África y el mundo entero desean, y necesitan, que disminuya el contraste entre la apariencia y la realidad y que Sudáfrica pueda alcanzar su fabuloso potencial.

Históricamente, en las elecciones de medio término el partido gobernante pierde un promedio de 24 escaños. En lo único que deben estar pensando los republicanos es cómo conseguir el máximo de efectividad contra un adversario que está en el poder y que luchará ferozmente por mantenerlo.

El papel que están jugando los cubanos en Venezuela es el mismo que los soviéticos jugaron en Cuba.

¿Hasta cuándo se va a estar hablando de que la revolución cubana fue una revolución de los trabajadores y, por consiguiente, dirigida contra la “burguesía" nacional y extranjera? ¡Por favor! Hace medio siglo que en Cuba no hay burguesía. La revolución cubana fue el asalto al poder por una gavilla de aventureros que luego se llamaron marxistas porque era una ideología que les permitía justificar sus crímenes. Y lo peor: Los Castro han tenido el apoyo político de todos los que envidian a Estados Unidos.

Algunos lectores se sienten intrigados por estos supuestos "partidos del té" (tea parties) que están revolucionando el panorama político de Estados Unidos. ¿Qué tiene que ver el té con las luchas políticas?

En una sociedad de libre empresa, el destino de los empleadores y el de los empleados está indisolublemente vinculado. El ataque contra los empresarios siempre termina como un ataque contra los trabajadores.

Hugo Chávez está frenético. El pueblo venezolano hizo caso omiso de sus truculentas amenazas y le infligió una contundente derrota en las últimas elecciones. Pero no sólo hay que luchar contra Chávez, hay que luchar contra sus ideas. Chávez nunca estará realmente derrotado mientras las ideas del antiamericanismo sigan siendo tan populares.

Fidel Castro no ha cambiado. La personalidad básica de un individuo no cambia con los años. Lo que pasa es que ahora está menos preocupado por el futuro y, por consiguiente, tiene menos paciencia y menos cuidado con lo que dice.

Ha sido, sin duda, una operación de inteligencia militar destinada a pasar a la historia. El rescate de Ingrid Betancourt, los tres contratistas americanos y los policías y soldados colombianos ha llenado de júbilo a los amantes de la libertad en todo el mundo. Para otros, sin embargo, ha sido un trago amargo y un duro golpe político.