Yo soy un l�piz de grafito, el t�pico l�piz de madera tan conocido por todos los chicos, chicas y adultos que saben leer y escribir.

Escribir es al mismo tiempo mi vocaci�n y mi distracci�n, eso es todo lo que hago. Ustedes se preguntar�n por qu� debo confeccionar mi �rbol geneal�gico. Bueno, para empezar mi historia es interesante. Y adem�s, yo soy un misterio, mayor a�n que el que puede representar un �rbol, un atardecer o un rel�mpago. Lamentablemente, quienes me utilizan dan por sentado que soy un mero incidente, carente de todo pasado. Esta actitud me relega al nivel de algo meramente trivial. La humanidad cae as� en una especie de penoso error, con el cual no podr� persistir mucho tiempo sin peligrar.

Yo, l�piz, si bien en apariencia soy algo sencillo, merezco su asombro y admiraci�n, por las razones que m�s adelante probar�. En realidad, si ustedes logran entenderme -lo que realmente es mucho pedir de alguien-, si consiguen darse cuenta del milagro que vengo a simbolizar, podr�n ayudar a salvar la libertad que desgraciadamente la humanidad de a poco va perdiendo. Tengo una profunda lecci�n que ense�ar. Y puedo transmitirla mejor que lo que un autom�vil, un aeroplano o una lavadora de platos podr�an hacerlo, en virtud de ser aparentemente algo muy simple.

�Simple? Sin embargo, ni una sola persona sobre la tierra sabe c�mo hacerme. Esto suena fant�stico, �no es cierto? Especialmente cuando se toma conciencia que alrededor de cien a cien millones y medio de unidades como yo son producidas en los Estados Unidos cada a�o.

T�menme y obs�rvenme. �Qu� es lo que ven? Sus ojos no encontrar�n gran cosa, hay un poco de madera, barniz, la etiqueta, la mina de grafito, algo de metal y una goma de borrar.

Innumerables Antecedentes

As� como para ustedes ser�a casi imposible trazar su �rbol geneal�gico yendo muy hacia atr�s en el tiempo, tambi�n lo es para m� citar y explicar todos mis antecedentes. De cualquier manera, desear�a mencionar algunos de ellos a efectos de impresionarlos con la riqueza y complejidad de mi curriculum.

Mi �rbol familiar comienza con lo que en los hechos es precisamente un �rbol: un cedro de fibra recta que crece en el norte de California y Oreg�n. Contemplen ahora todos aquellos elementos que requiere la tarea de cortar el �rbol y transportar los troncos hasta la v�a muerta del ferrocarril: sierras, camiones, sogas y muchos otros pertrechos. Piensen en todas las personas y en las innumerables t�cnicas que intervinieron en su fabricaci�n: la extracci�n del mineral, la obtenci�n del acero y su conversi�n en sierras, ejes, motores; el cultivo del c��amo y su paso por todas las etapas hasta llegar a la soga pesada y resistente; los campamentos de los obreros con sus camas y comedores. �Miles de personas han intervenido solamente en cada taza de caf� que beben los le�adores!

Los troncos son transportados hacia un aserradero en San Leandro, California. �Pueden ustedes imaginar a todos aquellos individuos que participan en la fabricaci�n de los vagones, los rieles, los motores del ferrocarril y en la instalaci�n de los sistemas de comunicaci�n? Hay legiones de personas entre mis antecedentes.

Consideren las tareas que se llevan a cabo en el aserradero en San Leandro. Los troncos de cedro son cortados en peque�as l�minas de menos de un cuarto de pulgada cada una de grosor. Las mismas son secadas y entintadas por id�nticas razones por las que las mujeres ponen rouge en sus rostros: la gente prefiere que Yo luzca hermoso y no de un blanco p�lido. Las l�minas de madera son enceradas y secadas en un horno nuevamente. �Cu�ntos conocimientos intervinieron en la fabricaci�n de la tinta y de los hornos, en la generaci�n de calor, en la luz y la energ�a, las poleas, los motores, y en todas las cosas que una f�brica requiere? �Incluimos a los que realizan la limpieza de la f�brica entre mis ancestros? S�, y tambi�n a quienes vertieron el concreto para edificar la represa hidroel�ctrica con la cual la Compa��a de Gas y Electricidad del Pac�fico suministra de energ�a a la f�brica!

