La nueva constitución que propone Chávez incluye, desde luego, la reelección indefinida de su cargo, modelo legal que sólo usaron los déspotas más inclementes de la América Latina. Pero aparte de esta disposición, el nuevo texto constitucional incluye algunas perlas que no se pueden ignorar como las severas restricciones a la propiedad privada.
El imperio de la ley en nuestras tierras es sólo una forma refinada de despotismo que sirve para que –desde el poder político- se puedan avasallar los derechos básicos de los ciudadanos.
La ofensiva continental de Chávez ha sufrido un revés. Ha sido un fracaso parcial, sin duda, porque todavía aspira a tener decisiva influencia en Centroamérica y en México.