque no al nivel que
debería. Pero en cuanto a educación el avance es muy escaso. Quizás sólo se
puede observar cierto nivel de desregulación para permitir que surjan nuevas
escuelas y universidades privadas que la burocracia educativa les denomina
despectivamente como “escuelas patito”. Pero la estructura del gigantesco
sistema de educación pública está intacta, igual que hace cincuenta años.
En efecto,
cuando se dice que el sistema de educación pública sigue igual que hace décadas
es por lo siguiente:
1.
El gobierno sigue gastando recursos
del erario para construir nuevas escuelas y universidades.
2.
Las escuelas y universidades
públicas siguen siendo “tierra de nadie”.
3.
Las escuelas y universidades viven
de subsidios directos del Estado y muchas de ellas tienen prohibido pedir
cuotas a los alumnos.
4.
Todas las escuelas y universidades
públicas padecen de sindicatos.
5.
Todas las escuelas y universidades
públicas están sujetas al centralismo burocrático del Estado, sea por
6.
Los trabajadores se rigen por
7.
Todas carecen de autonomía.
8.
La filosofía educativa es para
formar empleados, no empresarios.
9.
Siguen formando a los alumnos como
si fueran a vivir en un mundo anticapitalista.
Todas estas
características son semejantes a las que se aplicaban en las escuelas
soviéticas y las de Benito Musollini en Italia.
Naturalmente que tienen que estar en contradicción con la filosofía neoliberal.