El principal fracaso de las autoridades tuvo que ver con el mantenimiento de la ley y el orden. La gran duda tiene que ver con la recuperación de la actividad económica. La zona afectada vive preponderantemente del turismo.
Nunca antes un huracán había golpeado con tanta fuerza a México. Nunca
se había quedado uno estacionado durante tanto tiempo sobre territorio mexicano.
Un día antes de llegar a tierra, los meteorólogos calificaban a Wilma como la tormenta más intensa jamás registrada en el
océano Atlántico. Los vientos alcanzaban velocidades sostenidas de
El huracán dejó una enorme devastación. Las pérdidas económicas no se
han podido calcular con exactitud, pero el número de muertos fue relativamente pequeño:
entre siete y 12, según la fuente. No son números sin importancia, por
supuesto; pero cuando se considera que un huracán mucho menos potente y que
permaneció bastante menos tiempo estacionado en Nueva Orleans
dejó un saldo de alrededor de mil muertos, nos empezamos a dar cuenta de lo que
pudo haber sido.
El principal fracaso de las autoridades tuvo que ver con el
mantenimiento de la ley y el orden. Después del meteoro, y aprovechando la
falta de electricidad, varias bandas de delincuentes se dedicaron a asaltar
primero los comercios y después las casas que habían sido desalojadas antes del
arribo del huracán. Después se lanzaron contra las viviendas habitadas y
cometieron, de hecho, violaciones y homicidios. Esta rapiña ocurrió
principalmente en Cancún y en menor escala en Cozumel.
En playa del Carmen no se registraron saqueos debido a que la policía cumplió con
su deber. En Cancún, en contraste, los policías se unieron a la rapiña.
Fue necesario que
Los servicios se restablecieron a un ritmo muy rápido si se considera
la magnitud del desastre. Cayeron 200 torres de alta tensión y miles de postes
de luz. Sin embargo, tres días después de la salida del huracán ya había
electricidad en un 25 por ciento de Cancún. El servicio telefónico empezó
también a recuperarse con celeridad, si bien se esperaba que tardara cuando
menos cuatro semanas en restablecerse completamente.
La gran duda, sin embargo, tiene que ver con la recuperación de la
actividad económica. La zona afectada vive preponderantemente del turismo. Las
promesas de las empresas de mantener bajo sueldo a sus empleados resultan poco
atractivas para decenas de miles de trabajadores que obtienen la mayor parte de
su ingreso de las propinas. Ciudad del Carmen parece estar en posibilidades de
recuperar cuando menos un 50 por ciento de su oferta de cuartos para mediados
de diciembre. En Cozumel se espera empezar a recibir
cruceros a mediados o fines de noviembre. Pero en Cancún e isla Mujeres los
destrozos son mayores y hay dudas de contar con una oferta siquiera cercana al
20 por ciento para antes del inicio de la temporada invernal el 15 de
diciembre.
Si bien los quintanarroenses se vanaglorian de tener la
capacidad de recuperar su infraestructura hotelera en un tiempo relativamente
breve, la duda es si habrá turistas que ocupen los cuartos disponibles. Quienes
recuerdan el huracán Gilberto de 1988 advierten que Cancún tardó tres años en
recobrar los flujos de turistas que tenía antes del meteoro. Y tres años es
mucho tiempo para una región en la que la mayor parte de la gente vive del
turismo pero siempre de un día para otro.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.