Los sindicatos, cual instituciones izquierdistas propias del fascismo, se coluden y protegen entre sí, aunque pisoteen los derechos de los trabajadores y de la población que nada tiene que ver con el ISSSTE, pero que también debe aportar recursos para mantener viva a esa burocracia.
Las quejas de los pacientes por el
mal servicio que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores
del Estado (ISSSTE) se cuentan por miles cada año: que necesitas esperar dos o
tres horas para que te vea un médico general, que te dan citas para que acudas
dentro de tres meses, que si no llegas con los intestinos de fuera no tienes
derecho a “servicios de urgencia”, que no hay medicinas, que el ultrasonido no
funciona, etc.
Cierto es que hay casos que son
atendidos con esmero. También hay que decir que tiene una cantidad enorme de
médicos de gran calidad. Incluso sus instalaciones y espacios son motivo de
envidia de muchos hospitales y clínicas privadas, pero, a pesar de ello ese
instituto no puede funcionar adecuadamente, debido a su propia naturaleza.
Cualquiera puede notar que la
cantidad de trabajadores asignados por metro cuadrado es más del doble del que
corresponde a una clínica privada. Esta obesidad burocrática se generó debido a
las presiones del sindicato por meter a familiares, amigos, esposas, amantes,
entenados, etc. Cada vez que había revisión de contrato, el sindicato
“conquistaba” nuevas plazas para favorecer a sus agremiados. Pero los líderes
nunca estaban contentos, siempre pedían
y pedían más con la promesa de mejorar así el servicio. A pesar de que los
hospitales y clínicas tienen un número excesivo de trabajadores, siempre dan la
impresión de que hay escasez de brazos. Se vocea cien veces para que acuda un
camillero, no hay chofer para ambulancia, no hay gente que limpie los pasillos y
los baños parecen de cantina.
¿Por qué teniendo tanto personal y
tantos recursos financieros, inmobiliarios y de espacios no brinda el servicio
que merecen los trabajadores del Estado? La respuesta es muy simple: los
burócratas carecen de incentivos para brindar buenos servicios.
En efecto, las enfermeras, los
médicos, los administrativos, todos, tienen su salario seguro, de por vida,
¿qué necesidad tienen de mover dos dedos si con uno basta para recibir su
salario? En realidad, su comportamiento es completamente lógico, cualquiera en
esas condiciones haría lo mismo. Los trabajadores prefieren esconderse y
descansar lo más posible, desayunar usando una o dos horas, llegar tarde y
salir temprano en cada jornada, tomar a fuerzas sus “días económicos”, etc. Es
decir, el ISSSTE ha tenido, desde que se creó, un largo camino para
transformarse en el paraíso de la burocracia que ha logrado conseguir su planta
definitiva. Los principales beneficiarios del ISSSTE son sus propios
trabajadores y, dentro de ellos, los de mayor rango.
Todo esto se traduce en un
sufrimiento inhumano contra los enfermos, los ancianos, los pensionados pues
cuando quieren recibir sus ahorros, ya han sido devorados por la burocracia del
Instituto. Los “derechos” que han “conquistado” los trabajadores del ISSSTE lo
hicieron aprovechando la posición del funcionario burócrata en turno que lo
menos que deseaba era que le hicieran olas y pusieran en riesgo su carrera política.
Concedían con facilidad pues así apaciguaban a las hordas sindicales. Después
de todo, nada perdían con conceder pues usaban dineros públicos.
Ahora que el gobierno propone
algunas reformas menores, los sindicatos de las universidades públicas se
desgarran las vestiduras para defender, a como de lugar a esa estructura
mafiosa, obesa y burocrática llamada ISSSTE.
Esos sindicatos que en otras
ocasiones han acusado a los funcionarios del ISSSTE de ladrones de cuello
blanco, de negligencia médica, de enriquecimiento ilícito, de despotismo contra
los enfermos, etc., ahora sacan la bandera de defensa “contra las reformas”.
Es aquí donde los sindicatos
muestran el cobre. Si en realidad estuvieran a favor de los trabajadores del
Estado, tendrían que abogar por la desaparición del ISSSTE y la creación de
nuevas instituciones que no sean parte de la burocracia gubernamental. Tendrían
que reconocer que el servicio del sector privado es diez veces mejor y abogar
para que todos los trabajadores del Estado sean atendidos en clínicas,
sanatorios y hospitales privados; tendrían que abogar por la creación de una
verdadera institución de seguro que responda por el asegurado, sin que sea el
que tenga que brindar el servicio médico para que no sea juez y parte.
Pero no, los sindicatos, cual
instituciones izquierdistas propias del fascismo, se coluden y protegen entre
sí, aunque pisoteen los derechos de los trabajadores y de la población que nada
tiene que ver con el ISSSTE, pero que también debe aportar recursos para mantener
viva a esa burocracia.
Lejos están los sindicatos de dar
una propuesta mejor que la del gobierno de Calderón, carecen de ideas, proyectos, visión. Su actitud de negar todo
no les beneficia en nada, pero es otra puñalada trapera a este pobre México que
quiere salir del subdesarrollo.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.