No es amor a la democracia, a los pobres o a un proyecto alternativo de nación lo que mueve a muchos de los dirigentes de la resistencia, mal llamada pacífica, sino la frustración y enojo por no haber obtenido los puestos que ya se habían repartido.
Unas
semanas antes de las elecciones –me comentó un miembro del gabinete del
presidente Fox– un diputado federal del PRD le pidió
una cita. “El objetivo de la reunión fue reclamarme por cambiar a un conocido
suyo en una delegación. Lo que más me llamó la atención durante la entrevista –me
dijo el alto funcionario– fue el tono de prepotencia
con que hablaba el diputado perredista.”
El motivo
de su arrogancia surgió al poco tiempo de la reunión. “Sepa usted –le dijo el
diputado al funcionario foxista– que yo voy a ser el
titular de esta dependencia en el próximo gobierno y no me parece lo que está
haciendo.” El encargado de la
dependencia le recordó al diputado perredista que
todavía no ganaban y había que esperar las elecciones. Ante ese recordatorio,
el diputado, molesto, se levantó y abandonó
Aunque
todavía hay ciudadanos de buena fe, que piensan que quienes califican las
elecciones como fraudulentas lo hacen en nombre de la democracia, la realidad
es que a muchos de quienes rodean al candidato perdedor, lo que más les molestó
fue perder un puesto que ya daban por seguro. Había colaboradores del ex
candidato del PRD que veían las elecciones como un mero trámite para legalizar
su triunfo. Esa visión triunfalista los llevó a sentirse indestructibles y a
pensar y a actuar como los próximos titulares del gobierno federal.
Por ello,
no aceptan su derrota, certificada por el IFE y el TRIFE. Por ello, tomaron el
camino de desconocer una elección en donde ganaron el gobierno y la mayoría de
las delegaciones del D.F., diputaciones y senadurías.
Los perredistas que ya aceptaron esos puestos en las
instituciones que mandó al diablo su ex candidato a presidente, aunque de
labios hablen de elección “espuria”, la reconocen como válida al acceder a sus
cargos y en todo caso, son tan espurios como ellos dicen es quien triunfó en
las elecciones presidenciales. No es amor a la democracia, a los pobres o a un
proyecto alternativo de nación lo que principalmente mueve a muchos de los
dirigentes de la resistencia, mal llamada pacífica, sino la frustración y enojo
por no haber obtenido los puestos que ya se habían repartido.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.