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“Usted ha recogido veinte toneles de vino?”
Frdric Bastiat
LUNES, 2 DE JUNIO DE 2008
Comments -Usted ha recogido veinte toneles de vino? -S, a fuerza de cuidados y de sudor. -Tenga la bondad de entregarme seis y de los mejores. -Seis toneles de veinte! Bondad del cielo! Usted me quiere arruinar. Y, por favor, a qu los destinar? -El primero ser entregado a los acreedores del Estado. Cuando se tienen deudas, es bueno al menos pagar los intereses. -Y dnde ha puesto el capital? -Esto sera muy largo de contar. Una parte fue puesta antao en cartones de cigarros que produjeron el ms bello humo del mundo. Otra pag hombres para que se convirtieran en lisiados en tierra extranjera tras haberla devastado. Luego, cuando estos gastos fueron ocasionados por causa de nuestros amigos, los enemigos, ellos no quisieron huir sin llevarse la plata que ha sido necesario prestar. -Y qu recobr hoy de ello? -La satisfaccin de decir: Que estoy orgulloso de ser francs cuando miro el arco del triunfo! Y la humillacin de dejar a mis herederos una tierra gravada con una renta perpetua. En fin, es necesario pagar lo que se debe, cualquiera que sea el loco uso que se le haya dado. -Venga un tonel, pero los otros cinco? -Es necesario uno para pagar los servicios pblicos, la lista civil, los jueces que harn restituir el surco que su vecino quiere apropiarse, los policas que atrapan a los ladrones mientras Usted duerme, los obreros que mantienen el camino que lleva al pueblo, el cura que bautiza a sus nios, el instructor que los educa y su servidor que no trabaja para nada. -Enhorabuena, servicio por servicio. No hay nada que decir. Yo deseara tanto arreglarme directamente con mi cura y mi maestro de escuela; pero no insisto en eso; venga el segundo tonel. An estamos lejos de los seis. -Cree Usted que sean mucho dos toneles como su contribucin a los gastos de la armada y la marina? -Ay! Es poca cosa, considerando lo que me cuestan ya, porque ellos me han arrebatado dos hijos que am tiernamente. -Es muy necesario mantener el equilibrio de las fuerzas europeas. -Ah, Dios mo! El equilibrio ser el mismo si se reduce en todas partes las fuerzas en la mitad o en tres cuartos. Conservaramos nuestros nios y nuestras rentas. No sera necesario ms que entenderse. -S, pero no nos entendemos. -Es lo que me asombra. Pues, en fin, cada uno sufre. -T lo has querido, Jacques Bonhomme. -Usted bromea, seor recaudador; es que tengo voz y voto en el asunto? -A quin ha nombrado como diputado? -A un bravo general de la armada, que ser mariscal dentro de poco si Dios le presta vida. -Y de qu vive el bravo general? -De mis toneles, por lo que imagino. -Y qu sucedera si l votara por la reduccin de la armada y de su contribucin? -En lugar de ser nombrado mariscal, sera puesto en retiro. -Comprende ahora que ha sido Usted mismo... -Pasemos al quinto tonel, le pido. -Ese va para Argelia. -Para Argelia! Y se asegura que todos los musulmanes son fbicos al vino, los brbaros! Yo mismo me he preguntado a menudo si ellos ignoran el Mdoc porque son incrdulos o, lo que es ms probable, si ellos son incrdulos porque ignoran el Mdoc. Por otra parte, qu servicios me brindan ellos a cambio de esta ambrosa que me ha costado tanto trabajo? -Ninguno; tampoco esto es destinado a los musulmanes, sino a los buenos cristianos que pasan todos los das en Berberia. -Y qu van a hacer que pueda serme til? -Realizar razzias y sufrirlas, matar y ser muertos, adquirir disentera y regresar a ser tratados, abrir puertos, abrir rutas, construir pueblos y poblarlos de malteses, italianos, espaoles y suizos que viven de sus toneles y de otros toneles que vendr a pedirle todava. -Misericordia! Yo le niego rotundamente mi tonel. Se enviara a Bicetre a un viador que hiciera tales locuras. Abrir rutas en el Atlas, por Dios! Cuando no puedo salir de mi casa! Abrir puertos en Berberia cuando la Garona se llena de arena todos los das! Arrebatarme a los nios que amo para ir a atormentarlos a las Kabilas! Me hacen pagar las mansiones, semillas y caballos que se entregan a los griegos y a los malteses cuando hay tantos pobres alrededor de nosotros! -Los pobres! Justamente, se deshace el pas de este sobrante. -Mil gracias! Hacindoles perseguir en Argelia el capital que les hara vivir aqu. -Y adems Ustedes ponen las bases de un gran