V�clav Klaus es Presidente de la Rep�blica Checa. Este ensayo est� basado en el discurso que �l dio en el Cato Institute el 9 de marzo de 2007. Este art�culo es una cortes�a de Cato Institute para Asuntos Capitales.

Yo vine hoy al Cato Institute como presidente de la libre y democr�tica Rep�blica Checa�un pa�s que logr� deshacerse hace m�s de 17 a�os del comunismo; un pa�s que relativamente r�pido, sin mayores estragos, y sin costos adicionales innecesarios logr� superar la herencia comunista y se transform� en una democracia parlamentaria al estilo europeo y en una econom�a de mercado; un pa�s que participa de manera �ntegra en el mundo libre, un miembro de la OTAN y de la Uni�n Europea, y un buen amigo de Estados Unidos.

Cada persona tiene una lista�en gran parte una lista impl�cita�de cuestiones, problemas y retos que �l o ella siente y considera�en base a sus experiencias, prejuicios, sensibilidades, preferencias y prioridades�que son cruciales, temas de discusi�n, algo amenazante e importante. Yo revelar� por lo menos algunos de los �tems que se encuentran en mi lista. Todos est�n inevitablemente relacionados a algo que estuvo ausente durante gran parte de mi vida en la era comunista.

Lo que yo tengo en mente es, por supuesto, la libertad�algo que los estadounidenses estiman tremendamente, a pesar del hecho de que ellos no han experimentado la inexistencia o la ausencia de esta en su experiencia personal. La experiencia de vivir bajo un r�gimen comunista me hace especialmente sensible, sino es m�s bien ultra-sensible, a la falta de libertad.

�En d�nde veo los principales peligros para la libertad a principios del siglo 21? No hablar� de los actuales titulares y no aceptar� hablar acerca de nuestros enemigos externos, tales como el Talib�n, al-Qaeda y el Fundamentalismo Isl�mico porque no tengo nada especial que decir o a�adir a la cuesti�n del terrorismo y no quiero simplemente repetir los argumentos y hechos que ya son bien conocidos. Basta con decir que nuestra habilidad de seguir adelante y eventualmente enfrentar los peligros externos depende mucho de nuestras creencias, visiones, convicciones, fortaleza interna, coherencia, y habilidad de funcionar, entre otras cosas.

Yo considero m�s importante, por lo tanto, hablar acerca de nuestros retos internos, tres de los cuales son los principales retos de nuestra era.

El Neo-Estatismo

Mi primer tema est� relacionado con el comunismo. La Rep�blica Checa�como tambi�n lo tuvieron que hacer todos los dem�s pa�ses que anteriormente eran comunistas�tuvo que experimentar una transici�n dif�cil. Llegamos a entender desde muy temprano que la transici�n ten�a que ser compuesta en casa puesto que era imposible importar un sistema dise�ado en el extranjero. Tambi�n comprendimos que tal cambio fundamental no era un ejercicio de econom�a aplicada sino m�s bien un proceso evolutivo y que nosotros ten�amos que descubrir nuestro propio camino, nuestro �modo checo�, hacia una sociedad y econom�a que funcione de manera eficiente.

A lo largo de los �ltimos 15 a�os, habl� muchas veces en Estados Unidos acerca del proceso de la transici�n; acerca de sus costos que no suman cero; acerca de sus beneficios, principios y desventajas. Ahora, cuando ya se acab� esa etapa, enfrentamos un problema distinto.

Triunfamos en librarnos del comunismo, pero al igual que otros, err�neamente asumimos que los intentos de reprimir la libertad, y de organizar centralmente, dirigir desde arriba, regular y controlar la sociedad y la econom�a, eran cuestiones del pasado, una reliquia casi olvidada. Desafortunadamente, esos impulsos centralizadores todav�a est�n con nosotros. Veo m�s ejemplos de estos en Europa y en gran parte de las organizaciones internacionales que en Estados Unidos, pero se pueden encontrar aqu� tambi�n.

La raz�n de mi preocupaci�n es el surgimiento de unos nuevos, muy populares y de moda, �-ismos� que nuevamente ponen varios asuntos, visiones, planes y proyectos por encima de la libertad individual y la libertad. Est� el social-democratismo, el cual no es nada m�s que una versi�n m�s ligera del comunismo, y luego est� el derecho-humanismo, el cual est� basado en la idea de que los derechos positivos en gran parte son aplicables alrededor de todo el mundo. Tambi�n est�n el internacionalismo, el multiculturalismo, el europe�smo, el feminismo, el ambientalismo y otras ideolog�as similares.

