La Policía Federal Preventiva ha generado un alivio a la agobiada ciudad de Oaxaca. Pero
el conflicto ciertamente no se ha resuelto: por el contrario, se ha complicado.
De hecho, cada vez queda más claro que el presidente Vicente Fox no cumplirá
con su promesa de entregarle el país a Felipe Calderón con el conflicto de
Oaxaca resuelto.
La PFP ha levantado los bloqueos que la APPO mantenía en distintos
puntos de la ciudad y ha liberado la autopista a México. El turismo, principal
fuente de ingresos de Oaxaca, no ha regresado, especialmente porque los
gobiernos de Estados Unidos, Canadá, España y otros europeos han emitido alertas
a sus ciudadanos para que no visiten la ciudad; pero cuando menos la semana
pasada los negocios empezaron a limpiar sus locales y abrir sus puertas para
prepararse para la actividad que esperan que alguna vez regrese. Decenas de
negocios, sin embargo, permanecen cerrados, quizá ya de manera definitiva,
después de cinco meses de bloqueos. La
PFP ha rescatado también el canal 9 de la televisión local
que permanecía en poder de la
APPO.
La sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha
perdido cada vez más el protagonismo del movimiento. Después de los acuerdos
con la Secretaría
de Gobernación, en el istmo y en la costa miles de escuelas han regresado ya a
clases. En los valles centrales, sin embargo, las aulas permanecen sin actividad.
La APPO, apoyada
ya abiertamente por el PRD nacional, mantiene su exigencia de que el gobernador
Ulises Ruiz renuncie o sea removido de su cargo.
El apoyo político a esta exigencia ha venido avanzando. Las dos cámaras
del Congreso de la Unión
han ofrecido exhortos pidiéndole al gobernador que deje su cargo. En el caso
del Senado, incluso los priistas votaron a favor de
este exhorto. El propio secretario de gobernación del gobierno federal, Carlos
Abascal, le ha pedido a Ruiz que acepte el exhorto de los legisladores
federales, pero el gobernador ha señalado que no piensa renunciar. En este
momento sólo podría ser destituido por un juicio político iniciado en el
congreso local, pero la oposición no cuenta con los votos para que éste
fructifique.
La Policía Federal Preventiva no puede permanecer de manera indefinida
en Oaxaca. Tarde o temprano Ulises Ruiz tendrá que sobrevivir por sus propios
medios. El problema es que en los últimos tiempos los enfrentamientos entre priistas y la
APPO se han vuelto cada vez violentos. Varios muertos han
dejado estas confrontaciones. Si se retira la PFP es muy probable que veamos una verdadera
guerra civil en el estado. Los voceros del PRI en Oaxaca, de hecho, han
afirmado que a partir de ahora responderán abiertamente a las agresiones de la APPO.
El ingreso de la
PFP a Oaxaca era ciertamente indispensable. Pero los
siguientes pasos pueden ser muy complicados. De hecho, ésta será la primera
tarea de Felipe Calderón como presidente de México. Pero como hoy se ven las cosas,
habrán de pasar meses o años para que el asunto termine por resolverse.