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“Soy el tradicional lpiz de grafito, el ordinario lpiz de madera tan familiar para todos. sta es la historia de mi pasado; el proceso por el que pas para poder existir hoy, y servir a millones de mexicanos. Mi historia es interesante, quiz aun ms que la de mi antecesor, el lpiz de una economa abierta y competitiva. Pero yo tambin soy un misterio, aunque en un sentido ms profundo, y ciertamente ms triste. Esa actitud que no me confiere importancia ensombrece los procesos socio-econmicos que suceden delante de la mirada humana, as como la poderosa influencia, positiva o negativa, que los seres tienen sobre la libertad econmica.”
Roberto Salinas y Carlos Pelez
DOMINGO, 14 DE AGOSTO DE 2011
Comments En los crculos intelectuales de la economa de mercado, conocida es la historia del famoso Lpiz que auto-narra su pasado, y sobre todo el proceso econmico que lo llev a existir. En esta leyenda, la leccin es dramtica-- cmo millones de pequeas (minsculas) porciones de conocimiento individual se entrelazan en un asombroso proceso inter-temporal de accin humana para permitir su surgimiento; un proceso complicado, imposible de concebir por la iluminacin de una sola mente humana, o incluso varias. En este proceso, segn la narrativa del Lpiz, participan un sinnmero de mentes individuales que persiguen objetivos particulares y heterogneos, mismos que se concatenan de manera espontnea, convergiendo en la produccin final de esa unidad. En el famoso texto de Leonard Read, nos volvemos testigos de la vanidad divina que caracteriza a los que consideran posible reunir a una persona o un comit de mentes humanas para tratar de planear, conducir, coordinar y orientar el proceso econmico, tanto en un caso individual como este, o en su totalidad. Su historia nos revel el proceso que nace de la necesidad humana de comunicacin, sin requerir ex ante un ejercicio de coercin, o un aparato autoritario. Es un efecto natural de acciones espontneas libres de seres cotidianos de carne y hueso. En otras palabras, el cuento nos dramatiza la potencia del complejo sistema de comunicacin, y de la funcin coordinadora, que caracterizan al mercado; un orden en el que las personas se comunican entre s respecto de la escasez relativa de bienes, actuando en forma libre y voluntaria, revelando a la comunidad escalas de incentivos, preferencias, y restricciones. He ah el gran descubrimiento de las ciencias socioeconmicas. Sin embargo, nuestro admirado colega olvid detallar lo sensible que puede resultar este proceso a las injerencias de intervenciones selectas, discrecionales, con altos costos de transaccin, que existen dentro de los llamados mercados emergentes-- y con ello, olvid destacar la imperiosa necesidad de mantener libre el proceso, so pena de sufrir graves desajustes. Es aqu donde la historia de la contraparte mexicana adquiere una relevancia fundamental. As como aquella narracin, sta es la historia de mi pasado, Yo Lpiz mexicano, como ejemplo de lo que tambin sucede en otros mercados latinoamericanos, con tradiciones anti-econmicas, con instituciones que inhiben el potencial productivo de sus ciudadanos, al imponer formidables costos de transaccin en el complicado proceso econmico de produccin. Uno podr preguntarse qu diferencia implica el lugar de fabricacin, si al fin y al cabo las leyes de la economa son universales; y, uno tendr toda razn al plantear la interrogante: la ubicacin geogrfica no debera de influir en las condiciones que permiten y dan rienda suelta al proceso; lamentablemente, en el caso de regmenes de inversin subdesarrollados, las condiciones internas s cambian; y hacen una diferencia fundamental. Vaya, entre otras cosas, mi pas hoy tiene el mismo nivel de productividad laboral, en pleno siglo veintiuno, que tena un pas como el Reino Unido en 1965!, hace casi una mitad de siglo, o Francia, tambin, en 1964! Mxico es un pas, como varios otros pases en la regin latinoamericana, donde las "reglas de juego" que norman la produccin son diferentes a las descritas por mi compaero. En mi pas, el proceso espontneo expuesto, en contraste, presenta trabas que impiden o dificultan la coordinacin espontnea de los deseos y las necesidades que hemos detallado. En mi patria, el acto de prosperar es una actividad extraordinariamente costosa y resulta todo un drama. Este drama no discrimina; se refleja con la misma intensidad en los diferentes sectores y se hace presente con la misma frustracin tanto en las operaciones ms pequeas, como en las negociaciones ms importantes. A los que anhelan vivir mejor, esta crisis los tiene