Hoy en día es muy común que se califique a los economistas en vez de su escuela de pensamiento. De hecho, los éxitos editoriales de economía más importantes en los últimos años tienen que ver con los freakonomics (las cosas no son lo que parecen) y el economista camuflado, entre otros. Sin embargo, Edward Prescott es un caso aparte, sus estudios tienen que ver con los modelos matemáticos, con la macroeconomía dinámica, con la consistencia temporal de la política económica y con las fuerzas que rigen los ciclos económicos; esto es, él es un economista teórico, es un formador de economistas más que un formador de opinión o de políticas públicas.
Lo que más llama la atención de él es su optimismo sobre el futuro, ya que espera que en dos generaciones el mundo esté más integrado, más desarrollado y con un pequeño número de pobres. Todo lo contrario de lo que opinan los analistas financieros, preocupados por la crisis de las hipotecas; los burócratas internacionales, empeñados en conseguir los objetivos del milenio por medio de ayudas y préstamos; y los actuales académicos, tratando de identificar los determinantes del desarrollo y el crecimiento, quienes tienen una visión del futuro muy pesimista.
En días pasados el Dr. Prescott visitó México, mientras desayunaba en un restaurante del centro de Morelia, Michoacán -en preparación para la conferencia de medios que daría previo a su conferencia sobre Crecimiento y Distribución del Ingreso en la Universidad Nicolaita de esa ciudad-, el Dr. preguntó a quienes le acompañábamos: ¿cómo son los derechos de propiedad en el campo mexicano?, ¿por qué mantienen la propiedad comunitaria? ¿Cuáles son las razones por las que no se está titulando esta propiedad? ¿Cuánto y quién está financiando a la PYMES? ¿Cómo está la tasa de interés? ¿El tipo de cambio cómo va?, etc. Estos cuestionamientos muestran las inquietudes y el conocimiento que el Dr. Prescott tiene sobre nuestro país, el cual ha sido transmitido principalmente por sus alumnos en Arizona. El Dr. Prescott reconoció que le gustaría contar con más información y estadísticas de nuestro país para hacer modelos de su economía.
Ya en conferencia de prensa, los medios le preguntaron sobre sus perspectivas de México en la globalización y el fracaso de las políticas neoliberales, a lo que Prescott contestó que el mundo nunca había vivido un período tan amplio de crecimiento como en el que vive ahora. Los grandes beneficiarios de la globalización son los países pobres como China, India, el milagro Irlandés, Chile y todos aquellos que han sabido aprovechar sus ventajas comparativas y han decidido sumarse a la apertura y al crecimiento. Prescott enfatizó que hoy hay menos pobres pero, sobre todo, muchos más ricos que antes. Además señaló que en el comercio internacional las ventajas vienen determinadas por las diferencias y quienes saben aprovecharlas a su favor serán quienes se desarrollen, ya que el comercio entre iguales no brinda muchos beneficios.
Al cuestionarlo sobre sus pronósticos económicos y su visión respecto a la crisis de las hipotecas con tasas subprime, comenta que espera que el mundo siga creciendo a un ritmo de 2% anual, así que no considera que se esté ante un escenario catastrófico, ya que hay crecimiento y los efectos de la crisis se concentran sólo en el sector inmobiliario de los Estados Unidos, el cual tendrá que ajustarse y desarrollar su creatividad para salir de su crisis, por lo que mucha gente deberá cambiar de trabajo y se tendrán que fundar nuevas compañías en otros sectores. Añade que sin embargo, los efectos financieros de la crisis son más complicados, pues muchas personas han perdido parte de sus ahorros y fondos de pensión, por tanto habrá cambios en los planes de retiro y jubilación. Lo anterior es resultado de una mala política de regulación de los bancos, por ello –dice- habrá que cambiar las reglas de supervisión bancaria para que las apuestas con alto riesgo no sean utilizadas por las instituciones financieras para dar rendimientos extraordinarios a sus clientes. Menciona que falta transparencia e información en el manejo de estas inversiones y que, en general, los efectos de esta crisis serán limitados y abrirán nuevas oportunidades.
Con relación a México, le solicitan su opinión sobre la política económica actual, a lo que contesta que él considera que los gobiernos están demasiado preocupados en obtener buenas calificaciones por sus acciones, que están concentrados en alcanzar resultados básicos e inmediatos, viendo sólo el futuro de unas cuantas variables, los fundamentales de la economía. Así que recomienda cambiar esta visión hacia políticas de más largo alcance y lograr un cambio institucional, que es lo que se requiere para crecer, para así conseguir el desarrollo.