Tampoco pasen por alto a aquellos ancestros presentes y distantes que han participado del transporte de sesenta vagones de carga con planchuelas de madera a lo largo del pa�s.

Una vez en la f�brica de l�pices -US$4,000,000 en maquinarias y edificios, un capital acumulado por ahorrativos parientes m�os- se trazan ocho surcos utilizando una compleja m�quina sobre cada l�mina, despu�s de lo cual otra m�quina coloca una punta en cada una, aplica pegamento y ubica otra l�mina sobre ella, formando una especie de s�ndwich. Entonces, siete hermanos y Yo somos mec�nicamente tallados.

Mi �punta� en s� misma es compleja. El grafito es extra�do de Ceil�n. Tengan presente a los mineros y a todos aquellos que produjeron sus diversas herramientas y a los que elaboraron las bolsas de papel en las cuales el grafito es transportado y a quienes fabricaron las cuerdas con las cuales se atan las bolsas y a aquellos que las cargaron en los barcos y a los que fabricaron esos barcos. Inclusive los encargados del faro que gu�a a las naves y los operarios del puerto, participaron de mi nacimiento.

El grafito es mezclado con arcilla proveniente de Mississippi que se refina utilizando hidr�xido de amonio. Posteriormente, son a�adidos agentes humectantes, tales como cebo sulfurado, que es grasa animal qu�micamente tratada con �cido sulf�rico. Luego de pasar por numerosas m�quinas, la mezcla finalmente luce como salida de una picadora de carne, que pasar� a ser cortada a medida, secada y horneada por varias horas a una temperatura de 1,850 grados Fahrenheit. Para aumentar su resistencia y suavidad, las puntas son tratadas con una mezcla caliente que incluye cera proveniente de M�xico, parafina y grasas naturales hidrogenadas.

La madera de cedro recibe seis manos de esmalte �Tienen idea de cu�les son todos los ingredientes del esmalte? �Se le ocurrir�a a alguien pensar que las refiner�as de aceite de castor forman parte de �l? Pues, as� es. Al mismo tiempo, el proceso a trav�s del cual se logra que el esmalte tenga un atractivo color amarillo, involucra las habilidades de m�s personas que las que alguien podr�a llegar a enumerar.

Observen la etiqueta. Esa pel�cula se forma aplic�ndole calor a una combinaci�n de carb�n negro con resinas. �C�mo se producen las resinas y qu� queremos decir con �carb�n negro�?

Mi peque�a porci�n de metal, est� hecha de cobre. Piensen en todos aquellos que se dedican a la extracci�n del zinc y del cobre, y en quienes conocen las t�cnicas para producir finas y brillantes l�minas con ambos elementos naturales. Los negros anillos que se observan en mi cuerpo son de n�quel negro. �Qu� es el n�quel negro y c�mo se lo aplica? A su vez, la historia completa de por qu� el centro de mi cuerpo no posee n�quel negro, demandar�a p�ginas enteras para explicarla.

Luego llega el momento de mi �coronaci�n�, a la que poco elegantemente se la conoce en el mundo comercial como �la arandela�, la parte que los individuos utilizan para borrar aquellos errores que cometen conmigo. Un ingrediente llamado �factice� es lo que constituye esa parte de mi ser. Es un producto de caracter�sticas similares al caucho, hecho con un aceite proveniente de las Antillas Holandesas, mezclado con cloruro sulfurado. La llamada �goma�, contrariamente a la opini�n popular, se utiliza solamente para pegar. Existen tambi�n, numerosos agentes vulcanizadores y aceleradores. Por ejemplo, la piedra p�mez proviene de Italia, y el pigmento que le otorga a la arandela su color es cadmio sulfurado.

