Ya deberíamos de estar preocupados por otras cosas, hay muchos temas pendientes en la agenda pero resulta que el candidato a la Presidencia por la Coalición por el bien de todos no quiere perder presencia en la mente de los ciudadanos y no quiere salir de cuadro.

Ya se han escrito ríos de palabras a favor y en contra del proceso electoral que vivimos el 2 de julio. Era de esperarse que Andrés Manuel López Obrador no reconociera su derrota, que argumentara un gigantesco fraude, que descalificara la elección entera y a todos los que la organizaron, que sacara a la gente a las calles, que se declarara Presidente electo y toda la serie de aberraciones de las que hemos sido testigos, defiendo mi punto de que un hombre como AMLO, no sorprende a nadie.

En algún sueño que tuve (y como todo sueño, es algo que no es siempre posible que suceda, sino que es simplemente un pensamiento fuera de la realidad), vi a un Andrés Manuel digno en la derrota, aceptando que no la mayoría, pero sí un mayor número de electores le daban el triunfo a otro candidato, lo vi como líder de su partido desde la oposición peleando por las causas que él defiende, lo vi accediendo a dialogar para lograr uniones y planear lo mejor para cada uno de nosotros, lo vi proyectándose para, después de luchar en la arena de las ideas por sus proyectos, lanzarse a una nueva candidatura por la Presidencia, y no cometiendo tantos errores como los cometió esta ocasión, lograr un triunfo que lo llevaba a (entonces sí) poner en marcha su proyecto alternativo de nación.

¡Qué utopía!, no desearía ver a un hombre como él en el poder, pero creo que desaprovechó una oportunidad de pasar a la historia como un auténtico demócrata, ahora pasará simplemente al anecdotario como un caudillo más que resultó berrinchudo y necio como otros tantos que simplemente ahí han quedado y no cambiaron nada.

La nueva medida de presión es la “Asamblea Permanente”, 47 plantones en las calles donde la gente vivirá. Ahora sí, de las últimas previsiones, estrangular la ciudad, desquiciarla hasta que el niño consiga su dulce, piden respeto de su voto, no importa que para lograrlo no respeten el voto de otros muchos millones que no votaron por esa opción. Es increíble que con un “disculpen las molestias” quieran tranquilizar todo. El jefe de Gobierno Alejandro Encinas es un hecho que no hará nada por remediar esta situación, ¿a alguien le sorprende el saber que AMLO no ha dejado de gobernar el Distrito Federal?

Según ellos es simplemente una manifestación que tiene por objeto el conteo voto por voto, ¿no se dan cuenta de que violan de manera tajante la libertad de millones de ciudadanos?, seguramente sí, pero no les importa.

¿Por qué AMLO goza del privilegio de cerrar calles para pedir apoyo?, ¿quién es Andrés Manuel López Obrador para exigir que aguantemos sus necedades? será una figura pública y un líder y un político que mueve masas y que lucha por lo que él considera justo, pero todo eso no le da ningún derecho de coartarme a mí, mi libertad.

Siguen López Obrador y sus más cercanos hablando erróneamente en colectivo: “es por el bien del país”, “el futuro de México”, frases vacías, “país” o “México” no sirven porque no existen como tal, somos la suma de los individuos lo que le da contenido a esas palabras y a mí por favor no me incluyan dentro de ese “país” o “México” que busca por todos lados un fraude y que exige justicia cueste lo que cueste.

No quiero creer que la sociedad está dividida en dos, pero tipos tan radicales como los perredistas nos están llevando a ello, a la confrontación, al estás de mi lado o contra mí, a que si no desconfías de las instituciones electorales es porque estás totalmente a favor del fraude. Me preocupa un poco pensar en qué pasará si todos los que no son “amloistas” se hartan de esta situación y ante la colusión del Gobierno del Distrito Federal con la Coalición por el bien de todos y la pasividad del Gobierno Federal, deciden empezar también a luchar por sus derechos y libertades en las calles.

Andrés López Obrador debería de entender que, por el bien de todos, lo que debe de hacer es callarse de una vez, no incitar a la gente a salir a la calle a defender lo que él perdió por errores propios.

Pero es tarde, seguirá demostrando que como agitador es muy bueno, seguirá poniéndose al frente de la gente un día para al día siguiente decir que él simplemente los sigue y que respeta su voluntad.

Sí, es tarde, López Obrador seguirá por el camino del caudillismo porque le faltó valor, coraje, fuerza y templanza para aceptar dignamente una derrota.