10/18/2013
¡No, no se pudo!
Arturo Damm

Preocupante el engredo tributario que padecemos, de la especie MAD: impuestos Muchos, Altos y Disparejos. Alarmante el engredo tributario que propusieron, a manera de reforma fiscal, Videgaray y Peña Nieto, de la misma especie que el anterior. Decepcionante el engendro tributario que resultará de lo dispuesto por los legisladores a partir de lo propuesto por el Ejecutivo Federal, engendro tributario que seguirá siendo de la especie MAD, antítesis de los sistemas tributarios sensatos, que son los de la especie PBP: impuestos Pocos, Bajos y Parejos, de los cuales el compuesto por el Impuesto Único a las Compras, IUC, es la quintaesencia, razón por la cual en esa dirección es que debe proponerse cualquier reforma tributaria, algo que la gente de Presidencia de la República, de la Secretaría de Hacienda, de la Cámara de Diputados, y de la Cámara de Senadores, ¡de manera increíble!, no entienden (grave), o sí entienden pero no quieren (más grave).

Sobre el IUC, en estas páginas, he escrito insistentemente, y por otros medios le he hecho, con ayuda de varias instituciones, publicidad, señalando que con un IUC del 15 por ciento se podría realizar la reforma tributaria perfecta, definida como aquella con la que se lograrían estos objetivos:  1) que el gobierno recaude más; 2) que los contribuyentes paguen menos; 3) que quienes no pagan paguen; 4) que se eliminen los privilegios tributarios; 5) que se elimine la distorsión de precios; 6) que se simplifique lo más posible el sistema tributario; 7) que se eleve la competitividad de la economía mexicana, de la cual depende cuánto se invierte en el país, de lo cual depende cuánto crece la producción de bienes y servicios, la creación de empleos, la generación de ingresos, de lo cual a su vez depende el bienestar de la gente.

Reescribo lo ya escrito hasta el cansancio[1]: si el año pasado se hubiera cobrado un IUC del 15 por ciento el gobierno hubiera recaudado un 60 por ciento más de lo que recaudó, ¡y esto, recaudar más, es lo que le importa al gobierno!, lo cual puede lograrse al mismo tiempo que se cobran menos impuestos, uno solo a las compras de todos y de todo, ¡y esto, tributar menos, es lo que nos importa a los contribuyentes! Allí está la lógica del IUC, allí están los números del IUC, y pese a ello seguiremos padeciendo, ¡increíblemente!, un engendro tributario de la especie MAD: impuestos Muchos (aunque se eliminen algunos, como el IETU o el IDE), Altos (de hecho algunos más altos, es el caso del ISR) y Disparejos (de hecho con mayor disparidad, es nuevamente el caso del ISR), todo lo cual pone sobre la mesa, para abrir boca, la siguiente pregunta: ¿cuánto tiempo pasará antes de que se vuelva a plantear la necesidad de ooootra reforma tributaria, porque, por lo pronto, esta vez no se pudo?

Lo que queda claro es que nuestros gobernantes no tienen idea del tipo de sistema tributario que se necesita para apuntalar el progreso económico.


[1] Véase la serie de seis artículos dedicados al tema –La reforma tributaria “perfecta–  publicada en estas páginas.


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