Como comenté en el artículo de la semana pasada, la afirmación del Senador Beltrones de que los bancos estaban saqueando a sus usuarios a través de las comisiones que cobran por los diferentes servicios que ofrecen era, por decir lo menos, aventurada, una opinión sin sustento. No se puede afirmar que existe tal saqueo sin haber comprobado previamente la colusión entre las diferentes instituciones bancarias para actuar como un cartel y utilizar de esa manera un determinado poder monopólico para fijar las comisiones por arriba de las que regirían si tal colusión no existiese, única razón para poder fijarlas exógenamente. De no existir tal colusión, el nivel de las comisiones sería el de equilibrio y estaría reflejando, entre otros elementos, los altos costos  de entrada y regulatorios que enfrenta la banca y sobre los que hay que actuar para lograr un servicio bancario más barato para los usuarios.

Donde, por otra parte, sí se puede afirmar que los mexicanos estamos siendo saqueados es en muchos otros ámbitos de la vida nacional, la mayor parte de ellos ligados a la operación del sector público, aunque también en algunos del sector privado, destacando en este último las prácticas monopólicas en telefonía, cementos, notarios, transporte aéreo, transporte marítimo de cabotaje y algunos otros y sobre los cuales es necesario actuar para introducir mayores niveles de competencia que deriven en menores precios para los consumidores. Sin embargo, la mayor parte del saqueo que sufrimos todos los días los mexicanos proviene del sector público. Ejemplos abundan.

La enorme cantidad de recursos que los mexicanos destinamos a sostener una enorme burocracia federal, estatal y municipal a cambio de recibir de ellos un pésimo servicio es un saqueo, mismo que se agrava aun más cuando estos mismos burócratas extorsionan al sector privado para otorgarles toda una serie de permisos y licencias excesivas, innecesarias e ineficientes. Es también un saqueo la inmensa cantidad de recursos que destinamos a mantener un ejército de profesores en el sistema educativo gubernamental que ofrecen una calidad del servicio dramáticamente malo, fenómeno que se repite en el sistema de salud pública. Es un saqueo el que los mexicanos tengamos que destinar una enorme cantidad de recursos para mantener a los empleados, activos y jubilados de las empresas y organismos públicos, quienes obtienen salarios y prebendas y que es un verdadero insulto para todos nosotros que no formamos parte de ese grupo de privilegiados. Los empleados del IMSS, CFE, PEMEX, CLFC, bancos de desarrollo y otros nos saquean todos los días. Y qué decir del saqueo al que nos sujetan todos aquellos legisladores federales que cobran sus sueldos y obtienen sus prebendas a pesar de legislar de manera deficiente o sólo por ir a calentar sus curules y escaños y a veces ni eso.

Y entonces le podemos preguntar al Senador Beltrones y a todos aquellos otros legisladores que están preocupados por el nivel de las comisiones bancarias si el saqueo referido en los anteriores párrafos no debería merecer un mínimo de su atención dado que dicen estar preocupados por el bienestar de los mexicanos.