al borde de un ataque de nervios. Mi Genealoga Soy el tradicional lpiz de grafito, el ordinario lpiz de madera tan familiar para todos los mexicanos, chicos y grandes, que pueden leer y escribir. La historia que he venido a contarles es la historia de mi pasado; el proceso por el que pas para poder existir hoy, y servir a millones de mexicanos. Usted puede preguntarse -tal como varios se cuestionaron ante la narracin que Leonard Read realiz sobre un lpiz de grafito en una economa de mercado- por qu debera escribir mi genealoga. Mi historia es interesante, quiz aun ms que la de mi antecesor, el lpiz de una economa abierta y competitiva. Tal como a l, los que me utilizan me consideran como la cosa ms natural del mundo. Pero yo tambin soy un misterio, aunque en un sentido ms profundo, y ciertamente ms triste. Esa actitud que no me confiere importancia ensombrece los procesos socio-econmicos que suceden delante de la mirada humana, as como la poderosa influencia, positiva o negativa, que los seres tienen sobre la libertad econmica. Yo, un lpiz mexicano, an si parezco simple, estoy sujeto a fabulosos obstculos de artificie poltica antes de alcanzar la mano del usuario final. Ciertamente merezco su asombro en cuanto a la complejidad del orden espontneo que opera durante mi creacin; pero ciertamente tambin, merezco su preocupacin por las razones que vengo a exponer aqu, las cuales seguro tambin son fuente de asombro. Mi fantstica historia, un largo viaje desde una idea, al rbol y hasta la mano de un escribiente; es a la vez una advertencia a la accin para salvar la libertad de eleccin, esa libertad que los individuos pierden cada da en pases latinoamericanos. Tramitar o morir: Un inicio Doloroso A pesar de que a primera vista parezca un proceso muy simple, en realidad se trata de un flujo lleno de irregularidades, costos no contemplados, obstculos y otras diferencias respecto del proceso por el que pasan mis parientes, los lpices de grafito norteamericanos, europeos o asiticos. Todos mis elementos son muestra de una violacin al orden espontneo de procesos econmicos que me dan vida: la madera, el barniz amarillo, las pequeas letras impresas, el grafito, la banda de metal, la goma de borrar, todos y cada uno de ellos. Comencemos por el principio: cuando un empresario visionario identific la oportunidad de negocio que representara el crearme -lo cual se debe traducir necesariamente en la satisfaccin de necesidades- tuvo que hacer un examen previo, un calculo econmico, que le permitiera identificar los costos y riesgos de la aventurada tarea que se dispona a realizar. Lo primero que tuvo que hacer fue identificar un lugar para su planta o fbrica de lpices; una vez identificado, busc hacerse de la propiedad para rpidamente pasar a su siguiente objetivo. Sin embargo, la adquisicin no fue tan sencilla. El empresario pas por un largo y costoso proceso notarial que pona trabas, una tras otra, a la asignacin de la propiedad.Por supuesto, no le quedaba otra opcin, pues sta es la nica manera de lograrlo. En el esquema mexicano de concesiones, mercados cautivos (pblicos y privados), y de eterna tramitologa, la propiedad no es un derecho, sino un privilegio. Por lo tanto, este tipo de discriminacin jurdica implica que la corrupcin, particularmente en la forma del soborno, se convierte en un instrumento nefasto pero necesario para reducir los costos de transaccin y, por ende, para salir adelante. Para ser exactos, fueron ms de 74 das los requeridos para que mi creador original pudiera registrar la propiedad, y recurri aproximadamente a un costo oficial de 5.2 % del valor de la propiedad; pero como podr imaginarse, fuera de lo oficial, los costos fueron mucho mayores. Despus de un costoso y agotador proceso, pudo hacerse de la propiedad y continuar con sus objetivos. El camino doloroso apenas comenzaba; pronto mi creador se dara cuenta que el lema del darwinismo social, hacer o morir, en esta circunstancia cambia por el lema tramitar o morir. El siguiente paso era acreditar los permisos de construccin de la planta, y los permisos de produccin, todo esto porque el Estado mexicano, auto-nombrado protector de los derechos de los consumidores, debe estar al pendiente de lo que se produce en su suelo y para sus ciudadanos. Los trmites para el permiso de la construccin tomaron alrededor de 105 das. No sin pasar por un proceso costoso, corrupto y desgastante de varias etapas ante ms de una docena de dependencias, y en un plazo de varios meses, el empresario obtuvo los permisos y construy una estructura para su fbrica de lpices. Lo siguiente fue darse de alta en