El doble discurso ha sido el común denominador del grupo radical que rodea al candidato perdedor de la izquierda. Todas esas acciones y dichos dejan claro que no son demócratas, sino fundamentalistas intolerantes.
Para que
funcione una democracia es imprescindible que los diversos grupos políticos que
aspiran al poder acepten las reglas para elegir a los gobernantes. Hay
guerrilleros, como en Colombia, que no aceptan las reglas del juego democrático
y luchan con las armas contra las instituciones democráticas. Su actitud,
aunque criticable, es congruente.
En México el
partido de izquierda que perdió la presidencia, PRD, ha tomado una actitud
claramente incongruente: reconocen las reglas del juego y las instituciones
democráticas en la medida que les favorecen y las descalifican cuando les son
adversas. Todos los diputados, senadores, delegados y jefe de gobierno perredistas ya aceptaron los puestos de elección obtenidos en las mismas casillas y en el
mismo conteo de votos al que su ex-candidato presidencial considera
fraudulento.
Sólo los
tahúres, tramposos y violentos, se atrevían en los juegos de cartas a validar
únicamente las partidas en las cuales ganaban. Si fue ilegal la elección a los
ojos del partido de izquierda, PRD, por una elemental congruencia no deberían
haber aceptado ningún puesto derivado de esa elección. No es lógico ni ético
sólo reconocer una elección para los puestos donde se ganó y, aunque sean los
mismos quienes vigilaron y contaron los votos, desconocerla en lo que se
perdió.
El doble
discurso ha sido el común denominador del grupo radical que rodea al candidato
perdedor de la izquierda. Dicen protestar pacíficamente y violentan los
derechos de libre tránsito de cientos de miles de ciudadanos. Dicen respetar la
libertad de prensa pero insultan y descalifican a los medios que publican lo
que no les parece. Dicen que les niegan el acceso a la prensa y el candidato del PRD ha tenido más del doble de
tiempo y espacios en los medios que el candidato ganador del PAN. Dicen que el
gobierno federal ayudó al candidato ganador sin aportar pruebas concretas,
mientras todos los ciudadanos pueden ver las ayudas del gobierno izquierdista
del D.F. a los plantones del PRD.
Dicen
respetar la democracia y se la pasan insultando y descalificando a todas las
instituciones que representan a ese sistema. Al titular del ejecutivo no lo
bajan de traidor, al del judicial, de estar al servicio de los privilegiados.
Al IFE, de parcial y a los magistrados del TRIFE de aceptar dinero. Todas esas
acciones y dichos dejan claro que no son demócratas, sino fundamentalistas
intolerantes. Si hubieran ganado no hubieran respetado el entorno democrático:
división de poderes, gobierno limitado, libertad de expresión y estado de
derecho.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.