Me temo que algunos
propagandistas de la “máxima” casa de estudios cayeron en su propia trampa: El
mismo “ranking” que hizo avanzar a la
UNAM más de 20 puestos en solo un año, le da a esa universidad
una calificación de cero en el indicador de investigación. ¿Solución? Maten al
mensajero.
Era previsible que si nos poníamos a escudriñar la
metodología que siguió The Times de Londres en su lista anual de
las 200 mejores o principales universidades del mundo, iban a surgir problemas.
Una cosa es lanzar a los cuatro vientos la buena nueva de que la UNAM avanzó sorprendentemente
y en solo un año más de 20 puestos en el listado y otra, engorrosa y molesta,
meterse a ver cómo le hicieron, quienes confeccionaron esa clasificación, para
ubicar a cada universidad en competencia con las demás.
Ayer expliqué la metodología que sigue el estudio – y una
explicación extensa puede encontrarse en la propia publicación de The Times en la red- y advertí que ninguno
de los indicadores es infalible pero suenan “aceptables”. Me llamó la atención
el hecho de que suficientes académicos y científicos entrevistados para el
estudio – no se especifican cuántos ni quienes- hayan mencionado a la UNAM como universidad
prestigiosa como para darle un lugar destacado en la lista, pero que esos
mismos académicos e investigadores (¿u otros?) no citan, en sus trabajos
difundidos por publicaciones científicas especializadas, investigaciones
originales de la UNAM
como referencia.
Una pista adicional para intentar explicarse esta disparidad
es que universidades míticas como la
Sorbona (que ocupa el vergonzoso
último lugar de las 200) también aparecen con cero en ese registro, así como
algunas universidades asiáticas, pletóricas de alumnos. En cambio,
instituciones menos conocidas, como la Escuela Normal
Superior de Lyon, Francia, tienen una envidiable
calificación en ese rubro. ¿Será que en esta última institución se obliga a los
investigadores a escribir en inglés y/o en publicaciones de mejor reputación
científica?
Lo curioso del asunto es que ninguna de las airadas
reacciones de algunos defensores de la
UNAM, que recibí lunes y martes profusamente, se atreviese a
poner en duda la metodología de The Times (¿cómo
iban a hacerlo si en el listado final la UNAM obtenía el mejor lugar del mundo
hispanoamericano?), pero sí me regalaron toda clase de adjetivos, calificándome
de ignorante o incompetente ¡por señalar que según el mismo estudio la UNAM no pesa en la generación
de investigaciones científicas en el mundo!
Repito: Yo no lo digo, lo dice el estudio de The Times sustentado en la extensísima base de datos de citas y
trabajos académicos del Scientific Thomson de Filadelfia.
En fin: Reacciones muy poco objetivas. Quieren el aplauso,
pero rechazan airados cualquier observación crítica. Salvo excepciones, debo
admitirlo, como la de un académico de la UNAM que reconoció que en efecto no es tiempo de
festejar, sino de ponernos a trabajar…luego del regaño por haberme metido,
vulgar periodista, en terrenos reservados a las elites académicas.