Miami (AIPE)- A principios
de abril se cumplen 17 años del lanzamiento de la
Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE). En periodismo se trata de
bastante tiempo. Lo creo así al recordar mis
experiencias personales en los dos periódicos donde trabajé en
Venezuela, La Verdad y El Diario de Caracas, ambos se
publicaron durante períodos más cortos de tiempo, aunque fueron diarios excelentes,
innovadores, objetivos y combativos.
Es oportuno agradecer hoy el
apoyo de 697 colaboradores que han escrito columnas de opinión par
Siento particular
satisfacción en poder decir que a lo largo de estos años hemos mantenido en
AIPE la diáfana política editorial que aprendí trabajando, a mediados de los
años 60, al lado de mi amigo y maestro, el brillante periodista, abogado y
empresario venezolano Nicomedes Zuloaga (1926-2006). Luego
conocí e hice amistad con muchos de nuestros colaboradores en las reuniones de
la Sociedad Mont Pèlerin,
agrupación fundada en 1947 por Friedrich von Hayek –a quien considero haber
sido el más brillante economista y politólogo del siglo XX-- para discutir las amenazas a la libertad sufridas
tras el desmedido crecimiento de los gobiernos en los años 30 y durante la
Segunda Guerra Mundial. Fueron Nico Zuloaga y mi hermano Ricardo Ball
quienes organizaron la primera reunión de esa Sociedad en América Latina,
llevada a cabo en Caracas en 1969.
Es también oportuno
agradecer el apoyo de los periódicos, revistas y páginas de Internet que
publican nuestros artículos en doce países, siendo nuestra definida línea
editorial la clara defensa de la libertad individual, el libre intercambio
comercial, la igualdad ante la ley, gobiernos limitados y la paz, ideas que no
son particularmente populares hoy en día entre muchos de los gobernantes y
políticos de América Latina, la España socialista ni en los Estados Unidos, con
sus corrompidos subsidios agrícolas, falta de claro apoyo al libre mercado en
el hemisferio y envuelto actualmente en una guerra absurda e imposible de ganar
en Irak.
AIPE no hubiera sido la
misma sin el infatigable trabajo, total apoyo, perspicaces recomendaciones y frecuentes
críticas de mi esposa, Anita Ball, vicepresidente de
la empresa desde el primer día. Con frecuencia me sucede que al llegar a una
reunión o conferencia, los anfitriones antes de saludarme me preguntan: “¿Dónde
está Anita?”
Termino este breve relato
de las actividades de AIPE con una nota triste, pero quiero recordar muy
especialmente a nuestros colaboradores fallecidos: Luis
Aguilar León, Robert Bartley,
Jorge Bolaños, Eric Brodin, Harry
Browne, Leandro Cantó, Porfirio Cristaldo
Ayala, Alberto DiMare, Hernán Echavarría
Olozaga, Milton Friedman, Ralph Harris, Francisco Igartua, Carlos Lemos Simmonds,
Tomás MacHale, Edgard Mason,
Constantine Menges, Jorge Olavarría, George Roche, Murray Rothbard, Hans Sennholz, Julian Simon, William E. Simon, Raúl Sosa, Donald Stewart, Melanie Tammen, Jude Wanniski,
Walter Wriston y Nicomedes Zuloaga.
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