el padrn de contribuyentes, ya que, por supuesto, todo ciudadano debe por definicin estatista del nacionalismo econmico hacer su aportacin al Estado. Este es, segn la sabidura de la burocracia contempornea, el precio de un sistema de organizacin social moderno. La orga de papeleos, la escala de costos de entendimiento, y los tortuosos das adicionales de espera, permitieron, al fin, conseguir el registro fiscal, dando as otro paso importante para el inicio de la produccin de un producto tan simple y sencillo como yo. No obstante, la carga impositiva y los costos administrativos de cumplimiento peridico, entorpecieron y dificultaron permanentemente mi desarrollo. En mi pas de origen el sistema fiscal es tan complejo que varios comerciantes no pueden sobrevivir en la parte formal de la economa, impidiendo la llegada de otros lpices parientes como yo a las manos de consumidores mexicanos, o peor an, obligando a los comerciantes a desarrollar y distribuir las unidades en un mercado informal, fuera de la ley. Un ejemplo de los efectos que esta carga implican es que mi emprendedor creador tuvo que introducir plazas especiales en la empresa, todo un departamento de asuntos fiscales, jurdicos, contables, e incluso hoy en da, ecolgicos y climatolgicos, especialistas en llevar a cabo la accin de tramitar para sobrevivir. Todas estas plazas, se lamenta, sustituyen y ocupan los recursos que en su plan original estaban etiquetados a la expansin de la planta productiva, as como nueva inversin en tecnologa.Historias de Horror Una vez que el empresario se recuper del desgastante proceso que lo llev hasta el lugar en donde nos encontramos, se dispuso a comenzar la produccin de lpices.El siguiente paso en su arriesgada odisea fue comprar el equipo y juntar el capital necesario para el proceso de mi fabricacin. Esto fue en una poca en que Mxico era una economa cerrada, donde se sustituan las importaciones de productos extranjeros con la intencin de fomentar la produccin nacional. El gobierno, haciendo uso de su poder, prohibi las importaciones y dej a los mexicanos sin opciones de compra de bienes de capital extranjeros, y por consiguiente, en la necesidad de someterse a la nica opcin: equipo y capital nacional. El gobierno ignor que la produccin no es un proceso que se lleva a cabo por decreto, sino mediante una estructura de incentivos; el resultado fue que los mexicanos contaban con una estructura de capital escasa, costossima, y de calidad significativamente inferior a los recursos en mercados de capital abiertos. El gobierno tambin ignor que existe una ley espontnea mucho ms fuerte que cualquier otra norma impuesta: la ley de accin humana ante la escasez. Como consecuencia, varias mquinas necesarias para mi fabricacin que no se vendan en mi pas tuvieron que ser adquiridas a travs de un mercado negro, a un precio mucho mayor, y en condiciones desfavorables para el empresario que se aferraba, heroicamente y a pesar de todo, a mi produccin. Su siguiente paso fue contratar la mano de obra, recurso necesario para el proceso productivo. Poco tiempo transcurri para que mi innovador creador se diera cuenta que estaba por enfrentarse a la mayor traba al proceso productivo que permite mi fabricacin. En el proceso integral de mi produccin, desde la preparacin de la taza de caf que beben los leadores hasta el vendedor de la papelera, el mercado laboral es vctima de innumerables restricciones que complican toda la cadena de mi produccin, en perjuicio de los millones de mexicanos que me necesitan y demandan. Esta es una historia de horror. Este captulo de mi triste historia pone de manifiesto la legislacin paternalista que los gobiernos han puesto en prctica en supuesto beneficio de los trabajadores. Por supuesto, el paternalismo ha respondido a las buenas intenciones de proteger a las clases trabajadoras; sin embargo, a la vez, ha generado brutal rigidez en el mercado, y ha dotado de tremendo poder a lderes sindicales cuya preocupacin singular no es el inters de sus agremiados sino el propio. El sector laboral en Mxico est regulado por la Ley Federal del Trabajo (LFT). Dicha ley genera inflexibilidad permanente, precisamente en un mercado donde es tan vital el libre movimiento de factores para maximizar lacreacin de empleo productivo, bien remunerado, de acuerdo a productividad. La legislacin es fuente de innumerables restricciones que conllevan a las inevitables distorsiones que a su vez entorpecen la reasignacin eficiente de trabajadores. Veamos slo algunos ejemplos. Una de las ms importantes regulaciones que impiden la reasignacin de recursos en este mercado