Cuando se le cuestionó sobre el futuro de México, Prescott indicó que para él los migrantes mexicanos en Arizona son el ejemplo de superación, ya que es gente trabajadora, bien administrada, con capacidades y habilidades que buscan un futuro mejor y que, mientras las condiciones de este país cambian, ellos van a generar riqueza de donde se les permita, como de los Estados Unidos. Para México, el hecho que ellos crezcan es bueno, pues significa más remesas y, con ello, más oportunidades de tener capital para invertir en el país. Por ello, México debe acelerar sus reformas y mejorar tanto el clima de negocios como las condiciones institucionales, este es el único camino para que sea rico, con lo cual se elevarán sus perspectivas de crecimiento e integración. Reformas como la Ley de Concursos Mercantiles, el Seguro para el Retiro y el auge del sector inmobiliario, entre otros, son las noticias que hablan de que México está avanzando y puede convertirse en poco tiempo, no más de dos generaciones, en un país rico.
Sobre sus propuestas en caso de ser asesor del gobierno mexicano, en particular, en el caso de ser Secretario de Economía o Hacienda, el Dr. Prescott sugiere cambiar las instituciones del país y hacer mejores leyes con la finalidad de crear las condiciones para el crecimiento. Asimismo, propone descentralizar al país, esto es, hacer más soberanos a los estados para que puedan competir entre ellos en calidad de servicios y niveles de impuestos, así, los mexicanos podrán elegir el lugar que les brinde las mejores oportunidades para desarrollar sus negocios. Además, sugiere: hacer una reforma regulatoria que permita reducir costos y aumentar el número y variedad de negocios que se abran; canalizar los recursos del Sistema de Ahorro para el Retiro hacia proyectos productivos; y reformar las leyes laborales para hacer más flexible la contratación y aprovechar la gran creatividad de los mexicanos, como lo están haciendo en España, ésta es la clase de reforma laboral que se necesita. Al mismo tiempo, es necesario llevar a cabo una reforma fiscal efectiva y eficiente, que descentralice la recaudación, pues hoy en día sólo el gobierno federal recauda y los estados son los que gastan, esto no puede seguir así, se requiere que sean los estados los que recauden y los que den cuenta a su población de las obras o servicios que han sido posibles con estos recursos, esto es, se requiere de una mayor transparencia y la posibilidad de que sea la gente y no los burócratas los que supervisen las labores públicas.
Sobre la integración latinoamericana en el Mercosur y los liderazgos de Venezuela y Argentina, Prescott comenta que esto no puede tener futuro, ya que Chile ha sido exitoso integrándose con sus antagonistas y no con sus iguales. Por ello, Brasil debe integrarse con Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía para aprovechar sus ventajas, y no con Sudamérica. Lo peor del caso es que los líderes de este proyecto de “integración” no desean integrarse, quieren aumentar sus aranceles y poner restricciones al comercio externo, es decir, tienen en mente que en toda América Latina se apliquen sus malas políticas; políticas incoherentes que están generando una bomba de tiempo en Argentina y Venezuela. Añade que la integración debe hacerse con aquellos países con los que haya perspectivas a futuro.
Finalmente, luego de que su día transcurre entre conferencias y reuniones, Prescott me comenta que tiene confianza en que las cosas para México salgan bien, ya que además de contar con una tasa de ahorro superior a la de Estados Unidos -ahorro que es necesario conectarlo con los proyectos productivos-, cuenta con una población muy trabajadora. Enfatiza que el problema no es el trabajo, sino la productividad de este trabajo, y que para elevarla se requiere de más capital, que para atraerlo es necesario modificar las condiciones para la inversión. Al mostrarme una gráfica de productividad entre México y Chile, el Dr. Prescott me comenta que en 1982 ambos países estaban en las mismas condiciones, pero luego Chile despegó y México se estancó, debido a que no sólo se trató de seguir la receta, sino de de tomar las decisiones dolorosas y políticamente complicadas como el caso de la apertura a la competencia de la industria del cobre y aprovechar mejor sus recursos naturales; además, de conseguir la tecnología y know-how de otras compañías petroleras. Si México hace esto hoy con su industria petrolera, comenta Prescott, las cosas podrían cambiar radicalmente. Es necesario que se eliminen las restricciones a la inversión, ya que es una política muy añeja e ineficiente.