Estimados amigos: Dicen en su atento mensaje de ayer que “Investigadores no sólo de la UNAM sino también de universidades estadounidenses, por lo pronto avalan que se realizó el fraude cibernético en el IFE” y añaden con vehemencia: “La información nos lleva inclusive a pensar que FECAL ocupó el tercer lugar en la votación. Nosotros nos guiamos por las evidencias; no por lo que gubernamentalmente se dice. Es decir, nos guiamos por el método científico; no por panfletos televisivos ni por dogmas de fe no cristianas (porque el mentir y robar son 2 pecados capitales).”  Bien, pasemos por alto sus aseveraciones de duodosa teología moral acerca de los pecados capitales, y vayamos a lo esencial. ¿Asi que ustedes se guían por el método científico?

Disculpen, pero dudo que conozcan el método científico. Veamos.

Tienen todo el derecho a creer en lo que deseen, lo que no me convence es que bauticen sus creencias como "científicas". Eso es ridículo.

También hay sectas religiosas que postulan -voluntariosamente- que sus dogmas tienen un aval científico (por ejemplo, sectas que aseguran con mucha fe que la idea de que en el músculo cardíaco radican físicamente los sentimientos está respaldada por la ciencia); también el marxismo-leninismo oficial que propalaba la Academia de las Ciencias de la extinta URSS aseguraba ferozmente –so pena de cárcel y tortura en campos especiales y en clínicas psiquiátricas para los reacios a ser “convencidos”- que las teorías especial y general de la relatividad de Einstein eran pamplinas desde el punto de vista de la “única ciencia verdadera” que era la autorizada por el Padrecito Stalin y por el Politburó; que las diversas teorías de la evolución de las especies eran mentiras de la ciencia burguesa, así como daban por irrefutable científicamente la peregrina ocurrencia de que todas las lenguas del mundo se habían forjado a partir del vocablo “mano” o su equivalente, lo que comprobaba –siempre según el dogma al uso en aquellos tiempos dentro de la URSS-,  que toda superestructura (el lenguaje incluso, desde luego) obedecía ciegamente a las condiciones de la estructura, es decir a las condiciones materiales de propiedad de los medios de producción. Marx comprobado por la lingüística, pues.

También en la propaganda comercial hay publicistas que no tienen empacho en bautizar como “científicas” (mostrándonos en inmaculada bata blanca a un presunto investigador o investigadora o apelando a “estudios” de tal o cual universidad de prestigio) las audaces afirmaciones de sus reclamos publicitarios: “Comprobado, la pasta dental Sonrisas Albas reduce hasta en un 68.73 por ciento la incidencia de caries” o "pruebas científicas han demostrado que la crema Silueta de Sílfide reduce en menos de diez días los depósitos de grasa en el abdomen, permitiendo bajar cinco tallas y hasta 20 kilos de peso”.

Vamos, ¿dónde está la formulación verdaderamente científica de la hipótesis del llamado fraude cibernético?, ¿cuáles fueron las hipótesis alternativas que se desecharon y por qué?, ¿dónde está la “falseabilidad” de la hipótesis en términos popperianos? ¿fue mediante un dispositivo electrónico que pudiésemos encontrar físicamente en las computadoras?, ¿fue mediante un algoritmo? (por cierto, ¿saben lo que es un algortimo?, porque podríamos divertirnos un rato comprobando las sandeces que se han dicho al respecto por gente que ni siquiera sabe la diferencia entre un logaritmo y un algoritmo…), ¿fue un algortimo determinista o no determinista?, el problema que buscaba resolver el algoritmo ¿era de clase P o de clase NP?… y así podríamos seguir.

Una hipótesis científica -una vez que se ha formulado correctamente, sin ambigüedades- se debe probar o rechazar mediante experimentos en los cuales las variables, además de estar claramente definidas, deben estar controladas, o bien a través de razonamientos lógicos o matemáticos, que siguen reglas invariables. Por ejemplo, no es científico en absoluto el siguiente pseudosilogismo: Premisa mayor: “Felipe Calderón asistió a la boda de Luis Carlos Ugalde” (ojo chicos: Se llama Felipe Calderón y no “Fecal” como ustedes le dicen por alguna curiosa fijación escatológica); premisa menor: “Ugalde es el presidente consejero del IFE”; conclusión: “Hubo fraude electoral a favor de Calderón”. Esto no tiene nada de científico. Se llama presunción suspicaz o chisme de comadres. (Para los chismosos: El matrimonio Calderón asistió a esa boda invitado por la novia, no por el novio; desde hace meses dicho matrimonio se disolvió y la ex-novia y ex-esposa de Ugalde no necesariamente quedó en los mejores términos con él; ¿eso nos autoriza a concluir lo contrario y que, por afinidad electiva y resentimiento, el consejero presidente del IFE habría actuado con dolo en contra de Calderón?).         

Imaginen ahora este otro pseudosilogismo: "René Bejarano fue secretario particular de AMLO”; “Bejarano recibió dinero de un negociante corruptor (Ahumada)”, conclusión: “AMLO es un ratero que extorsionó, mediante su secretario particular, a diversos contratistas del gobierno del Distrito Federal”. Estoy seguro que encontrarán -porque tontos no son, sólo obcecados- varias fallas en este último pseudosilogismo y las encontrarán muy rápido porque emocionalmente les repugna la conclusión. Es decir sus sentimientos les ayudarán a razonar correctamente en este último caso y no darán por científica la que es una simple presunción, plausible ciertamente, pero NO una demostración.

¿Por qué les cuesta tanto trabajo, entonces, detectar los errores, las mentiras y las falacias incluidas en otros pseudorazonamientos o conclusiones que no tienen nada de científicas aunque las bauticen como tales? Muy sencillo, porque sus emociones son más fuertes que sus hábitos mentales encaminados a juzgar con lógica y objetividad. El escepticismo, que les funciona excepcionalmente bien y hasta en exceso tratándose de argumentos contrarios a su causa, desaparece por completo apenas estamos ante una consigna postulada por el caudillo o por sus cercanos colaboradores. Esas consignas, esas colecciones de suspicacias que ustedes, chicos, toman como axiomas o como frutos de una investigación científica, son aceptadas sin espíritu crítico ni examen simplemente porque les satisfacen emocionalmente y son acordes con sus creencias previas.

En fin, tienen derecho a creer a pie juntillas que la tierra es plana o que los elefantes vuelan, o que es factible conjurar a un millón de personas para que al unísono –en el mismo sentido y sin errores- cometan un fraude electoral gigantesco e indetectable, o pueden creer –si así les place- que un algoritmo es un aparatito que el malvado cuñado de Calderón les puso a las computadoras del IFE (y también quizá, en forma de “chip”, a los cerebros de cientos de miles de ciudadanos que fueron funcionarios en las casillas), pero, ¡por favor!, no me pidan que les crea esas patrañas sólo porque arbitraria o convenencieramente les pusieron la etiqueta de “científicas”.

Sobre el método científico les recomiendo leer a Karl Popper, pueden encontrar en Internet algunas nociones básicas, por ejemplo en:

http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/at/popper.htm

Reciban un cordial saludo.