Nadie Lo Sabe

�Quiere alguien desafiar mi afirmaci�n inicial de que ning�n individuo sobre la tierra sabe c�mo fabricarme?

En realidad, millones de seres humanos han participado de mi creaci�n, cada uno de los cuales conoce s�lo muy poco del resto. Podr�n decir tal vez, que voy demasiado lejos al incluir entre ellos a quienes cosechan caf� en el Brasil y a quienes elaboran alimentos en cualquier otra parte del mundo, como part�cipes de mi nacimiento. Pueden incluso llegar a sostener, que la misma es una posici�n muy extrema. Pese a ello, debo mantener mi aserto anterior: No hay un s�lo individuo entre todos esos millones de seres, incluyendo al presidente de la compa��a de l�pices, que contribuya a mi elaboraci�n m�s que con una infinitesimal parte de conocimiento o know-how. La �nica diferencia que existe entre el minero que extrae el grafito en Ceil�n y el le�ador de Oreg�n est� en el tipo de know-how que ambos poseen. Ni el minero ni el le�ador pueden ser dejados de lado.

He aqu� un hecho pasmoso: ni el minero que extrae el grafito; ni quienes conducen o fabrican los barcos o trenes o camiones; ni quien pone en funcionamiento la m�quina que talla mis partes met�licas; realizan su tarea porque me quieren. Ellos me quieren tal vez a�n menos de lo que puede llegar a hacerlo un alumno de primer grado. En realidad, entre esta vasta multitud existe algo en com�n, que nada tiene que ver con la circunstancia de que alguna vez hayan visto un l�piz o a�n de que sepan o no como utilizarlo. Su motivaci�n es algo que est� m�s all� de mi propia existencia. Quiz�s sea algo como esto: cada uno de estos millones de individuos observa que pueden intercambiar su peque�a parte de conocimiento respecto de c�mo se produce un l�piz, por aquellos bienes y servicios que necesitan o desean, pudiendo Yo encontrarme o no entre esos bienes.

Ninguna Mente Maestra

Existe a�n un hecho m�s pasmoso: La ausencia de una mente maestra, de alguien dictando o dirigiendo por la fuerza todas estas incontables acciones que me permiten cobrar vida. Ni el m�s m�nimo rastro de tal clase de persona puede encontrarse. En cambio, hallamos a la Mano Invisible trabajando. Este es el misterio al cual me refer�a al comienzo de mi relato.

Se ha sostenido que �solamente Dios puede crear un �rbol�. �Por qu� solemos coincidir con esto? �Ser� tal vez porque somos conscientes de que nosotros no podemos producirlo? �Podemos realmente describir c�mo es un �rbol? No, no podemos hacerlo, excepto de una forma muy superficial. Podemos decir, por ejemplo, que una determinada configuraci�n molecular se manifiesta a s� misma como un �rbol. Nada m�s.

Yo, l�piz, soy una compleja combinaci�n de milagros: un �rbol, zinc, cobre, grafito, etc. Pero a todos estos milagros que se ponen de manifiesto en la Naturaleza se le ha a�adido un milagro a�n m�s extraordinario: la configuraci�n de creativas energ�as humanas �millones de peque�os know-hows dando forma a una natural y espont�nea respuesta a una necesidad y a un deseo humano y en ausencia de cualquier clase de mente maestra! Partiendo de la base de que solamente Dios puede crear un �rbol, Yo insisto en que solamente Dios puede hacerme. Los hombres no pueden dirigir estos millones de know-hows que me permiten nacer m�s de lo que son capaces de unir las mol�culas que generan un �rbol.

