En realidad la oposición no quiere ganar. No sabría qué hacer en el gobierno, con el chavismo en la oposición. La oposición actual sólo quiere conservar “sus espacios” en el sistema: sus gobernaciones y alcaldías, sus curules en la Asamblea, sus puestitos, sus contratos y subcontratos. Más nada. Lo demás no les interesa.
Los socialistas de oposición son también socialistas, por eso se autodesignan “disidencia” más que oposición; para ellos lo malo no es el socialismo sino Chávez. Así lo dicen públicamente: son socialistas “democráticos”, o sea: mencheviques. Pero, ¿por qué ilusionan a su gente y la llevan a la derrota?
Para sus enemigos es la encarnación del Mal, y el término “Neoliberal” es insultante. Por eso los políticos, “expertos”, opinadores profesionales, etc., retroceden intimidados cuando así se les llama; y si alguno abriga cierta simpatía por el Neoliberalismo, no sabe cómo expresarla, ni cómo defenderse, y entonces alega que “eso no existe”, y se refugia en el “pragmatismo”.