Resulta que comenzamos la semana con tres presidentes de la República Mexicana. Uno de ellos es Vicente Fox Quezada presidente en funciones –muy disfuncional por cierto–. Los otros dos son los presidentes electos Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador; el primero –de los electos– fue electo democráticamente y el segundo creó una Convención Nacional Democrática que lo pudiera elegir para así poder aceptar ser presidente "genuino" (con juguetes Mi Alegría aprendemos y jugamos).

De los tres presidentes Vicente Fox es el villano de la historia según lo ve Andrés López. El título de villano (es como percibo que Andrés López ve a Vicente Fox) me parece que le queda grande a Vicente Fox, malo le quedaría bien; pero no referente al malo de la historia, sino a malo de mal presidente. Los opositores de Fox no lo bajaron de inculto, falto de inteligencia y de pendejo durante toda su gestión. Fox, según mi parecer, fue y es un mal presidente; no del tipo de mal presidente que los mexicanos hemos tenido en sexenios anteriores –que sexenio tras sexenio nos llevaban a la ruina–; lo considero malo, porque no llevó a México por el sendero de libre desarrollo que muchos esperábamos, todo por no tener la inteligencia para negociar con sus adversarios.

Sin embargo, aún y que los opositores (léase grupos pro AMLO) creen que Vicente Fox es un pendejo, lo creen con la capacidad suficiente para haber armado tremendo complot en contra del proyecto de Andrés López y de haber llevado a Felipe Calderón a ganar la presidencia de México. Qué equivocados están.

Andrés Manuel López Obrador no es muy diferente de Vicente Fox. Ambos tienen una capacidad de convocatoria que todo político envidiaría, son populares y cuentan con un gran carisma. Ambos personajes se comportan como perfectos idiotas; Vicente Fox elevó equivocadamente a Andrés López a niveles de popularidad prácticamente inalcanzables y Andrés López se encargó de echar a perder todo ese capital político durante las campañas, peleándose con Fox (el mismo que casi lo hace ganar la presidencia). Fox y López Obrador son un par de llorones, viven culpando a los demás de sus propios fracasos y errores.

Felipe Calderón en cambio, luchó para ganar la presidencia de México no solo contra el inalcanzable Andrés Manuel López Obrador, luchó también en contra de los poderosos de su partido y del presidente Vicente Fox (durante la campaña interna del PAN). Aquí es donde sale a relucir de nuevo la torpeza de Fox y López Obrador. Fox intentó minar el camino de Felipe Calderón, pues su partido ya tenía a Santiago Creel como el sucesor del trono presidencial; Andrés Manuel López Obrador derrochó su capital político en su lucha constante con el Gobierno Federal, sin tomar en cuenta a un Felipe Calderón que desde abajo tomaba fuerza.

¿Cuándo escuchamos a Felipe Calderón reclamar que hubo complot en su contra? ¿En qué momento vimos a Calderón derrochar el nivel de convocatoria que con inteligencia se ganó?

Felipe Calderón es presidente electo democráticamente, se lo ganó a pulso y con inteligencia. Fue valiente, pues no le importó que su propia gente estuviera contra él.

Vicente Fox pasará a la historia como el hombre que terminó con la maquinaria-institución llamada PRI, pero no será nombrado –ni de lejos– el mejor presidente que haya tenido México.

Andrés Manuel López Obrador se podrá quedar con su republiquita de juguete, la puede montar en el Zócalo si así lo desea, tal vez Marcelo Ebrard quiera comprarle todos los accesorios.

México es el gran ganador de todos este show político –y lo que falta–. La democracia ha demostrado estar por encima de partidos políticos, jefaturas de gobierno, gobernadores, gobierno federal, etcétera. La democracia ha demostrado que puede ganar la inteligencia y la cordura; también nos enseñó que nos podemos equivocar, prueba de ello están las encuestas que indican que si se volvieran a repetir las elecciones, Andrés López quedaría por debajo de lo registrado en las pasadas elecciones.