es la prohibicin de recorte de personal en caso de choques econmicos adversos, as como los enormes costos de despido, ms tambin la prohibicin de contratos a prueba. Estas reglas derivan en el estancamiento de recursos ociosos para mi fabricacin, que podran ser reasignados en otra industria o mercado, incentivando una mayor eficiencia. Los costos de oportunidad, por tanto, son altsimos. Otro ejemplo que desincentiva la competencia entre trabajadores, y por consiguiente su productividad, es el uso del criterio de antigedad como el nico vlido para la promocin. Claro, a la vez, est el gran poder de los sindicatos, y la obligacin del patrn de hacer un contrato colectivo que contenga la clusula de exclusin, la cual prohbe contratar trabajadores ajenos al sindicato, poniendo el factor laboral a la merced de un cmulo de reglamentos que acaban protegiendo a trabajadores desobligados e ineficientes, y que impiden el reconocimiento a trabajadores de dedicacin y productividad. Los empresarios chicos acaban por contratar a personal en forma "informal," por honorarios, o con tandas de efectivo semanal; mientras que los grandes contratan a personal por medio de empresas creadas ex profeso para operar en nmeros rojos, con lo cual se vuelve imposible probar la disponibilidad de recursos para indemnizar despidos de acuerdo a la ley vigente. Mi creador original, valiente empresario que no ha perdido fe ante el cncer de la regalmentisis, tuvo al final del da que contemplar medidas extra-legales como las mencionadas-- aadiendo as, un costo ms a la ya inmensa lista de costos de transaccin que se han acumulado en el proceso de mi produccin, costos que no estaban contemplados en el clculo econmico original. Estos casos, sumados a la ineficiencia infinita de las instituciones encargadas de resolver los litigios laborales, impiden una asignacin racional de recursos productivos, en sus usos eficientes y mejor retribuidos, provocando mayor desempleo, mayor inmigracin ilegal, as como mayor mercado informal. Por lo mismo, el nivel de remuneracin laboral se ha mantenido muy por debajo de su potencial, lo que alimenta resentimiento poltico y el surgimiento, incluso, de populistas con sus soluciones de redencin instantnea. Estas medidas implican un secuestro regulatorio al empresario indefenso, y ponen mi produccin en manos de trabajadores que no tienen ningn incentivo para hacer bien su trabajo, por lo que en los mltiples procesos que se llevan a cabo en mi produccin, mi calidad y costo se ven fuertemente comprometidos. Las consecuencias no las paga slo el empresario, sino tambin los millones de mexicanos que tendrn que conformarse con un lpiz ms caro y de menor calidad. Estas trabas laborales atormentarn el proceso de mi produccin de inicio a fin. Qu pena sera que mi fabricante tuviera que cerrar el negocio despus de tan titnicos esfuerzos para obtener permisos, licencias, contratos laborales, maquinaria, capital de trabajo, y tanto ms! Sin embargo, mi produccin contina; pero con ello, los problemas tambin. Una Tortura Permanente Cada diminuto detalle que conlleva mi fabricacin es vctima de las mismas trabas. Piense en el equipo necesario para la fabricacin y aprovisionamiento de madera: las sierras, los camiones, las sogas. Piense en todos los componentes para mi manufactura, tal como el grafito que se produce en mi tierra. Los problemas se multiplican con cada costo adicional aparejado al equipo o elemento utilizado durante el proceso. Adems, no olvidemos los costos de operacin. Qu decir de la energa que abastece las mquinas para transformarme de un insignificante pedazo de madera en un apuesto lpiz amarillo?Qu decir de la energa necesaria para abastecer la fbrica; o los combustibles necesarios para transportarme? El calor, la luz y la energa para los motores, mquinas, tornos y plantas son caros e ineficientes en mi pas. El Estado, por norma constitucional, es dueo del petrleo, gas y electricidad. La produccin de energa es un monopolio estatal; por lo tanto, los precios son tan altos que el fabricante rara vez puede ser competitivo. Incluso, el precio de la gasolina del camin que me transporta a m, o a mis componentes, hasta el vendedor, es exponencialmente ms alto si consideramos que Mxico posee recursos petroleros propios, y un amplsimo potencial energtico. Este es un penoso crculo vicioso justificado por un discurso dogmtico sobre la soberana nacional; pero detrs de la retrica popular, se encuentra la realidad inexorable de nuestro sector energtico, donde los recursos son explotados no para la generacin de riqueza, sino para repartir privilegios a una clase