Si México tuviera tanto libre comercio como presume, simplemente no existiría el contrabando ni, por consiguiente, se necesitaría a la policía aduanal.
Si ciertos empresarios pueden influenciar para limitar el libre comercio en contra de los más pobres y la clase media, para tratarlos con prepotencia, eso en sí es un privilegio y componenda, es corrupción a la vista de todos.
La combinación de pobreza, violencia extrema, crisis económica, violación a Derechos Humanos y falta de oportunidades es decisiva para entender por qué tantas personas parecen dispuestas a todo con tal de huir de sus países de origen.