El impuesto a las herencias, que implica una doble tributación, tiene consecuencias sociales negativas: desincentiva el ahorro, impulsa la salida de capitales, que la facilita un mundo financieramente globalizado, reduce la inversión y el crecimiento.
He aquí un ejemplo de la discrecionalidad del gobierno a la hora de decidir qué impuestos cobrar, a qué tasas cobrarlos, y a quién cóbralos. Una muestra del Estado de chueco que padecemos.
Si cualquier impuesto cobrado con fines redistributivos es un robo legal, más lo es, suponiendo que en este asunto haya grados, el impuesto a la herencia.
Independientemente de los posibles (no seguros) efectos del impuesto a las herencias de los millonarios, hay que considerar la parte ética de los impuestos.
¿Son las mañaneras del presidente López Obrador propaganda gubernamental y como tal debe ser suspendida su transmisión íntegra, o ello sería un acto de censura por parte del INE?