¿Es Agustín Carstens la persona para el puesto, para asumir la dirección de la hacienda responsable que requerimos?
La designación de
Agustín Carstens como coordinador económico en el
equipo de transición “felipista,” y por ende
candidato natural para ocupar
Las respuestas
negativas, sin embargo, en vez de plantear críticas constructivas, se han caracterizado por su desconocimiento
(deliberado, y hasta infantil) o por su contenido visceral—sobre todo, la
ridícula idea que la designación responde a un ajuste de cuentas con el Fondo
Monetario Internacional. La más común es la burra noción de que Carstens tenderá a privilegiar la estabilidad de precios en
perjuicio del crecimiento, y del empleo—una acusación también irónica, dado que
apenas la semana pasada se le reconoció con el Premio Nobel
de Economía a Edmund Phelps,
quién ha demostrado que no existe relación negativa a largo-plazo entre baja
inflación y desempleo.
Más allá de la persona,
sin embargo, debemos interrogar sobre las características que debe reunir una
hacienda responsable. Ante todo, un Secretario de Hacienda moderno,
responsable, conlleva una tarea capital para el futuro económico del país.
Empero, ello no es porque tiene a su cargo las herramientas de expansionismo
para lubricar la actividad de la economía nacional. Es, más bien, por el hecho
que debe reunir una capacidad probada de manejo de riesgos, de ejercer política
pública bajo un marco “risk-management.” Un
Secretario de Hacienda responsable debe tener un sentido de urgencia, un
compromiso con el crecimiento sano y sostenido, con el aumento de salarios
reales, con las reformas estructurales. Las excusas son inaceptables.
Una hacienda pública
responsable siempre debe suponer lo peor, si bien esperar lo mejor. Los altos
precios del petróleo no son para siempre; el aumento del gasto no puede darse
sin ajustes en la eficiencia del mismo; el mejor blindaje siempre será
prevenir. Y, tal como hemos insistido en este foro, un Secretario de Hacienda
responsable, con capacidad de manejar riesgos en un mundo de alta movilidad de
capitales, será uno que suponga que la probabilidad de un choque externo negativo
en el futuro es ciencia cierta, equivalente a 1. En vez de esperar el momento y
recurrir a salidas desesperadas, hasta expansionistas, un Secretario de
Hacienda exitoso habrá tomado las medidas preventivas, que haya dejado las
bases para aguantar lo peor.
Los ingresos
extraordinarios generados por los altos precios del petróleo reflejan un
espejismo fiscal de abundancia falsa. En todo caso, el próximo Secretario de
Hacienda debe buscar la autonomía financiera de la paraestatal petrolera, y
debe buscar que ingresos extraordinarios sean destinados para asuntos
extraordinarios—sobre todo, amortización de deuda pública, hasta el
financiamiento de una reducción de tasas impositivas, o incluso las necesidades
financieras coyunturales de la reorganización de gasto público.
Un grave error en el
pasado fue interpretar flujos de capitales como permanentes, no temporales; y las
fugas de capital como temporales, un episodio “transitorio,” no como un evento
permanente. Esta es una regla básica de la administración financiera moderna,
de una hacienda responsable.
Bajo esta perspectiva,
independientemente de ideologías, de partidismos, debemos preguntar: ¿Es
Agustín Carstens la persona para el puesto, para
asumir la dirección de la hacienda responsable que requerimos? Por nuestra
parte, por la trayectoria, experiencia y reputación de Agustín Carstens, no tenemos duda que la elección sería
inmejorable.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.