imperio, Ustedes llevan la civilizacin a frica y condecoran a su patria con una gloria inmortal. -Usted es poeta, seor recaudador, pero yo soy viador y yo me niego. -Considere que, dentro de unos mil aos, Usted recuperar sus anticipos centuplicados. Es lo que dicen aquellos que dirigen la empresa. -Mientras tanto, ellos me piden primero, para adornar los gastos, slo una pieza de vino, despus dos, despus tres y heme aqu gravado por un tonel! Persisto en mi rechazo. -Es demasiado tarde. Su apoderado ha estipulado para Usted la concesin de un tonel o cuatro piezas enteras. -Es muy cierto. Maldita debilidad! Me parece que dndole mi poder he cometido una imprudencia, porque qu hay de comn entre un general de la armada y un viador? -Usted ve bien que hay alguna cosa en comn entre Ustedes, que no es ms que el vino que Usted recoge y que l se entrega a s mismo en su nombre. -Brlese de m, lo merezco, seor recaudador. Pero sea razonable, vamos!, djeme al menos el sexto tonel. He aqu el inters de las deudas pagado, la lista civil abastecida, los servicios pblicos asegurados, la guerra en frica perpetuada. Qu ms quiere? -No regatee conmigo. Falt decir sus intenciones al seor general. Mientras tanto, l ha dispuesto de su vendimia. -Maldito guardia bonapartista! Pero, en fin, qu quiere hacer de este pobre tonel, la flor de mi bodega? Tenga, guste de este vino. Cun blando es, fuerte, acuerpado, aterciopelado, escogido!... -Excelente! Delicioso! Har bien al negocio de M.D..., el fabricante de paos. -De M.D..., el fabricante? Qu quiere Usted decir? -Que l sacar buen partido. -Cmo? Qu pasa? Diablos, si le comprendo! -No sabe Usted que M.D. ha fundado una soberbia empresa, muy til al pas, la que, hecho balance, deja cada ao una prdida considerable? -Lo compadezco de todo corazn. Pero qu puedo yo hacer? -La Cmara ha comprendido que, si esto continuara as, M.D. estara en la alternativa o de operar mejor o de cerrar su fbrica. -Pero qu relacin hay entre las torcidas especulaciones de M.D. y mi tonel? -La Cmara ha pensado que si ella entregara a M.D. un poco del vino tomado de su stano, algunos hectolitros de trigo tomados de sus vecinos, algo en supresin de los salarios de los obreros, sus prdidas se cambiaran en beneficios. La receta es infalible tanto como ingeniosa. -Pero, qu! Es terriblemente inicua. Qu M.D. cubrir las prdidas tomando mi vino? -No es precisamente el vino, sino el precio. Es lo que se llama subsidio de incentivo. Pero Usted est totalmente asombrado! No ve Usted el gran servicio que brinda a la patria? -Quiere decir Usted a M. D.? -A la patria. M.D. asegura que su industria prospera gracias a este arreglo y as, dice l, que el pas se enriquece. Es lo que l repiti estos das en la Cmara de la que es parte. -Es una superchera insigne! Qu! Un patn har una tonta empresa, disipar sus capitales y l me arrebata bastante vino o trigo para reparar sus prdidas y reservarse los beneficios, vindose esto como una ganancia general! -Su apoderado lo ha juzgado as; a Usted no le resta ms que entregarme los seis toneles de vino y de vender lo mejor posible los catorce toneles de vino que le dejo. -Es mi trabajo. -Es que, ver Usted, sera bien enojoso que Usted no lo tirase a un gran precio. -Le avisar. -Porque hay muchas cosas a las que este precio debe hacer frente. -Lo s, seor, lo s. -Primero, si Usted compra hierro para renovar sus layas y sus arados, una ley decide que Usted le pagar al herrero dos veces lo que vale. -Pero esto es la Selva Negra. -Despus, si Usted tiene necesidad de aceite, de carne, de tela, de hulla, de lana, de azcar, cada uno, por ley, le costar el doble de su valor. -Pero es horrible, horroroso, abominable! -Para qu estas quejas? Usted mismo, por su apoderado... -Djeme en paz con mi poder. Lo he entregado extraamente. Pero no lo tomar ms y me har representar por un buen y franco campesino. -Bah! Renombrar al bravo general. -Yo? Renombrar al general para distribuir mi vino a los africanos y a los fabricantes? -Usted lo renombrar, le dije. -Esto es un poco excesivo. No lo renombrar si no lo quiero. -Pero Usted querr y lo renombrar. -Que l venga a desafiarme. Encontrar con quin hablar. -Lo veremos. Adis. Me llevo sus seis toneles de vino y voy a hacer la reparticin como el general lo ha decidido. Comentarios al artículo...
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