Hoy suena la denuncia sobre actos de corrupción para que los diputados frenen iniciativas, detengan reformas o aprueben algo en el sentido que favorezca a los intereses particulares. Pero a nadie asombra, a nadie preocupa, para nadie es noticia, es sólo una más de las ventas de garaje que estos individuos han realizado, pues la venta de votos es uno de los complementos de su “dieta” y en otros es la ganancia real de sus tres años en el Congreso de la Unión.

Y es que como cada año la discusión y aprobación del Prepuesto de Egresos y la Ley de Ingresos se transforman en la feria de prebendas, franquicias e incluso estancos para particulares, gobiernos y políticos, feria de las que los principales beneficiados son los Diputados y Senadores miembros de las comisiones que discuten los temas de “interés especial”, a todo esto se le llama “cabildeo”, pero no es así, es la forma más burda de corrupción, se vende el interés nacional delegado por los votantes en sus representantes a cambio de un viaje, el patrocinio de un causa, más dinero para sus estados y distritos, una obra aquí, un hospital allá o una maleta llena de dólares, como vimos todos en las denigrantes escenas que se trasmitieron por televisión nacional.

El tema de hoy es el impuesto a los cigarros, que se pretende utilizar como paliativo de la reforma fiscal que el Gobierno, en su conjunto, nos debe a todos los mexicanos. La lógica de esto parece absurda o por lo menos pueril, se trata de poner el amplio menú de impuestos, para ver a cuál le aumentamos la tasa y así tenemos dinero para gastar en el año electoral, sin importar a quién podamos dañar. De tal forma que este año son la tabacaleras las que pagaron por mantener la tasa de impuestos y no ver reducidas sus ventas, cosa diferente a lo que estaba detrás de la propuesta de los Diputados, que creen que con subir las tasas se recaudan más impuestos. Pero hace dos años fueron los libreros los que se plantaron, negociaron, regalaron y salieron con sus privilegios intactos y el desfile no hace más que empezar, nombren una industria y verán que hay cabildeo y privilegios que proteger.

En este año se fijó el precio del petróleo muy por arriba de lo solicitado por SHCP en sus Criterios Generales de Política Económica, sólo 5 dólares por barril, para obtener más dinero para gastar en el año electoral y sobre todo para que gasten los gobiernos estatales a los que los congresistas responden, más dinero significa asegurar hueso, popularidad o algo que vender a sus electores para su próximo cargo, pues no pueden presumir de reformas o leyes benéficas para el país que hayan aprobado en los últimos tres años.

Resulta pues claro que el Congreso esta en venta y hay muchos clientes potenciales con dinero para pagar por obtener o mantener privilegios, pero hay 100 millones de mexicanos que son los que pagan los salarios de estos diputados, que no obtienen nada a cambio de sus impuestos, ni seguridad, ni servicios públicos, ni buenas leyes, ni perspectiva de futuro. Es entonces que el país es rehén de un grupo de mafiosos organizados en partidos y que ostentan fueros para obtener pingües beneficios.