Esta burrada econ�mica se suele o�r con frecuencia en c�rculos gubernamentales, en la academia, en�distintos medios de comunicaci�n y hasta en charlas de caf�.�Dicha mentira est� tan arraigada en la sociedad mexicana que muy pocos ven las perversiones del gasto p�blico y para prueba basta un bot�n, s�lo hay que ver el escandaloso y creciente endeudamiento de varios estados de la Rep�blica, en especial el caso de Coahuila.

El gasto p�blico no es ning�n motor econ�mico, al contrario, cuando es demasiado abultado, le resta competitividad a la econom�a, pues a mayor gasto, mayor endeudamiento y mayores impuestos. Y lo peor en M�xico es que tenemos una gasto�p�blico secuestrado por distintos grupos corporativos de poder, que no rinden cuenta alguna como lo son las burocracias y sindicatos en rubros como el educativo, energ�tico, de salud (los onerosos, ineficientes y quebrados IMSS e ISSSTE), ah y no se nos olviden las mafias corporativas incrustadas en el campo, y que a�o con a�o se llevan enormes tajadas del pastel presupuestario.

De acuerdo al �ltimo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 40.3% de las transferencias gubernamentales (subsidios para ser claros), se otorgan a 20% de la poblaci�n con mayores recursos (ej. beneficiarios de las escuelas de educaci�n superior p�blicas) y 80% de los subsidios al campo los reciben los agricultores con m�s tierra, que representan menos del 10% del total de los productores del campo. Vaya, hasta narcotraficantes han cobrado su tajada campesina.

A lo anterior agreguemos todo el financiamiento gigantesco y oneroso de los partidos pol�ticos que s�lo benefician a determinadas clientelas.

Finalmente est�n los incentivos perversos de los estados para gastar bien. Hay un perverso confort de gastar sin esforzarse por recaudar. As�, diversos gobiernos gastan y gastan, aumentan colosalmente la deuda y trasladan los costos a las siguientes generaciones. En dicho modelo la banca comercial ha encontrado un modelo de negocio muy rentable y perverso. Y todo porque peligrosamente se han colgado de las participaciones federales�futuras que al depender en buena medida del petr�leo son muy vol�tiles. Pero claro, ah� est� el aval del gobierno federal.

Debe entenderse de una vez por todas que dicho esquema de endeudamiento estatal con la banca comercial es muy da�ino para la econom�a pues causa un efecto de crowding out para el sector privado, es decir, a mayores recursos a los gobiernos estatales, menores recursos para las empresas privadas. El resultado es mayor endeudamiento, m�s gasto corriente (un m�nimo se destina a gasto de inversi�n como lo es el de infraestructura) y menores cr�ditos al sector privado, todo lo cual nos lleva a tener menor crecimiento econ�mico.

Ojal� rompamos de una vez el peligroso mito del gasto p�blico y entendamos que todo gasto de gobierno debe ser�transparente, estar fuera de las mafias corporativas y estar estrictamente limitado a sus funciones naturales como velar por el derecho a la vida, a la libertad y a la protecci�n del patrimonio de las personas.

M�s gasto p�blico significa m�s deuda, mayores futuros impuestos y menor crecimiento econ�mico.