poltica que viven como virreyes de antao-- y seguramente escriben sus cartas de deseos con lpices importados, o expropiados. Pero eso s, el petrleo es nuestro!, gritan los defensores de esta plutocracia, alabados por una multitud que no logra entender las repercusiones que representa la incompetencia de no contar con un rgimen de competencia en este y en cualquier sector. Por si todo esto fuera poco, los moribundos incentivos del empresario que se aferra a mi produccin son objeto de golpe y desacreditacin social permanente por la casta burocrtica que acusa a mi creador de explotar salvajemente a sus empleados, y a los consumidores. La anti-economa que sufrimos ha corrompido la visin que se tiene del empresario, y los beneficios que genera la fuerza motriz del bienestar; los incentivos. Su papel social de proporcionar los bienesdeseados, buscando siempre reducir costos y mejorar calidad, son vistos con recelo por aquellos ignorantes o interesados que no han comprendido las condiciones que nos diferencian de un simple ser con vida a un ser guiado por la razn. En Mxico, no logramos entender que en un sistema de libre economa, los beneficios slo aparecen si el empresario produce bienes valorados por los consumidores a un costo menor del precio que los consumidores estn dispuestos a pagar por su producto. Hay que aceptar que, en la sociedad mexicana, el cmulo de intervenciones estatales se han logrado camuflajear como un sistema sui generis de mercado; la consecuencia es que a los ojos de los mexicanos cotidianos, no son las trabas y los trmites, sino el libre funcionamiento de los procesos econmicos, lo que impide el desarrollo y la reduccin de la pobreza. Las privatizaciones manipuladas desde arriba en pocas recientes han derivado en monopolios privados que extraen rentas al amparo de la ley vigente; pero no se deje engaar, mi estimado consumidor, los empresarios que hoy gozan de estos beneficios no son ms que los beneficiarios de este sistema que he venido a exponer. Lo que ellos han hecho ha sido asegurar sus beneficios explotando el compadrazgo y abuso de influencias que han reinado en la sociedad mexicana en su historia moderna. Aqu, impera el capitalismo de cuates, donde la corrupcin funciona como una medida desviada para dar eficiencia a un sistema ineficiente. A diferencia de lo que sucede en la economa mexicana, en un orden de mercado abierto, los beneficios se permiten, pero nunca se aseguran-- mucho menos mediante la confluencia de los actores polticos. Usted puede preguntarme, al menos estars seguro a lo largo del proceso? No, realmente. El Estado de Derecho es tremendamente dbil, mientras que los impuestos extrados no sirven para garantizar la seguridad de las personas, sus hogares y sus negocios. Los camiones que me transportan son frecuentemente robados, a veces por bandas coludidas con polica local; los empresarios temen salir a las calles, mientras que la fbrica debe ser resguardada como prisin. Otro costo ms, ahora de inseguridad. Dadas estas condiciones, es muy comn que mis fabricantes se vean obligados a invertir en seguros, vigilantes, cmaras de seguridad, cajas fuertes, cerraduras, y un largsimo etctera. Los mexicanos, adems de pagar sus impuestos, deben desviar recursos, y un tramo sustancial de su tiempo, en usos que no tienen nada que ver con sus objetivos, fugndose as innumerables oportunidades productivas que se podran destinar a pensar, a crear, a emprender, a producir, a innovar; en suma, a generar bienestar. Con frecuencia, dada esta debilidad institucional, se dan nuevos factores que pueden entorpecer mi creacin: huelgas, platones, secuestro a las vialidades por grupos de manifestantes polticamente protegidos, apagones de luz, auditorias repentinas, y otro largo etctera. Es una tortura de nunca acabar: cada da de la vida del proceso que me lleva existir representa una odisea repleta de altos costos de oportunidad. Pero aqu me encuentro, listo para ser utilizado por manos y mentes creativas, ya sea para escribir un poema, hacer una tarea escolar, o resolver un problema matemtico. Tal como Leonard Read relat hace ms de medio siglo: ninguna de las miles de personas involucradas en producirme como lpiz realiz su trabajo porque hubiese querido un lpiz. Cada uno vio su trabajo como la manera de obtener los bienes que necesitaba y deseaba. Cada vez que vamos a la tienda y compramos un lpiz, estamos intercambiando una pequea porcin de nuestros servicios por la cantidad infinitesimal de servicios de aquellos miles que contribuyeron a producir el lpiz. La Fatal Arrogancia Pues s, totalmente cierto; pero algunos olvidaron