Todos, por medio de la red de intercambios, estamos conectados con todos, y lo que sucede en un punto de la red nos afecta a todos los demás.
Una de las principales características de la economía contemporánea es la amplísima, profundísima y complejísima división del trabajo, por la cual la gran mayoría de los bienes y servicios que necesitamos, tanto para producir, como para consumir, fueron producidos por alguien más.
Esa amplísima, profundísima y complejísima división del trabajo da como resultado una amplísima, profundísima y complejísima red de intercambios, propia, en el sentido literal del término, de una economía de mercado. Si la mayor parte de los bienes y servicios que necesitamos, tanto para producir, como para consumir, fueron producidos por alguien más, la manera más eficaz de acceder a los mismos es por medio del intercambio, de la compra – venta, intercambios que, directa o indirectamente, nos unen unos con otros.
Son de mercado, en el sentido literal del término, las economías en las cuales el intercambio es la actividad económica central, en torno a la cual giran todas las demás, desde la producción hasta el consumo. En las economías de mercado, en el sentido literal del término, se produce para vender y se compra para consumir, de tal manera que la actividad de compra – venta une a la producción (que es el medio) con el consumo (que es el fin). La compra – venta se da entre la producción y el consumo.
Consecuencia de la amplísima, profundísima y complejísima división del trabajo, y de la también amplísima, profundísima y complejísima red de intercambios, siendo ésta la condición de posibilidad de aquélla (si no pudiéramos intercambiar -mi vino por tu trigo- la división del trabajo -yo produzco vino, tú produces trigo- resultaría contraproducente -yo solo tendría vino y moriría de hambre; tú solo tendrías trigo y morirías de sed-, y tendríamos que limitarnos a la autarquía -yo produzco vino y trigo, tú produces trigo y vino), es que la economía es una amplísima red, en la cual cada nudo es un intercambio, red a través de la cual lo que pasa en uno de los nudos, directa o indirectamente, inmediata o mediatamente, para bien o para mal, afecta a todos los demás.
Si un nudo se debilita (se rompe) ello no perjudica solo a los agentes económicos involucrados en esa transacción, sino a muchos otros, de la misma manera que si un nudo se fortalece (se repara) ello no beneficia únicamente a los agentes económicos involucrados en esa transacción, sino a muchos más.
En las economías de mercado ningún agente económico es una isla. Todos, por medio de la red de intercambios, estamos conectados con todos, y lo que sucede en un punto de la red nos afecta a todos los demás. Esto hay que tenerlo en cuenta la hora de pedir, para combatir al coronavirus, la prohibición de ciertas actividades económicas, es decir, la ruptura de algunos de los nudos de la red.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.