El comunismo se acab�, pero los intentos de gobernar desde arriba todav�a est�n aqu� o tal vez simplemente han regresado.

El europe�smo

El segundo reto importante que yo veo est� relacionado con nuestra experiencia con la Uni�n Europea, pero esto va m�s all� de la UE, porque es parte de una tendencia m�s amplia hacia la desnacionalizaci�n de los Estados-Naci�n y hacia un supra-nacionalismo y gobierno global.

La sensibilidad especial que yo y muchos de mis compatriotas tenemos me hace percibir ciertas tendencias actuales en Europa de una manera algo cr�tica. Mis oponentes no parecen escuchar mis argumentos. Ellos siguen rechazando los puntos de vista con los cuales no comulgan de manera a priori. Para entender mis cr�ticas se requiere de un conocimiento del desarrollo dentro de la UE�su metamorfosis gradual desde una comunidad de naciones que cooperan entre s� hacia una uni�n de naciones no soberanas�y de las predominantes tendencias supra-nacionalistas.

Siempre he estado a favor de una cooperaci�n y colaboraci�n amigable, pac�fica y mutuamente conveniente entre los pa�ses europeos. Sin embargo, muchas veces he indicado que los pasos hacia una Europa cada vez m�s unida, la tal llamada profundizaci�n de la UE, como tambi�n la integraci�n pol�tica veloz de las tendencias europeas supra-nacionales que no est�n respaldadas por alguna identidad europea aut�ntica o alg�n demos europeo, son perjudiciales para la democracia y la libertad.

La libertad y la democracia�esos valores important�simos�no pueden ser asegurados sin una democracia parlamentaria dentro de un territorio estatal claramente definido. Sin embargo eso es exactamente lo que las actuales elites pol�ticas de Europa y sus partidarios pretenden eliminar.

El ambientalismo

Yo percibo como la tercera amenaza importante para la libertad individual al ambientalismo. Para ser espec�fico, entiendo las preocupaciones acerca de la eventual degradaci�n ambiental, pero veo un problema con el ambientalismo como una ideolog�a.

El ambientalismo solamente pretende lidiar con la protecci�n ambiental. Detr�s de su terminolog�a amigable para con los pueblos y la naturaleza, los que se adhieren al ambientalismo realizan ambiciosos intentos de reorganizar y cambiar radicalmente el mundo, la sociedad humana, nuestro comportamiento y nuestros valores.

No hay duda de que es nuestro deber de proteger racionalmente la naturaleza para las pr�ximas generaciones. Los seguidores de la ideolog�a del ambientalismo, sin embargo, siguen present�ndonos varios escenarios catastr�ficos con la intenci�n de convencernos de implementar sus ideas. Aquello no es simplemente injusto sino que tambi�n es extremadamente peligroso. A�n m�s peligroso, en mi opini�n, es la fachada seudo-cient�fica de las cual sus proyecciones frecuentemente refutadas se han valido.

�Cu�les son las creencias y presunciones que constituyen los fundamentos de la ideolog�a ambientalista?

Todas esas creencias y presunciones est�n relacionadas con las ciencias sociales, no con las ciencias naturales. Por eso es que el ambientalismo�a diferencia de la ecolog�a cient�fica�no pertenece a las ciencias naturales y puede ser clasificado como una ideolog�a. El hecho es, sin embargo, no comprendido por la persona promedio y por numerosos pol�ticos.

La hip�tesis del calentamiento global y el papel de la humanidad en aquel proceso es la m�s reciente y hasta hoy en d�a, la personificaci�n m�s poderosa de la ideolog�a ambientalista. Ha resultado en varias �ventajas� importantes para los ambientalistas:

No es mi intenci�n presentar aqu� argumentos para refutar aquella hip�tesis. Lo que considero mucho m�s importante es protestar en contra de los esfuerzos por parte de los ambientalistas de manipular a la gente. Sus recomendaciones nos conducir�an de vuelta a la era del estatismo y de las libertades restringidas. Es, por lo tanto, nuestro deber delimitar claramente y diferenciar entre el ambientalismo ideol�gico y la ecolog�a cient�fica.