Volver, volver a casa (y II)
Fernando Amerlinck (Martes, 17 de junio de 2008)
Regreso a casa. A la ciudad donde nac�. Al mero M�xico. Al puritito Distrito ora s� que Federal. Regreso a la realidad del mundo real. A los baches, topes y microbuses. A las se�ales de tr�nsito absurdas y mentirosas. A las noticias de encajuelados, encobijados y decapitados. A los debates de nunca acabar entre sordos.
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Un relato de tres ciudades
Fernando Amerlinck (Viernes, 13 de junio de 2008)
Vale la pena pasar el intr�ngulis de la Homeland Security y, a pesar de lo gordo que nos caiga el sistema pol�tico gringo y sus maniobreros de Wall Street y de la Fed, hacer un esfuerzo para tener el privilegio de conocer, al menos, la extraordinaria Nueva York.
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ParanoiEUA
Fernando Amerlinck (Martes, 10 de junio de 2008)
Vale la pena visitar Estados Unidos, muy a pesar de los excesos de un gobierno torpe presidido por gente que va de lo incompetente a lo francamente criminal en una �guerra contra el terror� que ha hecho de su gobierno el peor aterrorizador.
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La otra capital romana
Fernando Amerlinck (Miércoles, 4 de junio de 2008)
Es Turqu�a un pa�s a conocer, a explorar, a estudiar, para ver c�mo una rep�blica isl�mica es capaz de abrazar a Occidente sin perderse a s� misma y sin hacerse una teocracia.
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Sic transit gloria Burghesii
Fernando Amerlinck (Martes, 3 de junio de 2008)
Es el ego una de las destructivas pulsiones humanas, manifiesta en el deseo de sobrevivir y ser alguien sinti�ndose superior a los dem�s, especialmente controlando su conducta, y de sobrevivir y sentirse lo m�ximo y ganar poder.
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Una ciudad reciclada y viviente
Fernando Amerlinck (Martes, 27 de mayo de 2008)
Si en alg�n sitio la historia vive en cada piedra, cada calle, cada signo y cada trattoria, es en la ciudad m�s �nica, m�s lejana de lo ordinario, m�s viva y m�s antigua de Occidente.
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Volver, volver a casa
Fernando Amerlinck (Jueves, 22 de mayo de 2008)
Regreso a la Caput Mundi luego de una ausencia exageradamente larga, prolongada. Todo alejamiento del bien querido resulta doloroso, como placentero es el reencuentro, apasionante el redescubrimiento, nostalgiosa la remembranza de los paseos y las visitas, la evocaci�n de los amigos de entonces, y de la vida transcurrida aqu� en un a�o de Jubileo, fin de �poca y cambio de siglo. Un viejo amor ni se olvida ni se deja; un viejo amor, de nuestro cuerpo se aleja pero nunca dice adi�s. S�lo dice a rivederci.
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YAAAAAAAAA

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