Aquí una serie de recomendaciones financieras personales para mitigar los riesgos del actual escenario.
Es común que cuando una economía entra en una recesión con efectos tangibles en el bolsillo de las personas, éstas recurran a decisiones de pánico que suelen traer consecuencias en sus finanzas personales. El debilitamiento de diversos sectores que se alimentan del turismo, del sector de la construcción, de guerra comercial por el petróleo que ha llevado a un recorte de nuestra nota crediticia por parte de las calificadoras y la emergencia sanitaria, ha tenido efectos inmediatos en los ingresos tanto de familias, empresas y gobierno, por lo que en el siguiente artículo esbozaré una serie de recomendaciones financieras personales para mitigar los riesgos del actual escenario.
En primera, lo que compete a deuda bancaria en caso de encontrarse en dificultades con sus pagos:
1.- La primera opción corresponde a negociar una reestructuración bancaria: consiste en ampliar el plazo de pago de su deuda, en una reducción de la tasa de interés o un periodo de gracia que le permita no pagar ninguna cuota del préstamo hasta una fecha determinada. Lo anterior es aplicable en el caso de que su situación financiera no sea tan grave.
2.- La segunda opción es el “Quita”: Este consiste en llegar a un acuerdo con su acreedor para poder liquidar el pago total de su deuda por medio de un descuento considerable, ya sea en pagos fraccionados de hasta 3 periodos o en una sola exhibición (el descuento por pagarlo en un solo pago es aún más atractiva en la mayoría de los casos). Sin embargo, realizar esta maniobra, no lo exime de una mala nota crediticia en su buró de crédito y queda a reserva del acreedor financiero si es sujeto de poder adquirir nuevamente un crédito dependiendo de la rigidez de sus políticas de préstamo.
3.- La tercera opción es por consolidación de deuda: Esta herramienta le permite agrupar las diversas deudas que tiene con instituciones bancarias a una sola, es decir, traspasar deuda de un banco a otro. Esto le permite quedarse con la institución que menos cobre una tasa de interés, comisiones, anualidades, CAT, etc. La mayoría de los bancos ofrecen esa opción y le simplifica su administración del servicio de la deuda.
En segunda, lo que sugiere a las finanzas personales.
1.- No dejar de cumplir con sus obligaciones financieras. Si la solvencia económica todavía no se ha visto degradada en su bolsillo, anticipar o seguir la conducta de pago al acreedor bancario, asegura un sano historial crediticio en el futuro, además de suministrar captación al banco para que éste pueda otorgar programas como los anteriores comentados para quien se haya visto afectado.
2.- No retirar ahorro bancario si no es necesario. Existe la creencia de que el gobierno puede manejar a discreción el valor de nuestra moneda, también llamada devaluación, por lo que los ahorradores temen que en cierto momento su dinero valga menos en el transcurso del tiempo y decidan resguardar sus ahorros en otro activo, como el dólar. Si bien esa práctica era común en las recientes décadas, dicha figura de devaluación, dejó de operar en el país desde que el valor de nuestra moneda se fija por la oferta y la demanda entre peso/dólar, por lo que mantener sus ahorros en el banco, puede protegerlo de la variación de precios al alza, también llamada inflación, con la tasa de interés que le otorga el banco por mantener un saldo con ellos. Cabe mencionar que su dinero no está expuesto a un robo doméstico o por mano armada.
3.- Evitar compras innecesarias: Se entiende que una de las actitudes económicas en este escenario, sea el de abastecerse con la suficiente generosidad de bienes de consumo necesario para el futuro inmediato; no obstante, el realizar una excesiva demanda de estos bienes cuando no se necesitan, genera una escasez artificial sobre la ya observada, lo que, a su vez, presiona el precio al alza de los bienes de la canasta básica. Esto repercute en mayor medida a las personas con menores ingresos, ya que en el momento que pretendan adquirir esos bienes alimentarios, se encontrarán con un precio superior al que podrían tener contemplado. Es un asunto de solidaridad más que de incentivos económicos.
4.- El tema de las inversiones. Es una creencia muy ordinaria que invertir en época de crisis resultará un buen negocio, debido a que hay una gran mayoría de activos que experimentan una disminución periódica de su valor, tal es el caso de acciones de empresas que se han visto afectadas en sus ingresos o bienes inmuebles que han tenido minusvalías (el precio de mercado es menor al que se pagó por él). Si bien la idea no es extraviada, es sumamente importante contemplar y estimar si dicha empresa tendrá la solvencia necesaria para reactivar su cadena productiva, así como el flujo de ingresos, puesto que, de no normalizarse, la pérdida será palpable por una posible quiebra de la unidad económica. Sucede lo mismo para el caso de los bienes inmuebles, el que su valor aumente nuevamente, depende de la reanimación del comercio a sus alrededores, que, a su vez, son los que brindan plusvalía (aumento del valor de un bien por mejoras en las áreas inmediatas o cercanas).
5.- Por último y no menos importante: Si sus ingresos esperados no son mayores a sus gastos inmediatos, no se endeude. Eliminar lo que resta para controlar la fuga de ingreso, suma mucho para prevenir cualquier eventualidad en estos momentos.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.