A todo fabricante de bienes le es favorable el aumento de su mercado, mientras existan más personas queriendo comprar su producto mejor el beneficio para él, ¿no es así? En otras palabras: a un mayor tamaño potencial del mercado, mayores las posibilidades de crecimiento del empresario. Pero hay una realidad que en toda Latinoamérica existe y que es una barrera para el crecimiento, algo que es como un cáncer para el cuerpo latinoamericano: la pobreza.

La pobreza, entre otras cosas, fomenta la delincuencia, la inseguridad, espanta al turismo y en los casos más extremos, conduce a formas de convivencia que son absurdamente violentas y vulgares, sin contar que, el núcleo de la familia se destruye: hijos sin padre o sin madre, mal educados y eso se repite de generación en generación. Esto lejos de ser una desgracia moral es un verdadero espectáculo conmovedor que constituye un verdadero límite a nuestras posibilidades de crecimiento económico porque ellos viven fuera del mercado.

Es más, todo esto tiene un alto costo a la sociedad, principalmente aquella que le gusta trabajar y ganarse la vida con el sudor de su frente, que es creadora de riqueza. Es totalmente absurdo pensar que los excluidos no nos cuestan, basta ver cuanto dinero se destina para la seguridad, para los programas que ayudan a los pobres. Y lo peor de todo no es eso, sino que esos pobres están siendo oportunidades perdidas para toda la sociedad. Cada pobre que no tiene la oportunidad de consumir algo de su interés automáticamente se convierte en una merma del mercado potencial, cada persona que no tributa al fisco es una carga mayor para quien lo hace. En resumen, es una realidad que con ellos no podemos hacer negocios y no podemos beneficiarnos mutuamente.

Urge ayudar a esas personas a salir de la pobreza, es más, creo que a nadie le conviene la existencia de esa terrible masa de personas despojadas e ignorantes, hay que ayudarlas a salir de la miseria lo más rápido posible. Es un negocio que a todos nos conviene (creo que a la clase política no tanto). Y ¿Cómo hacerlo?

De una manera muy generalizada creo haber dos tipos de ayuda que han existido al menos en los últimos dos siglos de nuestra historia. Una de ellas decide que el Estado debe ayudar a los individuos dándoles vestido, calzado, escuela, comida, casa, trabajo, salud y todo lo que sea indispensable, aunque continúen privándose de lo que es de su interés. Este tipo de ayuda tiene un costo: la libertad de los individuos. La otra forma decide que cada individuo debe ser responsable de su vida, es decir, que los otros individuos, o el mismo Estado, no podrán ayudarle a no ser haciendo negocios con él, y para eso, el Estado no le impedirá hacer lo que crea conveniente para alcanzar sus metas. Esto también tiene un costo: el éxito o el fracaso.

Para saber los resultados tomemos como muestra países que han optado por esos tipos de ayuda. Corea del Norte, Cuba, China, y la Antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fueron ayudadas de la primera forma. Singapur, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Noruega y otros más optaron por ser ayudados de la segunda forma.

México está próximo a un cambio, ya tenemos una propuesta por parte de un candidato a la presidencia, creo que hasta ahora solamente él ha puesto las cartas sobre la mesa y ha ofrecido ayudar de la primera forma, los otros candidatos no se han decidido u optado abiertamente, entonces yo le pregunto, estimado lector, ¿Optamos por la primera o por la segunda?