que esto era as, e intentaron tomar mi elaboracin en sus propias manos. Las consecuencias las he relatado; y le aseguro que mi historia representa slo la punta del iceberg. Ah radica la magia (negra) que represento. Nadie puede, ni debe, planificar centralmente mi produccin para que yo, un orgulloso Lpiz mexicano, pueda existir. De hecho, cada vez que un burcrata nalgn quiere controlar el proceso, dando rdenes a los agentes, los trabajadores, los comerciantes y los consumidores, sobre qu hacer y cmo hacerlo, el final infeliz siempre es el subdesarrollo. El proceso, una vez intervenido al amparo de crear reglas complicadas para supuestamente hacer la vida ms sencilla, no informa, no coordina, no fluye. Sus mensajes, distorsionados por los artificios del intervencionismo, empujan a empresarios y consumidores hacia fines distintos a los deseados, asignando errneamente los limitados recursos en usos sub-productivos. No sorprende que el nivel de productividad mexicana haya crecido, de forma acumulada, apenas un pattico 2.1% en las ltimas dos dcadas, mientras que en economas abiertas, ms avanzadas, como EUA o Corea del Sur, ha crecido 35% y 83% respectivamente. Entienden ya mi profunda tristeza existencial? La planificacin central implica pretensiones de conocimiento universal, y con ello la suprema vanidad de cambiar y manipular la accin humana. Pero hay una ley ms poderosa que cualquier plan o pretensin: la conducta humana ante la escasez. Esa ley, que en lenguaje econmico se conoce como la ley de oferta y demanda, bloquea todos los intentos del planificador de controlar el comportamiento humano. Como tal ley no se puede abolir, lo nico que consiguen los iluminados de la clase interventora es lesionar la actividad econmica y limitar el potencial productivo de sus ciudadanos. Otra vez confirmo lo dicho con hechos de horror: hoy, se requieren cinco de mis creadores intermedios para producir lo mismo que tan slo un trabajador irlands; y tres para producir lo mismo que un espaol. En un mercado abierto, todos los agentes del proceso econmico cooperan sin siquiera notarlo. Se comunican en forma indirecta, espontnea, a travs del sistema de precios, y ejercen su libertad para alcanzar sus metas de la mejor manera que son capaces. No necesitan ninguna direccin externa, slo la informacin correcta que proporcionan sus agentes similares en el mercado; as como la mayor esfera de libertad posible para desarrollar su potencial individual. En otras palabras, requieren una sociedad abierta gobernada por leyes sencillas para nuestro mundo complicado. El milagro revelado Mi viaje, as narrado, es literalmente un milagro. El orden espontneo es un flujo de conocimientos tan poderoso que lucha por encontrar su camino; a pesar de los obstculos, yo existo. Claro, mi existencia y el hecho de que yo est aqu narrando mi historia, es un patente ejemplo del formidable potencial que desperdicia mi pas. Cuntas inversiones, oportunidades, vaya, cuanto talento humano, se han perdido, simplemente por el costo de hacer y producir en Mxico? Usted puede pensar que soy poco realista; pero en esta enredada historia, yo veo una oportunidad para el crecimiento. Mi relato es una peticin especial para usted: trabaje por una sociedad mexicana ms libre. Permita a los individuos organizarse en armona, con la creatividad y sabidura que brinda la libertad. Permita que el orden espontneo rinda sus frutos. El reto, repito, es abandonar la fatal arrogancia de construir leyes complicadas para simplificar el mundo (algo que slo genera una interminable serie de incentivos perversos), y adoptar una filosofa ms humilde, de desarrollar leyes sencillas para nuestro mundo complicado. Siento una clara tristeza cada ao, cuando veo que los cambios necesarios para liberar el potencial de los mexicanos, se posponen para otro ao, sern para otro sexenio, para otra legislatura, incluso, para otro pas. Tal como concluy el legendario Lpiz que confi su caso a Leonard Read, ningn ser por s mismo es capaz de realizar todas las tareas para producir un artefacto como yo. An as, estoy aqu para recordarle, tal como lo hizo mi predecesor, que existen mltiples pequeos saberes que se entrelazan para producir el artculo requerido, sin intervencin estatal alguna, ni polica o corporacin necesaria, para orquestar acciones y actores. Por ello, mi existencia en Mxico es un autntico milagro-- en todos los mltiples sentidos del drama econmico que represento. *Agradecemos los valiosos comentarios de Adolfo Gutirrez en la realizacin de este ensayo. Comentarios al artículo...
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