Lo expresado es lo que quise decir cuando escrib�: �Si consiguen darse cuenta del milagro que vengo a simbolizar, podr�n ayudar a salvar la libertad que desgraciadamente la humanidad de a poco va perdiendo�. Si alguien es consciente de que estos know-hows se armonizar�n natural y autom�ticamente dando forma a actividades creativas y productivas, en respuesta a las necesidades y demandas de los individuos, y en ausencia de toda mente maestra gubernamental y coercitiva, esa persona poseer� un ingrediente absolutamente esencial para la libertad: fe en la libertad individual. La libertad es imposible sin esa fe.

Una vez que el gobierno toma para s� el monopolio de alguna actividad creativa, como por ejemplo el servicio de correos, la mayor�a de los individuos creer� que la correspondencia no podr� ser eficientemente despachada por particulares actuando libremente. He aqu� el motivo: cada uno admitir� que por s� mismo no puede conocer todas las facetas que involucra la entrega de correspondencia. Ser� consciente tambi�n de que ning�n otro individuo sabe tampoco como hacerlo. Estas percepciones son en realidad correctas. Nadie posee suficiente know-how para desarrollar un servicio nacional de correos, del mismo modo que nadie posee los suficientes conocimientos como para poder fabricar un l�piz. Ahora bien, ante la falta de fe en la libertad individual, ante el desconocimiento de que millones de peque�os know-hows natural y milagrosamente confluir�n para satisfacer una necesidad del mercado, la opini�n p�blica arribar� a la err�nea conclusi�n de que el correo �nicamente puede ser repartido por una �mente maestra� gubernamental.

Testimonios en Abundancia

Si Yo, l�piz, fuera el �nico �tem que pudiera ofrecer testimonio acerca de lo que los hombres y mujeres pueden llegar a alcanzar cuando se les permite comerciar libremente, entonces quienes tienen poca fe tendr�an un justo motivo. Sin embargo, observamos que el despacho de correspondencia es algo relativamente simple si se lo compara, por ejemplo, con la fabricaci�n de un autom�vil o de una calculadora o con decenas de miles de otras cosas. �Despachar? En esta �rea donde los individuos han sido dejados en libertad, ellos trasladan la voz humana alrededor del mundo en menos de un segundo; hacen llegar un evento visualmente y con movimiento hasta el hogar de cualquier persona al mismo tiempo en que est� ocurriendo; despachan 150 pasajeros desde Seattle hasta Baltimore en menos de cuatro horas; acarrean gas desde Texas hasta Nueva York a tarifas incre�blemente bajas y sin ninguna clase de subsidios; transportan cuatro libras de petr�leo desde el Golfo P�rsico hasta la Costa Occidental -media vuelta al mundo- �por menos dinero que el que cobra el gobierno por despachar una carta simple hasta la vereda de enfrente!

La lecci�n que tengo para transmitir es esta: D�jese a las energ�as creativas fluir libremente. Simplemente organ�cese a la sociedad para actuar en armon�a con esta lecci�n. Proc�rese que la organizaci�n jur�dica remueva todos los obst�culos lo m�s que pueda. Perm�tase que los conocimientos surjan libremente. T�ngase fe en que los hombres y mujeres libres responder�n a la Mano Invisible. Esa fe ser� ampliamente confirmada. Yo, l�piz, aparentemente tan simple, ofrendo el milagro de mi creaci�n como testimonio de que esa fe resultar� muy pr�ctica, tan pr�ctica como lo son el sol, la lluvia, un cedro, la buena tierra.

Leonard E. Read (1898-1983) fund� The Foundation for Economic Education, Inc. en 1948, desempe��ndose como su presidente hasta su fallecimiento. �Yo, L�piz�, su ensayo m�s famoso, fue publicado por primera vez en la edici�n de diciembre de 1958 de The Freeman. Pese a que algunos pocos detalles de fabricaci�n y nombres de lugares han variado durante los pasados cuarenta a�os, los principios no han cambiado.